ESPECIAL FESTIVAL DE MÁLAGA
María Vázquez: “En la precariedad laboral es donde está el mayor de los males”
María Vázquez debutó bastante joven en el mundo de la interpretación. Siempre vinculada a su Galicia natal, saltó de la televisión al cine, de comedia a drama, sin abandonar nunca la pasión por su profesión. Matria le devuelve ahora al escaparate del gran público sin haber sacrificado un ápice de su identidad como actriz y persona.
¿Qué nos puedes contar acerca de tu personaje? ¿Cómo entraste en este proyecto de un director novel?
María Vázquez: Mi personaje es una mujer normal y corriente, obrera, que lucha día a día, como tantas otras, por sobrevivir con mil trabajos precarios y con mil palos que le da la vida, porque al final no cede a sus trabajos. Tampoco nadie les da valor, ni dentro ni fuera del hogar. Es un personaje que, aparentemente, es una roca resistente, fuerte, que puede con todo. Pero como no es una superheroína, porque nadie puede con todo, su aprendizaje a lo largo de la película es el poder parar, el poder poner límites y el poder mirarse a ella misma y decir: ¿Qué quiero de mi vida?¿Dónde voy? ¿A dónde puedo ir?¿Me gusta realmente la vida que tengo?
Y sobre cómo entré en el proyecto… En Galicia nos conocemos todo el mundo (ríe). Álvaro es director novel como película larga, pero ya tiene una trayectoria de cortos impresionante. Trabajé con Álvaro, él como montador, en una película que se llama Trote y ahí nos conocimos. Nos entendimos bien porque hablábamos de cine, de interpretación, de muchas cosas. En su último corto llamó a mi hijo para hacer un papelito… Y nos fuimos haciendo amigos. Cuando me contó el proyecto tampoco me contó mucho, fue una especie de confianza mutua porque él me fue dando el guion poco a poco. Yo creo que para no asustarme, hizo muy bien (ríe).
Es un personaje que parece una roca resistente, fuerte, que puede con todo… Pero no es una superheroína, nadie puede con todo”
Empezamos a trabajar sobre el personaje y tuvimos claro enseguida que queríamos seguir adelante, que a mí me faltaba mucho para llegar a ese personaje lingüísticamente, físicamente… Muchas cosas. Pero él confió en que podía llegar y yo confié en que me iba a ir soltando poco a poco y que, aun sin saber cómo era el personaje, me fiaba totalmente. Y así fue como empezó, pero todo se inició un año antes de rodarse; entonces también íbamos con confianza de que había mucho tiempo para prepararlo.
Ramona es muy fuerte y frágil al mismo tiempo. ¿Cómo ha sido ese proceso de asimilación de ese personaje?
Fue muy progresivo. Aparentemente parece fácil, pero es verdad que no lo fue porque hubo mucho trabajo. Poco a poco fui haciendo un trabajo de inmersión en la zona, porque esa zona no tiene que ver ni con donde yo vivo, ni de dónde vengo, ni cómo es mi habla en gallego; ni el carácter. Por eso trabajé mucho con las de la conservera, trabajé en el barco de mejillones, fui a la batea bastantes veces… Y no de forma anecdótica.
Tenía que hacer un trabajo que se llama encordar el mejillón, que luego se ata en la batea, y el patrón del barco me mandó ir muchas veces porque decía que lo hacía mal (ríe). “¡Tiene que volver, tiene que volver!” Y yo otra vez a las 4:00 de la mañana porque se sale muy pronto. Pero todo esto me dio mucha idea física, también del cansancio de sus oficios, y me iba ayudando con el lenguaje, que luego tuvo un apoyo lingüístico extra antes de rodar; trabajé con una lingüista bastante tiempo. Y luego Francis (la protagonista del cortometraje Matria), que es el origen de toda la historia: yo digo que fue mi segunda coach. Estaba Álvaro y luego fue ella quien me fue metiendo, me fue contando muchas cosas, nos hicimos amigas y ella me contó muchas cosas de su vida que para mí han sido un regalo para mí y para el personaje.
El tono de la película es muy realista y se tratan muchos temas actuales. ¿Sentiste eso como real?
Bueno, es que eso pasa, ¿no? Entonces no me es ajeno y es una causa por la que también me gusta luchar. Me gusta mucho esta película porque me define en cuanto a las cosas que quiero contar y mostrar. Claro que sí que lo noto. Además, la peli es muy inteligente en ese sentido, ya que habla de la precariedad laboral en primer término. Yo creo que ahí es donde está el mayor de los males…Cuando tú tienes una precariedad laboral tan grande, es muy difícil salir de ese sistema tóxico en el que estás metido y darte cuenta que es tóxico porque estás simplemente intentando sobrevivir.
Por eso creo que es tan importante reivindicar los derechos laborales de las mujeres que todavía no están equiparados a los de los hombres; y los trabajos de los cuidados domésticos ahora se empiezan a valorar en la nueva ley de trabajo. Pero todavía son sueldos muy precarios que es necesario solventar para que las mujeres en esas situaciones puedan ser libres de verdad.
Esta película me define en cuanto a las cosas que quiero contar y mostrar”
¿Qué recuerdos te vienen a la cabeza al retrotraerte a títulos tuyos como El año de la garrapata, Mataharis… (algunos de los cuales están en FlixOlé)?
Qué diferencia de películas, ¿no? Me gusta porque no tiene nada que ver la una con la otra. El año de la garrapata no la he vuelto a ver, pero creo que es una peli que, hoy día, no sé cómo cómo sobreviviría en cuanto a pasar el “test feminista”. Pero lo pasamos muy bien. Lo recuerdo muy bien porque fue de las primeras películas que hice en Galicia. Ya había hecho Silencio roto y otras películas fuera, pero esta fue de las primeras que hice en mi tierra y por eso la recuerdo con mucho cariño. El director Jorge Coira es amigo, ahora es productor también y sigo trabajando con él. Para mí, venir a Galicia y trabajar en Lugo, cerca de mi pueblo, fue muy divertido.
Y sobre Mataharis… Yo creo que Silencio roto, Mataharis y El año de la garrapata han sido las tres películas que me han marcado vitalmente. Mataharis también fue un punto de inflexión porque me nominaron en los Goya. Pero, curiosamente, después de esa película hice un parón porque a mí me revolucionó, como pasa con las películas que te cambian la vida, que te tocan. Porque me supuso una reflexión con qué tipo de vida quería tener. Y ahí dije: me gusta mucho mi profesión, pero yo quiero tener vida personal.
Me gusta mucho mi profesión pero quiero tener una vida personal”
Mucha gente me dijo ¿por qué paraste? Bueno, fue lo que sentí y nunca me arrepiento de las decisiones que tomo porque son las que tengo que vivir en ese momento. Y además, tengo una familia maravillosa: cada día que la veo ¿cómo me voy a arrepentir? Pero sí, esas tres películas son experiencias vitales que me llevo para siempre.
En cine llevabas un tiempo sin hacer un papel tan protagonista. ¿Dirías que éste puede ser uno de los papeles de tu carrera cinematográfica?
Yo creo que sí. Pero más allá del personaje y de mi carrera profesional, diría, y supongo que en el fondo va unido, que de los más importantes de mi vida porque para mí ha sido más que un papel, una experiencia vital. Igual es muy fuerte decir que me ha cambiado la vida, pero sí la visión de ciertas cosas de la vida. Ha sido una experiencia vital tan brutal…: Conocer a gente que en otras circunstancias no habría conocido y que ahora son mis amigas; poder ponerme en la piel de estas mujeres, que al final es un homenaje también a mis abuelas, a mis ancestros.
Ha sido, está siendo y será, porque todavía le queda camino a la película, una experiencia impresionante. Y a mí, que me gusta mezclar mi trabajo con mi vida y además mi pareja también es actor, está siendo un viaje brutal para toda la familia. También para nuestros hijos, que tienen que estar dando vueltas con las maletas.
Todavía le queda camino a la película. Ha sido una experiencia impresionante”
También te hemos visto en muchas series de televisión, en teatro… ¿Cuál es el entorno del que te sientes más cómoda? ¿Cine, teatro, televisión?
Para mí es más el proceso del proyecto que del medio. Me gustan y me lo paso muy bien en los tres. A veces, la inmediatez de la tele, o si el director o directora te dejan jugar…
Del cine me divierte intentar contar el lenguaje de un director o directora y desde el punto de vista de la cámara, y meterme en sus universos donde vas imaginando con quién te deja jugar y meterse en su cabeza… Eso me parece fascinante. Y el teatro me da mucha libertad y me lo paso muy bien. Pero tiene más que ver con que me dejen jugar un poquito, porque soy como una niña pequeña y es como que vuelvo a mi infancia y me lo paso muy bien. Cuando hay gente más rígida lo paso mal.