Las vidas de Marisol: de coletas y lunares a chica yé-yé

En la península de los años 60’s encontramos una España desarrollista que se va desperezando lentamente. Ésta encuentra en los denominados ‘niños prodigio’ la mejor forma de mostrar al resto del mundo una sociedad que avanzaba. El cine es el retrato de una época, un reflejo de educación y sociedad. Por dicho motivo, las películas resultaban un importante vehículo para trasmitir unos valores y modo de vida determinados.
Estos niños llegaron al cine por sus cualidades y se alzaron como símbolos de un aperturismo que quería vestirse de colores. Surgieron así un sinfín de films musicales y familiares que canonizaban a sus intérpretes. Como aquellas películas protagonizadas por la niña, y luego icono de la adolescencia, Marisol, pseudónimo comercial de Pepa Flores; un diamante malagueño cuya belleza estaba a la altura de su incomparable talento.
El fenómeno juvenil

Marisol, siempre acompañada de su representante Manuel Goyanes, debuta en el cine con tan solo doce años de edad y trabaja sin descanso para rodar doce películas entre 1960 y 1969. Tras el éxito de sus primeros títulos infantiles – Un rayo de luz (1960), Ha llegado un ángel (1961) y Tómbola (1962)-, es reconocida como una de las niñas prodigio del mundo del espectáculo en España; imagen de la que no consigue desligarse hasta llegar a la edad adulta.
En 1963 comienza ya una nueva etapa con películas como Marisol rumbo a Río (1963), donde el registro de su voz ha adquirido tonos más graves; o La historia de Bienvenido (1964), en la que Marisol se presenta como reclamo de audiencia, apareciendo únicamente al principio y al final de la cinta.
Marisol es, con quince años recién cumplidos, una joven atractiva y distinguida. Aunque por su imagen cercana, el público la sigue considerando “del pueblo”. Su irrupción en el cine es meteórica y su fama no conoce precedentes. El periodista Emilio Romero se refiere a ella afirmando que:
El cine no ha tenido una figura más popular que Marisol. Ella es un acontecimiento en cualquier parte” –declaraciones recogidas en el libro biográfico sobre Marisol, firmado por José Aguilar y Miguel Losada-.
La novia de España
El año 1964 llega con aires nuevos para Marisol, quien se encuentra en plena adolescencia. Este año protagoniza La Nueva Cenicienta, uno de sus grandes éxitos dirigidos por el veterano director George Sherman. Una película donde Marisol, una chica de origen humilde, sueña con cosechar éxitos en el mundo del espectáculo. Finalmente, gracias a su resolución y simpatía, consigue actuar en un show que el bailarín de fama internacional Antonio y el cantante norteamericano Bob Conrad organizan para el festival de Eurovisión.
En este film de cuento de hadas la artista continúa llamándose Marisol, evidenciando el interés de admirar su personalidad por encima del personaje interpretado. Pero la estrella ya se ha transformado en una muchacha sensual y moderna que se convierte en la ‘novia de España’ para todos los jóvenes de la época.
Por lo que parecía una estrategia comercial, se corrió el rumor de un supuesto romance entre el popular bailarín Antonio y Marisol, quien se apresuró a desmentirlo. El interés que comenzó a despertar la vida sentimental de la joven se correspondió con una evolución de la trama de sus películas hacía comedias románticas.
Meses más tarde, Sherman vuelve a dirigir a Marisol en Búsqueme a esa chica (1964). En ésta, la intérprete y su padre son músicos callejeros que viven de cantar y bailar para entretener a los turistas que llegan a Palma de Mallorca. La cinta obtiene una excelente acogida por parte del público, posicionándose como un éxito de taquilla. En esta ocasión, se emparejó a Marisol con Ramón Arcusa, componente del famoso “Dúo Dinámico”, con quienes compartía reparto en la película. Pero, otra vez, la realidad no tenía nada que ver con lo vendido a bombo y platillo.
Un icono de luz y de color
Por aquel entonces, la figura de Marisol se asemejaba al estilo transgresor de la colección del diseñador André Courrèges, que tan popular se hizo en 1965. Tras su presentación, España se pobló de colores y prendas con estilo geométrico, chaquetas de plástico y botas blancas. El estilo innovador, junto a sus célebres canciones enmarcadas en un estilo pop y yé-yé, hacían de la actriz todo un icono adolescente.
Sin embargo, en su siguiente film, Cabriola (1965), dirigida por el estadounidense Mel Ferrer, se percibe un claro intento de devolver a la artista, prácticamente, a la infancia. Con el pelo corto y haciéndose pasar por un chico, Marisol desea que su caballo llegue a debutar en el mundo del toreo. Para lo que será necesario que el afamado rejoneador, Ángel Peralta, se fije en el cuadrúpedo.
Con todo, esta cinta fue la última en la que se le oyó cantar con su singular voz infantil. La artista, que ya prefiere ser llamada Pepa Flores, es presentada ante la alta sociedad de Sevilla y se hace público su noviazgo con Carlos Goyanes, hijo de su productor. Sucesos que marcan un antes y un después. Se había puesto punto y final a la adolescencia de Marisol. Aunque el público se resistiese a abandonar a una Marisol grabada a fuego en sus retinas, se debían buscar nuevos horizontes para su trayectoria.
El fin de la adolescencia de Marisol
Años más tarde, reaparece en el papel de prometida en Las 4 bodas de Marisol (1967), donde un productor americano (Jean-Claude Pascal) quiere aprovechar con fines comerciales su casamiento con una estrella del cine español. La película, filmada por Luis Lucia, mostraba un claro cambio de registro tanto en la voz como en la actuación de Marisol.
Surcando entre éxitos, la actriz rueda Solos los dos (1968), donde se enamora ficticiamente del torero Sebastián Palomo Linares, todo un fenómeno social. Durante el rodaje de la película, en la que se nos muestra a una Marisol más yé-yé que nunca, su amorío con Carlos Goyanes no marcha bien y deciden hacer un parón en su relación.
El 4 de febrero de 1969 cumple 21 años, llegando así a la mayoría de edad legal de la época. Comienza la grabación de Carola de día, Carola de noche (1969) donde Pepa Flores no interpreta por primera vez el personaje de Marisol. Mientras rodaba la que sería la primera película de su etapa adulta se reconcilia con Carlos Goyanes y anuncia su enlace matrimonial.
Las aventuras de la intérprete vertebraron las vidas de muchos españoles. Una Marisol que creció, y transitó de las coletas y lunares flamencos a un vivo estilo yé-yé. Porque si hay algo claro, es que hubo muchas ‘Marisoles’ antes de que Pepa Flores decidiese admirarlas a todas desde fuera.