ESPECIAL FESTIVAL DE MÁLAGA
Karra Elejalde: “La adolescencia y la vejez son los momentos más sensibles del ser humano”
En la última década Karra Elejalde se ha convertido en sinónimo de éxito en el cine español. Desde que protagonizó la saga Ocho apellidos vascos, el intérprete vasco no ha parado de trabajar y en su última película se lía la manta a la cabeza y protagoniza una epopeya espacial. Repasamos con el intérprete algunos de los mejores momentos de su carrera.
¿Cómo entraste en este proyecto de Kepler 6º B y qué se va a encontrar el espectador con esta película?
Me llamó Alejandro (el director) y me dijo: “Karra, tengo un guión, te lo mando”. El precedente es que Alejandro y Willy, su ayudante de dirección, me hicieron el storyboard de ‘Torapia‘. Yo me quejaba porque no dibujo como ellos y ellos me acabaron haciendo el estilismo. Los conozco desde hace 15 años, desde que eran muy jovencitos. En cuanto me mandó el guión, me fascinó. Me pareció que era un Don Quijote cósmico, que había referencias a Cervantes, un homenaje a El Principito e, incluso a Orwell, Asimov, ‘Alien‘ … Y dije: ¡Hostia!, me pareció una fábula preciosa, no exenta de crítica social.
La película tiene un poco de Asimov, de El Principito, Orwell, Alien…” (Karra Elejalde)
Yo creo que nos hace reflexionar sobre dos estadios del ser humano, si tienes la suerte de ser longevo, que es la adolescencia y la senectud. En el caso del personaje de Daniela Pichot, fantástica, es la adolescencia. Es una niña maltratada, su mamá murió. Esta niña es magrebí, del norte de África, probablemente argelina. Y su padrastro la tiene. Es un alcohólico que no la trata bien. Está necesitada de alguien que la ayude, en este caso una mamá, un papá de verdad.
Por otra parte, yo, que estoy en la senectud, estoy con síndrome de Diógenes. Recojo de la basura cosas para crear mi mundo. Dicen que el cerebro humano es capaz de hacer “crack” cuando ya no puede más. Este hombre está justificado porque me daba mucho miedo en el guión. Este verbo que tiene el tío… A veces se tiene que confundir explicando cosas pero de algún modo lo justificamos porque es un chalado, tiene entre su atrezzo, sus cosas… Un montón de películas, de libros de Asimov, libros de Orwell, libros porque trabajó en un planetarium y que además era de mantenimiento. O sea que estaba justificado. Era un manitas.
Podíamos hablar de un tío que está justificado que se haya creado ese mundo y, dentro de ese mundo, para él las cucarachas, los extraterrestres, son todo aquello que socialmente a una persona de esa edad le putea…Que es el del agua, el de las luces del butano que me quiero quitar de esto de la americana Express, Si usted tiene que mandar un correo pulse 1, pulse 5…
Reflexionar sobre esos dos estadios, esas dos franjas de la vida de una persona que son la adolescencia. y la vejez. Es decir, son dos momentos de la vida de una persona muy sensibles, donde se necesita de ayuda y de apoyo. ¿Qué encuentra ella en mí en forma de abuelo? Pues a un padre o a una madre ¿Qué encuentro yo en ella? Cuando eres abuelo, ya no puedes llamar a mamá, así que una hija en forma de nieta que no lo es. De alguna manera, el uno y el otro vienen a intentar endulzarse la vida. Con una enorme generosidad, ella alimenta mi fantasía mientras intenta decirme: “¡Jonás, déjate de hostias, tío!”.
Mi personaje encuentra una nueva hija con Daniela y ella una figura paternal conmigo” (Karra Elejalde)
Al final la película tiene ese final agridulce que no vamos a desvelar. Yo en la búsqueda de ese compañero de vuelo que encuentro en forma de nieta y ésa es la peli y me fascinó, me pareció maravilloso. Y sé que con esta pregunta te estoy contestando a casi todas.
Tu compañera protagonista es una joven debutante y también es el primer largometraje del director. ¿Cómo habéis vivido este contraste?
El director es el director. Es el que manda. A mí no me gustaría que me viniese un actor veterano diciendo: “Oye, tú, te cambio esto”. Todo lo que puedes sugerir, decir que no lo ves claro… Este no es Jonás. Esta frase no la diría. No tengo justificación para esto, puedo poner alguna pega si eso…
En el caso de ella, apoyo. Es muy difícil que quede química en el producto si en lo humano no se da un mínimo. ¿Entonces qué generas? La niña es maravillosa, es simpática, muy inteligente, la cámara le quiere; es muy guapa, tiene talento y es muy intuitiva. Entonces era muy interesante hacerle bromas de cachondeo. No es una estrategia, digamos, surgió como ser humano. Si hay buen feeling, después va a haber una confianza enorme.
En los rodajes, el componente humano es fundamental” (Karra Elejalde)
¿Lo difícil? Mucho humo. Soy asmático en un piso que era de 70 metros cuadrados, 50 personas de un equipo, ruido constante, muy pocas semanas de trabajo, muy poco presupuesto. ¿Momentos de felicidad? Aquellos en los que alguien pedía silencio y Alejandro, Daniela, la niña, y yo veíamos qué tocaba a hacer ahora. Todo esto es una preparación previa, es muy importante el componente humano dentro de un rodaje y tuvimos semanas previas para conocernos mejor e interactuar.
Viviste en primera persona ese surgir de un montón de cineastas vascos como Juanma Bajo Ulloa, De la Iglesia, Imanol Uribe… Se hizo un cine muy fresco en la España de los 90 que recuerda un poco a esta película. ¿Cómo recuerdas aquellos años?
El cine es un poco como el fútbol. Los festivales de corto son la cantera y los futbolistas ahí son los directores. Puedo hablar de cortos de Julio Medem como ‘Las 6 en punta‘, puedo hablar de cortos de Bajo Ulloa como ‘Cien aviones de papel‘ o ‘El reino de Víctor‘. Puedo hablar del primer corto de Álex de la Iglesia que era ‘Mirindas asesinas‘; el primer corto de Nacho Vigalondo que era ‘7.35 de la mañana‘. A mí a veces me preguntaban, ¿por qué hay tantos directores vascos? Pues lo hay porque en Euskadi siempre ha habido escuelas de cine, centros de imagen y nuevas tecnologías; y sobre todo lo que había era magníficos festivales de corto. Entonces cuando se dan esas circunstancias estás generando cantera.
Yo puedo decir que he visto a cortometrajistas que hoy en día son grandísimos cineastas. Y luego tuve la suerte de ser un actor que hacía las óperas primas de gente como Balagueró, Bajo Ulloa, Medem, Álex de la Iglesia, Vigalondo… Los he conocido como cortometrajistas, luego como directores y luego más adelante como figuras. Por eso, porque lo he vivido, puedo decir sin temor a equivocarme que los festivales de cortos son la cantera, si queremos que la “industria”, esta patata, siga prosperando.
Echando la vista atrás… ¿Qué nos puedes contar de películas como Vacas, La madre muerta, Acción mutante…?
Mi primer papel protagonista es La madre muerta, es una película que marca. Hay mojones en la trayectoria profesional de un ser humano… Porque a mí no me gusta llamarlo carrera. Airbag es otro gran momento profesional de mi vida. Indudablemente, Mientras dure la guerra de Alejandro Amenábar. Hay películas como Días contados de Imanol Uribe o Vacas de Julio Medem que marcaron pero estas que te digo que para mí marcaron un antes y un después. Pero también, la última película que he estrenado, Vasil o esta misma película, son proyectos de los que estoy orgullosísimo.