Los homenajes de Saura a otros artistas: Goya, Buñuel y San Juan de la Cruz
![Goya en Burdeos, de Carlos Saura Carlos Saura dirige Goya en Burdeos](https://flixole.com/wp-content/uploads/2023/02/Goya-en-burdeos-articulo-1024x576.jpg)
70 años de creación artística dan para mucho. El próximo premio Goya de Honor Carlos Saura continúa rodando a sus 91 (con una nueva película en cartelera); ahora, principalmente, sobre lo que le apasiona: la pintura, el folclore o la esencia cultural de cada lugar. Atrás quedaron los, por otra parte necesarios, años en que revolucionó el cine español con películas enigmáticas y repletas de metáforas que explicaban lo más oscuro de la sociedad española de su tiempo. Todos las tenemos en mente: La caza, Peppermint Frappé, Cría Cuervos, El jardín de las delicias, Elisa, vida mía, Mamá cumple 100 años…
Ya en los años 80, y salvando excepciones como Ay, Carmela, Taxi o El 7º día , Saura ha actuado como transmisor de su inmenso bagaje cultural. Una suerte de maestro que, mientras iba conociendo los secretos del flamenco y la danza, nos regalaba obras como Carmen, El amor brujo o Bodas de sangre. Asimismo, nos acercó a fenómenos análogos en otros países como el Tango argentino o el fado portugués, siempre añadiendo su toque preciosista en campos como la puesta en escena o la fotografía.
Pero la fascinación de Saura no solo se ha volcado en las disciplinas artísticas, sino también en las figuras que han hecho historia en nuestro país. El director aragonés, cuyo principal referente cinematográfico ha sido su paisano y amigo Luis Buñuel, idolatraba la pintura de Goya, los versos de Lorca o incluso la dimensión espiritual del poeta San Juan de la Cruz. A partir de 1989, Saura iniciaría un tríptico dedicado a estos artistas, cada uno de una época distinta, con las películas La noche oscura, Goya en Burdeos (reciente estreno en FlixOlé) y Buñuel y la mesa del Rey Salomón.
Aproximación a San Juan de la Cruz
Año 1973. Carlos Saura estrenaba Ana y los lobos, una película que encerraba varias de las constantes de su cinematografía en aquella época. Uno de sus personajes clave era Fernando (interpretado por Fernando Fernán Gómez), quien se aislaba de su familia y se recluía en una cueva por su propia voluntad. Ahí encontraba la paz leyendo y recitando poemas de San Juan de la Cruz, como si fuera un trasunto del propio autor durante su cautiverio -en este caso, forzado- en el convento de Nuestra Señora del Carmen de Toledo.
Este interés de Saura por el santificado Juan de Yepes lo llevó a acometer, en 1989, el rodaje de La noche oscura, centrada en los nueve meses de arresto y cautiverio del poeta místico; fue allí donde este ideó – algunas de ellas mentalmente, ya que no disponía de medios para escribir- sus obras más valiosas como ‘Cántico espiritual’ o ‘Noche oscura del alma’.
Austera, íntima y valiente. El director aragonés, a través de su protagonista Juan Diego, mostró la virtud espiritual y literaria del personaje. Pero tampoco dudó en interpretar, a través de imágenes, el erotismo y sexualidad que desprendía su poesía. Algo que, tratándose de un icono del cristianismo, podía levantar algunas ampollas. La encargada de encarnar esta “debilidad” por la carne fue Julie Delpy.
La noche oscura es, en definitiva, una aproximación al personaje que muta entre la rigurosidad histórica y la libre interpretación que Saura hizo del mismo. Una película de tono sombrío pero que no olvida la luz, destacando esos momentos de comunión con Dios -y aquí cobra gran importancia la fotografía de Teodoro Escamilla- y su producción literaria desde el encierro.
![Juan Diego en 'La noche oscura' (Carlos Saura, 1989)](https://flixole.com/wp-content/uploads/2023/02/La-noche-oscura-INSTA-1024x691.jpg)
Goya en Burdeos, de virtuoso a virtuoso
Dos siglos después de San Juan de la Cruz, la vida de otro genio y obsesión personal de Carlos Saura también merecía ser contada en imágenes. En Goya en Burdeos, el cineasta partió de la vejez y exilio del pintor en dicha ciudad francesa para que este rememorase sus pasajes vitales más importantes. Goya, encarnado por un espléndido y crepuscular Paco Rabal, repasa, casi senil, su milagrosa obra y vida personal. En un imposible juego de luces y sombras llevado a cabo por Vittorio Storaro veremos, por un lado, los tonos sombríos del Goya anciano que contrastan con el fulgor de su época dorada anterior, que interpreta José Coronado.
¡No me voy a morir! Voy a vivir, por lo menos, 99 años…¡Como Tiziano!
Carlos Saura sabía bien que explicar a un artista como Goya era también explicar el tiempo en el que vivió; por eso, su vida, su obra y la España de la época están íntimamente relacionadas. El pintor que formó parte de la cámara real para, años después, desmarcarse del régimen y tener que afrontar el exilio. El mujeriego que sedujo a la Duquesa de Alba. El hombre que, sordo y viejo, revolucionó el arte con las Pinturas Negras. Todo Goya está en esta película de Saura donde se aprecia, del primer al último minuto, la admiración del director por el pintor.
Y Goya tuvo sus Goyas. En concreto 5 “cabezones” de 10 nominaciones en los premios. Mejor actor principal para Rabal, mejor fotografía, dirección artística, diseño de vestuario y maquillaje y peluquería. Aunque su mejor legado, pensamos, es el irresistible impulso de acercarse al Museo del Prado y devorar todo Goya (como su inmortal ‘Saturno devorando a su hijo’) tras ver esta película.
Las aventuras de Buñuel, Dalí y Lorca
El tercero de los homenajes fílmicos de Saura fue a su gran maestro cinematográfico: Luis Buñuel. Sordo, aragonés y genio, como Goya. Amén de las referencias que Carlos Saura hizo al cineasta durante toda su carrera, quiso dedicarle Buñuel y la mesa del Rey Salomón. Una obra que, lejos de ser un biopic, se trata de un film metacinematográfico que narra las aventuras de tres amigos: Buñuel (interpretado por Pere Arquillé), Dalí (Ernesto Alterio) y Lorca (Adriá Collado). Casi nada.
Tres mentes brillantes que convivieron y estrecharon lazos en Toledo, donde tiene lugar la búsqueda de la mesa, cuenta la leyenda, del Rey Salomón. Una historia que no sucede realmente, sino que está en la cabeza del Buñuel maduro (interpretado por El Gran Wyoming) que idea el guion de una nueva película.
Surrealismo, humor, aventuras, acercamiento a los artistas…todo tiene lugar en esta película que se aleja del tono más grave de las dos anteriores y desmitifica, en el buen sentido, a tres de los nombres más importantes de nuestro siglo XX. Buñuel y Saura, por encima de todo, fueron amigos, y por eso Buñuel y la mesa del Rey Salomón es una oda a la amistad como motor que da sentido a nuestras vidas.