Benito Zambrano, sobre su nueva película 'El salto': "La verdad duele y está bien que duela"
FlixOlé entrevista en el Festival de Málaga a Benito Zambrano que presenta su nueva película, 'El salto', un drama sobre la inmigración africana en España con la valla de Melilla como puerta a los sueños de millares de personas.
¿Cuál es el germen para hacer El salto?
Los honores son de la guionista Flora González, que es la que se atrevió a escribir este guion cuando nadie se lo había pedido. Lo hizo por su propia cuenta y medios. Los productores que compran los derechos son los otros protagonistas. A mí me llega ya el proyecto ya financiado y avanzado.
Yo llevaba años queriendo hacer una peli sobre el tema del drama y la tragedia de la inmigración. Era fundamental para mí esta peli y la cogí como propia. Lo que hice fue hacer un trabajo de investigación para empaparme y sumergirme en lo que la historia cuenta. Estuvimos en Melilla, Algeciras, hablé con un montón de gente de la población migrante, de organizaciones, etcétera.
Pocas oportunidades y muchas tragedias. ¿Cómo se construye una historia que transmita toda esa crudeza que tiene detrás la historia sin caer en el moralismo fácil?
Intentando desde el primer momento que sea lo más verdadera, lo más auténtica; estando sobre todo bien informado y saber qué es lo importante y no hacer una película para dar lástima. Es una película para contar una verdad, una realidad; contar una historia y que cada espectador sienta lo que quiera sentir. Y, sobre todo, para mostrar y visibilizar el problema: el drama.
Se trata de hablar de algo que yo creo que es importante y que es básico, que es que todos los seres humanos nos distinguimos de los de la población animal porque tenemos deseos, sueños, objetivos, no nos gusta estar quietos, queremos aprender, tenemos ansia de libertad. Entonces, si la tenemos nosotros, por qué no la van a tener ellos.
Los seres humanos tenemos ansias de libertad”
Muchos hemos emigrado para estudiar y trabajar sin problema, porque veníamos con pasaporte y veníamos de los países ricos. Pero es que hay gente que está emigrando, no porque quiera, sino porque le estamos obligando por una necesidad económica, por guerras, conflictos… Y porque hemos empobrecido: nos hemos enriquecido con los recursos de África y ahora ellos quieren también algo. Tienen derecho a algo, a la esperanza, a cumplir deseos y a tener sueños. Cuando tú lo cuentas desde la verdad y la honestidad, bien argumentado, no es para provocar lástima ni hacer una cosa melosa. La verdad duele, y está bien que duela.
La realidad del drama migratorio
En la película vemos cómo las personas acaban siendo números, luego boletos de las mafias, y después diana de los porrazos. Durante ese proceso de documentación ¿has tenido contacto con personas lo vivieron en primera persona?
Nosotros hicimos todo un trabajo de investigación que yo lo necesitaba hacer para tener el guion y porque tenía que entrar ahí y conocer bien. Estuvimos en Melilla, Algeciras, Sevilla… Hablé con bastantes chicos y chicas que habían sufrido el tema de mercadeo; leí libros de historias reales contadas por ellos; vi documentales, todos los que había, donde se veía esa realidad.
Hicimos un trabajo de investigación previo con chicos que habían sufrido estas historias reales”
Después hablé con muchos colectivos y gente experta que lleva muchos años trabajando en el tema de migración, que la conocen desde todos los lugares. Todo eso me sirvió para entender y conocer bien cuál es el problema, el sentido, significado y el dolor y el drama de lo que es el sufrimiento de este viaje.
Llegasteis incluso a construir una valla parecida a la de Melilla ¿Cómo fue el rodaje y producción de El salto?
Esa era una parte que sabíamos que iba a ser muy difícil. Teníamos dos grandes localizaciones donde íbamos a estar casi media película: reprodujimos el monte Gurugú y la valla. No podíamos ir ni a Melilla ni a Marruecos a rodar, obviamente. Entonces encontramos en Pelayo de la Sierra, al lado del pantano de San Juan, encontramos monte con pinos y después, a la afueras de Madrid, encontramos una urbanización que tenía las calles y que nos permitía construir la valla. .
Mandamos construir una valla de más de 30 metros a la empresa que se encarga de construirla en Melilla.
Fueron cinco noches de rodaje y construimos 30 metros de vallas más el foso (para lo que nos daba el presupuesto). Lo construyó la misma empresa que hace las vallas para que fueran iguales.
Remover conciencias
Esta película ¿Es una oportunidad para remover conciencias y que se piense en esta dramática situación?
Como director, para mí esta película era necesaria e importante. Como película, quiero que sea una película útil y que sea una herramienta también para sensibilizar a la gente. Quiero que sea una película que entretenga, guste y que emocione, como cualquier película. Pero lo que creo es que esta película tiene que aportar algo en ese sentido de lo que estoy hablando: de denunciar, visibilizar, de poner en primera plana el drama, dolor; contar que son personas, seres humanos, como tú y como yo; que quieren, viajan, se mueven con el mismo deseo y las mismas ansias que tú y que yo, pero además con el plus de la necesidad.
Es decir, los ricos nos movemos por gusto, placer y capricho muchas veces, y los pobres se mueven por necesidad. Esa es la verdad. Por muchas vallas, policía y leyes que tú le pongas, la gente no va a dejar de moverse, porque es así. Gracias a que se movieron en sus orígenes, nosotros existimos. Si se hubiesen quedado quietos, se hubiesen quedado en una zona endogámica.
Para concluir, nos gustaría que nos dijeses cuáles son tus tres películas favoritas del cine español
Una peli que me fascinó siempre, por lo bien hecha que está, es Los otros. También podría decir Los lunes al sol, Todo sobre mi madre… Bueno, y de Isabel Coixet y Alberto Rodríguez. Tenemos, afortunadamente, maravillosos y estupendos directores y directoras, con un cine maravilloso.