Peppermint frappé: La Palma de Oro que pudo ser
La historia le debe una a Carlos Saura… O al menos eso pareció reconocer el Festival de Cannes cuando en la edición de 2018 se decidió a proyectar finalmente Peppermint Frappé tras 50 años de espera. ¿Por qué finalmente? Porque la proyección que tenía que haber ocurrido en el certamen del año 68 nunca se pudo celebrar y forma parte de uno de los momentos más célebres de la historia del Festival. De hecho, esa edición es una de las cuatro ediciones en las que el certamen no ha podido celebrarse en toda su historia, siendo la más reciente la de 2020.
Lo que pasó aquel mayo del 68 forma parte de la historia moderna francesa. Una revolución social y estudiantil de carácter izquierdista que aspiró a cambiar el rumbo del país y que alteró para siempre el Festival de Cannes. Lo que poca gente conoce es la intrahistoria de lo que ocurrió aquella mañana de un 18 de mayo.
Un viaje accidentado
La carrera de Carlos Saura continuó viento en popa, uniéndose al productor Elías Querejeta con quien empezó a trabajar en La caza. Su cuarta película, Peppermint Frappé, sería seleccionada dentro de la Sección Oficial del Festival de Cannes de 1968. Las noticias no podían ser más positivas. Saura se había convertido en uno de los cineastas más emergentes del momento y los mentideros bullían con las posibilidades de una Palma de Oro. Sin duda, podía ser su año. El propio Carlos Saura comenta que se aventuró a coger una furgoneta Wolkswagen y emprender ruta hacia Francia junto a su actriz y pareja en aquel momento, Geraldine Chaplin. Una vez llegados a París, se encontraron con las primeras protestas y piquetes del Mayo del 68. La revolución había estallado y les había cogido en medio.
Mientras las calles de París ardían, las protestas empezaban a llegar a los círculos internos del Festival. Cannes hasta entonces era un símbolo de poder y cultura del gobierno francés de Charles de Gaulle que permitía cierta libertad al certamen… Lo que no contaban es con una generación de autores aguerridos en lo ideológico que se postularon con los ideales revolucionarios de los jóvenes que estaban tomando las calles. Liderados por los autores más destacados de la Nouvelle Vague como Godard, Truffaut o Malle pidieron la suspensión del Festival. Ante la negativa del gobierno francés por detener la muestra, se empezaron a organizar para boicotearla desde dentro. Primero convencieron a algunos miembros del jurado como Roman Polanski para que renunciaran a sus cargos. Años más tarde, el propio Polanski matizaba su participación en la revuelta aludiendo que aquello poco tenía que ver con las revueltas y los estudiantes sino con el ego de algunos de los implicados.
Arde París
Con la excusa del apoyo a Henri Langlois, director de la Cinemateca que había sido destituido, se forma un comité de apoyo. Comité de apoyo que se convertiría en casi Comité de Guerra cuando estallan las protestas dentro del propio Festival. Encabezados por Jean-Luc Godard. el más vociferante de todos los congregados, irrumpen en la pequeña sala donde iba a presentarse por primera vez Peppermint Frappé. Godard se tira un órdago anunciando que han tomado el Palais. Truffaut armado con un micrófono, anuncia “Todo lo que es digno o importante está paralizado en Francia. Propongo que paremos Cannes para reunir a los Estados Generales del cine francés”.
La multitud se encuentra dividida, unos abuchean, otros aplauden. Carlos Saura, convidado de piedra, decide apoyar la protesta y se amotina junto a Geraldine Chaplin impidiendo que se abra el telón. El jurado en pleno anuncia su renuncia. Godard se pronuncia pidiendo que los pases de las películas se realicen sin público mientras la audiencia apremia para que comience la proyección.
Batalla campal en el Palais
La luz se apaga, comienza la proyección. Los protestantes ocupan el ancho de la pantalla impidiendo la normalidad de la sesión. Entran las autoridades para intentar asegurar la proyección de aquellas películas extranjeras que han confiado en el Festival. Los protestantes nuevamente. Comienzan las hostilidades. Aplastan a Truffaut contra el piso. Vuelan los puñetazos y Godard recibe uno de los más sonoros.
El caos se desata en la sala cuando se escucha un chasquido y se confunde con el sonido de una cerilla encendiéndose. Ante el miedo real de salir ardiendo todos los presentes, se decide evacuar la sala. Peppermint Frappé es la única película cancelada oficialmente por Mayo del 68 y la única que se pudo entrever en aquel certamen.
Las consecuencias del caos
Las consecuencias de aquella edición del 68 quedaron para siempre grabadas en la historia del festival. No sólo dio lugar a algunas de las imágenes más icónicas de todas sus ediciones sino que sirvió para que se formase la Quincena de realizadores, un festival en paralelo al oficial que pretendía apoyar un cine más libre e independiente. Algunos de los cineastas que sufrieron la cancelación de sus películas – Jan Nemec, Milos Forman, Alain Resnais o Jiri Menzel – volvieron a pasearse con sus siguientes largometrajes por La Croisette… Y a nuestro protagonista, Carlos Saura, siempre le quedará el recuerdo de aquella proyección caótica y perdida que no pudo ser.