10 películas de Lola Flores que no te puedes perder
Una artista de raza. Un torbellino de energía pura que arrasó por los escenarios de España y México. Su talento no se quedó únicamente en las plateas de teatros, sino que protagonizó un buen puñado de películas que captaron a la perfección el duende de esta artista total. Apadrinada por Cesáreo González y Suevia Films, emprendió una carrera hacia el estrellato que ya no miraría atrás. Más racial e indomable que muchas de sus folclóricas contemporáneas, Lola Flores ayudó a renovar el género y a mostrar una imagen distinta de sus protagonistas.
Desde FlixOlé, os ofrecemos 10 películas para descubrir a esta genial artista.
Las de Caín (Antonio Momplet, 1957)
En cierta manera podríamos decir que ‘Las de Caín’, supuso la presentación para el gran público español de Lola Flores como figura y artista. Adaptación tardía de una zarzuela de los Hermanos Quintero. La aparición de La Faraona apenas consistía en una escena y su personaje, Coralito, no era más que una aparición especial. Se puede ver a esta película como una bisagra entre el relevo generacional de actores que estaban por venir. Por su metraje desfilan unos jovencísimos Juanjo Menéndez, Fernando Guillén o Agustín González.
Don Segismundo y doña Elvira son un matrimonio en apariencia feliz; en realidad están muy preocupados porque sus 5 hijas no encuentran un marido apropiado. Desfilarán una serie de caraduras, pícaros y sinvergüenzas que dejarían en pañales a los de cualquier reality actual. Mientras tanto, nuestra Lola Flores, arrasa la escena interpretando Los amores de Ana.
Pena, penita, pena… (Miguel Morayta, 1953)
Uno de los temas más reconocidos de Lola Flores, el cual también fue película. Producción de Cesáreo González y Suevia Films. El famoso empresario cinematográfico se llevó a Lola Flores a México a protagonizar esta típica película de mariachis. Caraduras y vividores que se expresan mejor que nadie a través de canciones. La formación musical de Lola le permitía competir de tú a tú con los grandes intérpretes mexicanos de la época como Antonio Badú.
Carmela es una cantante española que vende billetes de lotería. En un bar conoce a dos hermanos mariachis sin fortuna con los que no tarda en aliarse. Juntos se apuntarán a un concurso cuyo fabuloso premio les permitirá viajar hacia México. Los hermanos podrán así regresar a casa, mientas la joven protagonista intenta dar con su novio, del que no sabe desde hace meses. Una divertida y pícara comedia, el primero de los nueve musicales que interpretó en tierras mexicanas.
La faraona (René Cardona, 1955)
La Faraona. Pocos apodos han estado ligados y han hablado tanto de la personalidad de una artista como el que recibió Lola Flores. Por supuesto, que dicho sobrenombre tenía que tener su particular adaptación cinematográfica. Otra de las producciones de Cesáreo González y Suevia Films firmadas en el famoso contrato apalabrado en el Bar Chicote de Madrid, y del que fueron testigos hasta las cámaras del NO-DO. Fue en Sudamérica donde Lola recibió el pseudónimo de La Faraona, acuñado cariñosamente por el dueño de la sala de fiestas Capri.
Lola se pone en la piel de Pastora Heredia, una gitana que se desvive por los demás. Un día se entera de que su abuelo, al que apenas conocía, ha fallecido en México dejando atrás una gran fortuna. Dispuesta a cruzar el charco para reclamar el dinero, cuando ponga un pie en tierras mexicanas, descubrirá que su abuelo no está tan muerto como creía. Junto a Lola Flores, participaron grandes estrellas mexicanas de la época como Agustín Lara y Joaquín Cordero.
María de la O (Ramón Torrado, 1958)
Nueva versión de un clásico construido en torno a la figura de la artista jerezana. Historia y canción universal que interpretaron entre otras Estrellita Castro, Marifé de Triana o Concha Piquer. Para el año 1958, Lola ya era un nombre importante dentro de la producción española y se podía permitir el lujo de encabezar proyectos como éste. Y no sólo eso, sino que le acompañase su pareja en la vida real, Antonio González, “El Pescaílla”.
Una caravana de gitanos recoge a un hombre malherido. Una vez el convaleciente despierta, resulta ser un acaudalado señorito andaluz que queda prendado de la gitana María de la O. Entre disputas de amados, incluyendo al novio gitano de María, celos y cortejos, discurre una historia conocida sobre todo por sus canciones. Hasta siete son los temas que entona Lola Flores en este largometraje.
El balcón de la luna (Luis Saslawsky, 1962)
Nuestros Vengadores. Nuestra Vía Láctea. La constelación de estrellas más brillantes que se puede juntar en una misma pantalla… O al menos a lo que folclóricas se refiere. A saber, Paquita Rico, Carmen Sevilla y por supuesto, Lola Flores. Las anécdotas en cuanto al rodaje ya son legendarias y casi leyenda urbana dentro de nuestro cine. Que si no se podían ni ver, que si tenían contratos para aparecer tanto tiempo en pantalla… Sea como fuere, cuando las tres estrellas se juntan en el plano, el mundo se detiene por un momento.
No es que el argumento importase mucho, lo relevante era ver a las tres divas aparecer juntas en escena. Charo, Cora y Pili son tres chicas que cantan en un cabaret con sus dimes y diretes. En apenas 1 hora y 40 minutos de duración deberán enfrentarse a todo tipo de aventuras. Pretendientes desbocados, amores imposibles, celos profesionales… El tipo de cosas que tiene que aguantar una cuando es una estrella.
La hermana alegría (Luis Lucia, 1954)
No hay folclórica que no coqueteara con el cine religioso y que no se metiese durante una hora y media a hacer de novicia. El cine religioso casaba con los modelos de fe y estado del régimen franquista, y era habitual ver desfilar por él a algunas de las grandes divas de la época. Como ‘Mentes peligrosas‘ pero sin peligrosidad. Como ‘Aulas turbulentas’ pero sin turbulencia alguna. Aún así, la hermana alegría se atrevió a ir un poquito más allá que este tipo habitual de producciones. Quién sabe si la presencia de Lola Flores no ayudó precisamente a ello.
En Sevilla hay un reformatorio de mujeres guiado con mano severa por un grupo de monjas. Allí se encuentra la alegre Hermana Concepción, quien tiene comiendo de su palma a todas las jóvenes presentes. Cuando una nueva interna se presenta en las puertas embarazada y atreviéndose el nombre del padre de la criatura, todo el universo de la Hermana Concepción dará un giro de 180º.
Embrujo (Carlos Serrano de Osma, 1947)
Una de las películas más polémicas, y a la vez vanguardistas, de la época. Antes que Lola fuese una estrella cinematográfica, ya era una estrella en las tablas de España. Y cuando se anunció que rodaría una película junto a su pareja real, Manolo Caracol, la expectación fue enorme. Pocos se podían imaginar que las intenciones de su realizador, Carlos Serrano de Osma eran bien diferentes. No le interesaba rodar la típica película de actuaciones musicales sino que elaboró una pieza que oscilaba entre el surrealismo y el retrato real de sus artistas.
Con Fernando Fernán Gómez como cómplice, la película ha empezado a ser reivindicada como de culto tras muchos años después del estreno. El Festival de Sevilla hace poco le otorgó precisamente una distinción por su avance del cine autoral en España. La película que tuvo que enfrentarse a enormes trabas por la censura desde el guión fue considerada por el mismo órgano como digna de “ambientes de tabernuchas y borracheras”.
Lola Torbellino (René Cardona, 1956)
Cesáreo González y Suevia Films siguieron explotando durante los años 50 su fórmula de éxito. Llevar a Lola Flores a México, juntarla con otra estrella local y arrasar con todos los tópicos de las producciones locales de la época. También conocida con el inequívoco título de ‘Los 3 amores de Lola’, no es difícil saber la sinopsis de su argumento.
Una bailaora gitana llamada Lola conoce en una noche de farra al gran compositor mexicano Agustín Lara. Rauda y veloz, se desplaza hasta México donde emprenderá una nueva carrera como estrella de la canción. Por supuesto, nada podía ser tan fácil. En el país centroamericano conocerá al gran Luis Aguilar, del que caerá locamente enamorada. Y cuando el amor llega, ni siquiera el cariño de Agustín Lara por ella será capaz de hacerla cambiar de opinión. Mucha comedia y muchos números musicales.
Estrella de Sierra Morena (Ramón Torrado, 1952)
Una de las primeras películas de Lola Flores como protagonista. Clásica historia de bandoleros, gitanos, muy habitual en el cine español de la década de los años 50. En este caso con el gancho de Lola Flores, muy conocida ya por entonces por sus actuaciones en tablaos nacionales e internacionales, como principal reclamo. De nuevo, su forma de ser y su particular manera de comportarse, daban forma a una figura que se escapa del prototipo de mujer frágil y quebradiza.
Un grupo de bandoleros encuentra en el camino una diligencia volcada. Cuando divisan a una mujer moribunda, ésta les pide que la ayuden y cuiden de su hija. La mujer fenece con su último suspiro, no sin antes entregarles una sortija. Años más tarde se descubrirá que aquella chiquilla era la hija del corregidor.
La Gitana y el Charro (Gilberto Martínez Solares, 1964)
La última película que Lola Flores rodó para Suevia Films y el productor Cesáreo González. De nuevo La Faraona tiene que emprender rumbo a México para rodar esta producción. Lola vuelve a interpretar a una gitana que se gana la vida vendiendo amuletos que curan todos los males. En una plaza de un pueblo conoce a Don Antonio con quien se reta en un duelo de cantantes. El público emocionado, los vitorea pero cada uno acaba separado por un lado.
Ya de noche, el grupo de gitanos decide acampar para dormir en la hacienda del acaudalado Antonio. Éste, avisado por su criado, decide acercarse al lugar para aclarar el tema. Situación que provoca una serie de desafortunados malentendidos, pero también la oportunidad de conocer a la guapa gitana con la que se ha retado previamente.
La torbellino, la revolución en bata de cola, La Faraona. Celebra con nosotros el #CentenarioLolaFlores