Icíar Bollaín, realizadora de 'Soy Nevenka': "Hay gente a la que le pone ejercer el poder"
FlixOlé charla con la realizadora Icíar Bollaín, que presenta en la Sección Oficial del Festival de San Sebastían, 'Soy Nevenka', una película basada en el caso real de la concejala de Ponferrada que denunció al alcalde de la localidad por acoso sexual.
Soy Nevenka es la cuarta película que presentas en la Sección Oficial de San Sebastián ¿Qué sientes al regresar al certamen?
Mucha ilusión porque no es fácil. Antes de que nos seleccionaran, la gente me decía que seguro que iba a ir y les tenía que responder que hay más de 2000 películas que se presentan a competición de la temporada que entra del cine español. No te garantiza nadie nada así que cuando nos lo confirmaron, me llevé una alegría gigante.
Te presentas con una historia que copó los informativos a principios de los 2000, ¿te coincidió mientras creabas el guion de Te doy mis ojos, película que abordabas el maltrato?
Todavía no. Empezamos con el guion de Te doy mis ojos alrededor de 2002 y no lo relacioné en su momento. No lo asocié, el cómo sería la comunicación, la historia de Nevenka tan ajena a que había un agresor y una víctima. Su historia se contó de otra manera, se contó diferente.
La historia de Nevenka se contó de otra manera. Sin haber una víctima y un agresor"
Una dolor real
¿Cómo recuerdas el caso y cómo ha cambiado la percepción cuando has decidido llevarla al cine?¿Qué es lo que te ha motivado hacer la película?
La figura que se comunicó fue la de una chica joven, ambiciosa, incluso trepa y sospechosa. Desde luego no era la víctima de un acoso sexual y laboral tan bestia como sufrió. Al conocerla me he encontrado a una mujer muy dulce, muy brillante, que aquello le marcó. A las víctimas de acoso aunque salgan y rehagan su vida, les queda algo de supervivientes de algo muy traumático. Ahora mismo vive una vida muy feliz con su pareja y sus hijos y que ha colaborado con nosotros.
Todo el proceso ha sido un descubrimiento de muchas cosas. Lo primero, de esa Nevenka real y luego de esa sociedad que nos fuimos a descubrir. Ha sido una investigación de esa España de los 2000 porque nosotros hablamos de Ponferrada pero en el fondo todos estábamos ahí y de cómo veíamos un caso así. De cómo de una situación de acoso obvia, no se actúa, de ese silencio cómplice que rodea al bullying.
Yo creo que la película tiene un efecto que no me esperaba y es el de reflexionar acerca de cuánto hemos cambiado. Al hacer la película creía que era importante hablar de esto, de describir el acoso porque no tengo del todo claro que lo tengamos bien entendido pero lo que no pensé es que fuese a haber este efecto rebote de pensar en dónde estamos ahora.
La película tiene un efecto inesperado el de reflexionar sobre cómo hemos cambiado"
Abordas el relato introduciendo también el consentimiento inicial de Nevenka (condicionado por el abuso de poder) para después exponer el acoso sexual. ¿Hemos cambiado tanto en este tiempo para entenderlo?
Como en todas mis películas, creo que nace primero de los personajes. Es decir, no es la trama lo que me lleva a los personajes, sino al revés. Yo tenía ganas de juntar a dos individuos cercanos a mí en muchas cosas en edad, en condición, en dudas. Con mucho sentido del humor, y con mucha ligereza, la película habla de temas muy serios en los que creo necesario que corra el aire: el desamor, el paso del tiempo… La culpa está muy presente en la película, o el miedo al paso del tiempo.
Con una historia así de dura ¿Cómo lo trabajaste para no caer en el sentimentalismo o melodrama que tanto evitas en los dramas sociales que abordas en tus películas?
La historia es lo suficientemente dura como para no insistir. Los hechos son los que fueron los que se reconocieron en la sentencia y yo intento ser un poco austera porque tampoco me gusta hacer apología del dolor ni de la violencia. Sugiriendo se consigue mucho.
El acoso tiene un momento de acoso sexual físico, pero previo a eso, para que una mujer no se vaya, hay todo un acoso moral como le preguntamos muchas veces a Nevenka. Hay toda una destrucción de la persona. Si conseguía contar ese proceso, entenderíamos por qué no se va, por qué se queda bloqueada o paralizada.
Cicatrizar las heridas
Estuvisteis en contacto con la propia Nevenka ¿Qué os transmitió durante el rodaje y después de ver la película?
Mucha emoción. Nevenka tiene una cosa que la honra mucho y es la voluntad de que su caso sirva de aprendizaje. Ve en la película una posibilidad de que el tema se entienda mejor, que a las víctimas también se las entienda mejor. Me imagino que es una mezcla, ver tu historia real que debe ser muy impactante, pero también trascender de lo personal y ver que hay algo más que se puede comunicar.
El casting ha sido una parte fundamental ¿Cómo ha sido trabajar con la pareja protagonista (Mireia Oriol y Urko Olazabal) y qué aportaron al filme?
Trabajar con ellos ha sido un gusto porque son los dos grandes colaboradores, son valientes, se han echado a las escenas, luego han creado una relación entre ellos muy bonita, de mucha complicidad, y yo he intentado que estuvieran siempre cómodos también en esas escenas. Me importaba mucho que no se sintieran mal.
A veces, hay escenas incómodas físicamente, como a veces hay escenas más difíciles de hacer, como por ejemplo, un momento en la cafetería que ella llega enfadada porque le ha puesto una nota y él empieza de broma y la cosa se va torciendo. Entonces ella, que llega fuerte, acaba completamente desarbolada. Ese es el perfecto ejemplo del acoso. Conseguir eso, que Urko diera una de cal y una de arena y que ella transmita con credibilidad que esté confusa es muy complejo y lo hacen los dos de maravilla. Esa escena, por ejemplo, para mí es muy clave.
El acoso va más allá de lo físico, es la destrucción de una persona"
Luego te metes a la escena de sexo y son incómodas para todos. Tienes que encontrar otra vez el punto, porque es una escena consentida, pero es una escena que no es bonita, no es romántica, no hay intercambio, no es una escena de ida y vuelta. Está él a lo suyo y ella un poco desbordada, pero no puede ser una violación porque teníamos que contar que había una relación consentida por muy incómoda que fuera. Entonces, bueno, esa también andábamos ahí, como lo hacemos, como no lo hacemos.
Mireia estaba incómoda porque la escena es incómoda así que con cariño, intentamos todo el rato sentir un ambiente de trabajo y de complicidad.
Y sobre las localizaciones… ¿No pudisteis pisar Ponferrada para rodar?
No, fuimos a preguntar, a pedir permiso para rodar. No hubiéramos rodado tampoco tanto allí porque había un acuerdo con Bilbao por un tema de financiación muchos interiores se iban a rodar allí. Pero sí que nos interesaba poder rodar en el castillo, poder rodar en algunas calles, algunos exteriores. Bueno, pues no contestaron. Lo dejaron ahí, en el limbo administrativo y entonces nos movimos.
Me dio pena porque hubo gente que nos ayudó en Ponferrada, en la investigación a Isaac Campo y a mí. Y bueno, pues quieres devolver la atención que te han prestado, pero en cine estas cosas también pasan. Y la verdad es que en Zamora nos ayudaron un montón, nos abrieron muchas puertas, tuvimos decorados extras que no hubiéramos tenido en Ponferrada… En cine pasa mucho que ruedas en otro lugar por diferentes circunstancias. Pero este señor pesa y pesa mucho aunque esté allí jubilado.
Ruedas con bastante periodicidad ¿En qué futuros proyectos te vamos a poder ver?
Espero rodar otra el año que viene, a ver si se encaja todo y la puedo hacer. Estoy en ello.
Y para terminar, ¿cuáles serían tus películas de cabecera del cine español?
Pues hay muchas. Me impactó mucho La caza de Carlos Saura. Las de Berlanga son maravillosas. Y más recientes… Hay muchas, pero me cuesta encontrarlas. Las de Borau, por ser diferentes y por ser originales. Me voy atrás. No sé por qué. Hablamos esta noche fue también un antes y un después. Hay un documental reciente de una compañera, Almudena Carracedo que es El silencio de otros que me impactó… por decir también algo más actual. Me parece un gran documental.