El Siglo de Oro en nuestro cine: el legado de Lope de Vega
Escrito por Javier Higueras
La obra teatral de Lope de Vega ha dado origen a varias adaptaciones cinematográficas, siendo El perro del hortelano (1996) la de mayor éxito
De los corrales de comedias a las salas cinematográficas casi 400 años después. La mejor prueba de la atemporalidad del Siglo de Oro la podemos encontrar en las exitosas adaptaciones realizadas a través del nuevo arte popular que comenzaría a afianzarse con la entrada del siglo XX: el cine.
En nuestro país es inevitable remitirnos a la literatura de Cervantes y su universal Don Quijote de la Mancha, molde de adaptaciones literales y, lo que es más importante, de un patrón de personajes que se ha ido repitiendo de forma universal, tanto en las artes escritas como en las audiovisuales -esa pareja de líder idealista junto al compañero fiel y sensato que conformaban Don Quijote y Sancho. Mientras tanto, Shakespeare creaba desde las islas británicas obras como Hamlet o Macbeth, ambas llevadas al cine con brillantez por Laurence Olivier y Orson Welles respectivamente.
Pero ciñéndonos a España, y a pesar de que el paso de los siglos ha ensombrecido la notoriedad de su figura respecto a los dos autores mencionados -sobre todo fuera de nuestras fronteras-, las obras que mayor proyección han tenido en las salas españolas han sido las de Félix Lope de Vega. Curiosamente, ‘El Fénix de los Ingenios’, insaciable creador de comedias teatrales y poesía, mantenía una rivalidad de altura con su coetáneo Cervantes; sin duda, habría sido todo un filón para los medios sensacionalistas de haber convivido en nuestros días.
De otros genios de nuestro Siglo de Oro, como Tirso de Molina, apenas hay registradas adaptaciones al audiovisual, al margen de alguna representación televisiva. Por su parte, de Calderón de la Barca ha sido El alcalde de Zalamea la obra que mayor fuerza ha adquirido en las salas comerciales.
La azarosa vida de Lope de Vega
“Es de Lope”. Esta expresión, hoy ya en desuso, se comenzó a emplear en tiempos del Fénix para definir cualquier acto considerado de calidad superior; un detalle que dice mucho de la abrasadora popularidad con la que el autor contaba en sus días. Porque además de su extensísima producción literaria de calidad, Lope de Vega se labró una imagen polémica gracias a impúdicas actuaciones que tenían que ver con el autobombo, sus infinitos amoríos y las rivalidades literarias. Una doble vertiente, la artística y la personal, que alimentó al personaje y le valió tantos defensores como detractores. Porque así ha sido siempre la fama.
Pero en lo relativo a sus obras, sí que eran “de Lope”. Su producción lírica y teatral abarcó tantos géneros como había disponibles; no obstante, la comedia y el drama histórico han sido los que, en mayor medida, han perdurado con el paso de los siglos. Dos géneros que, por su vocación popular, también encajan como un guante en el séptimo arte.
Fuenteovejuna, El mejor alcalde, el Rey, La moza de cántaro… en el cine
La obra más reconocida del Fénix no podía pasar por alto para las productoras cinematográficas españolas: su enorme carga dramática, la materia prima con la que crear una ambientación poderosa, su facilidad para encajar con el público…
Estamos hablando, cómo no, de Fuenteovejuna. De esta labor se encargó el director Antonio Román en 1947 (realizador de Los últimos de Filipinas dos años antes), y para el reparto contó con intérpretes de la talla de Manuel Luna (en calidad de vil comendador), Amparo Rivelles como protagonista y un jovencísimo Fernando Rey como plebeyo desafiante al poder. En definitiva, se trata de una interesante cinta que tiene el honor de ser la primera adaptación cinematográfica del teatro de Lope de Vega.
Luego se estrenaría la adaptación de la comedia La moza de cántaro (1953). Aunque no era tan reconocida como otras del Fénix, el cineasta Florián Rey tomó esta obra en la que una joven, tras la ofensa de un pretendiente a su padre, toma venganza con un disfraz de hombre y un duelo de espadas. Al darle muerte, la muchacha huye de las represalias con su máscara masculina. Toda una muestra de empoderamiento femenino que, en la película, quedó ejecutada por la actriz y folclórica Paquita Rico quien, tras este drama inicial, inundaba la pantalla con pimpantes números musicales.
Y veinte años después, ya en color, Rafael Gil realizaría la adaptación de El mejor alcalde, el Rey (1973), un drama histórico en el que también se denuncia el abuso por parte de los poderosos -en este caso, el alcalde- hacia sus aldeanos, con “tributos” sexuales de por medio. Finalmente, y tal y como el título deja entrever, es el Rey, el estrato más alto, el que imparte justicia.
Pilar Miró y su gran reto
Para gran sorpresa de público y crítica, la adaptación más exitosa de una obra del Siglo de Oro tendría lugar ya casi entrado el siglo XXI con El perro del hortelano (1996), dirigida por Pilar Miró. En un tiempo en el que ni productores ni directores se planteaban embarcarse en este tipo de proyectos -ni siquiera en TVE, con el mítico programa de Estudio 1 ya extinto desde hacía más de una década-, la cineasta planteó su trabajo más ambicioso con el texto de Lope, el que a la postre sería el último de su carrera en el cine.
Los que conocían a Miró decían que era terca, valiente y muy, muy ambiciosa. Por eso, cuando compañeros como Imanol Uribe (tal y como contó en un reportaje para TVE) le “desaconsejaron para que no lo hiciera”, ella no hizo ni caso. Y Uribe dio gracias a ello, ya que siempre le ha parecido “su mejor trabajo”.
El inconveniente en rodar una película de estas características no solo estaba en que podía no llegar a una sociedad ya acostumbrada a productos totalmente distintos; es que la intención de Pilar Miró era adaptar, en verso, el texto íntegro de Lope de Vega. En principio, una locura destinada a fracasar de forma estrepitosa.
De la incertidumbre al éxito en los Goya
Sin embargo, la directora de El crimen de Cuenca pudo enhebrar el proyecto y formar un equipo comprometido, con grandes actores, personal técnico de su confianza y una productora detrás. El rodaje se haría en Sintra, lugar ideal para trasladar esta comedia de enredo palacil. Y tras varios problemas con la financiación de la película -el rodaje se tuvo que frenar durante un par de semanas hasta que una unión de tres productoras pudo rescatar el proyecto-, el tributo a Lope pudo ver su preestreno en el Festival de San Sebastián.
Lo que vino después ya es de sobra conocido: casi un millón de espectadores vieron la película en los cines, la crítica dio su rotunda aprobación y los Goya le otorgaron hasta siete “cabezones”, incluyendo el de Mejor Directora para Miró.
Los actores, por su parte, también estuvieron a la altura, con Carmelo Gómez y Emma Suárez derrochando química y un cásting de secundarios muy acertado: Ana Duato, Miguel Rellán, Rafael Alonso, Blanca Portillo… Y también fue fundamental el apartado formal de la película, con un gran trabajo que se vio recompensado con premios Goya en fotografía, dirección artística, vestuario y maquillaje y peluquería.
Y si te gusta la lectura tanto como el cine, no te pierdas las obras en papel:
La palabra hecha imagen. Disfruta de la lectura en gran pantalla con nuestro especial #MesDelLibro