Entrevista a Juan Diego Botto: “Nunca voy a dejar de actuar. ¿De dirigir? No lo sé”
FlixOlé entrevista a Juan Diego Botto, quien se estrena en la gran pantalla como director con ‘En los márgenes’. Humana e hiperrealista, el también actor nos adentra con su ópera prima en el drama de los desahucios a través de tres historias cruzadas cuyos personajes intentarán sobrevivir a unas agónicas 24 horas.
Te embarcas en tu ópera prima en una película donde el componente social está muy presente. Te metes de lleno en el drama de los desahucios, un tema muy delicado y con muchas aristas. ¿Cómo surgió este proyecto y cómo ha sido la labor de investigación?
La labor fue de años. Tuvimos una primera idea Olga Rodríguez y yo cuando empezamos a hablar con gente de distintas asambleas de vivienda, personas que estaban en un proceso de desahucio, o lo habían pasado; con distintos abogados, trabajadores sociales… Incluso hemos visto la separación de parejas: un proceso de desahucio es una cosa muy dolorosa y difícil, y muchas terminan separándose porque la presión es insoportable. Con todo eso fuimos confeccionando el puzle.
Para que el mensaje llegue al público ¿qué es lo más difícil a la hora de abordar este largometraje (con tres historias que comparten pantalla)?
Nosotros jerarquizamos las historias. La de Luis Tosar empuja la trama hacia delante; es la historia que más ocupa. Luego está la de Azucena, interpretada por Penélope, y finalmente la de Teodora. Lo que intentamos desde el principio fue ser muy honestos con nuestra historia, muy fieles a la realidad. Queríamos que todo estuviese al servicio de la trama. Es cine: tiene que tener una trama y una historia que despierte el interés del espectador, construyendo todo en 24 horas.
El tiempo fue un factor importante a la hora de construir la historia, pero lo que nos guio fue la necesidad de ser muy verosímiles y realistas. Fieles a las historias que habíamos observado. No partimos de muchos apriorismos a la hora de escribir, y algunos de los que teníamos no se confirmaron. Tratamos de plasmar lo que habíamos visto, y no las ideas previas que podíamos tener.
Lo que intentamos desde el principio fue ser muy honestos con nuestra historia, muy fieles a la realidad”
Eso nos guio en todo: a la hora de trabajar con los actores, encargar el diseño de producción, el artístico, la fotografía de la película. Buscamos que todos los aspectos tuvieran mucha verdad. La encaramos como una suerte de documental: con la cámara en mano, como si fuésemos un equipo del National Geographic, espiando a todos estos personajes y como si hubiéramos entrado de repente.
Siguiendo con ese guion, tenías como compañera a la periodista Olga Rodríguez. La parafraseaste al criticar que algo deje de ser noticia porque se sufre cada día. Es una moraleja poco halagüeña de la situación ¿Una película puede reavivar este tipo de temas olvidados por los medios?
Esa frase de Olga, que la he repetido últimamente, dice mucho de lo que ha pasado con los desahucios. La gente tiene la sensación de que es un tema resuelto, y no lo está: está cronificado. Lo que ha pasado es que todos los días se ha seguido desahuciando, en España hay 100 desahucios al día, y ha dejado de ser noticia. ¿Eso significa que no ocurra? No, es peor. Significa que como ocurre todos los días, ya no tienen importancia. Las cosas que definen nuestra actualidad, la desigualdad y la pobreza, son noticia un día, una semana, un mes, pero cuando se cronifican dejan de ser noticia.
Una película habla desde un lugar distinto al de una nota periodística. Habla desde el corazón, tratando de dar emoción. El lenguaje narrativo es distinto. Si la película, además de emocionar y entretener al espectador, puede ayudar a retomar un debate, arrojar luz, sobre una cuestión que creo que merece la pena reflexionar, eso es un éxito para nosotros. Lo más que se le puede pedir a una película es que contribuya a un debate.
Si eso sirve para que la gente vea a esas personas… a lo mejor contribuye a reflexionar sobre algo que está muy lejos de haberse resuelto”
Los números y cifras son eso: números y cifras, pero a quien entendemos es a las personas. Si dedicas tiempo para ver quién es esa persona, seguir su historia, conocerla, que es lo que hacen las películas, te ayuda a entender y a empatizar. Ese es el lenguaje del cine. Si eso sirve para que la gente vea a esas personas, y vea lo que les pasa, a lo mejor contribuye a reflexionar sobre algo que está muy lejos de haberse resuelto.
Su primera incursión detrás de la cámara
Si bien la dirección no te era algo ajeno, debido a tu experiencia como actor en cine y teatro, y a tu bagaje como director en el arte dramático, sin duda hacer cine detrás de la cámara habrá supuesto un reto. En FlixOlé hemos dedicado un especial a esas óperas primas, a esos saltos al vacío. ¿Cómo ha sido en tu caso, tuviste vértigo?
Es imposible no sentir vértigo. Es mucha responsabilidad. Hay un presupuesto y un dinero, y la gente que lo pone confía en que lleves la película a buen término. Hay unos actores que confían en ti, en este caso actores de mucho prestigio. Uno lo siente con enorme responsabilidad, pero también con mucho entusiasmo. Se trata de una historia que quieres y tienes ganas de contar. Si las cosas se cuentan con pasión, algo llegará al espectador.
Obviamente tuve la suerte de contar con profesionales de primer orden: Arnau Valls, que es un excelente director de fotografía; el ayudante de dirección, David Pareja; la directora de Arte (María Clara)… Son gente de primera división, excelentes profesionales que te permiten como director poder descansar de muchas cosas, y que las ideas y conceptos que transmites te los hagan crecer cada uno en su campo. Eso me permitía centrarme en el trabajo con actores, que lo conozco mejor.
Lo más complicado para mí de todo este proceso ha sido conseguir el dinero. Con mucha diferencia”
¿Qué es lo más difícil a la hora sacar un proyecto como En los márgenes?
Lo más complicado para mí de todo este proceso ha sido conseguir el dinero. Con mucha diferencia. No digo que rodar la película sea fácil, como tampoco montarla y editarla; pero, siendo eso difícil, lo más complejo, tedioso y largo es conseguir el dinero para financiarlo. Hubo muchas llamadas a puertas que no veían la historia
Luego está el hecho de estirar el dinero para que te permita contar la historia. Son las dos grandes cosas que hemos tenido. Si no hubiera trabajado como actor, si no viviera de otra cosa, habría desistido; no habría llegado hasta el final.
Tu cine, como altavoz de los dramas sociales, ¿es una carta de presentación? Ahora que has probado las mieles y amargos de la dirección, ¿te ves continuando con esta faceta?
Nunca voy a dejar de actuar. De dirigir, no lo sé. De momento he dirigido esta película porque queríamos contarla. Me gusta contar historias, y para eso tengo que tener una. Si la tengo, a lo mejor en unos años, me lanzo otra vez; pero de momento no me muero de ganas.
En el elenco están dos de los nombres más importantes del cine español en la actualidad: Penélope Cruz y Luis Tosar ¿Cómo ha sido la sensación de darles órdenes?
Estamos hablando de dos de los mejores actores de nuestro país, y del mundo para mí. Imagínate la responsabilidad de dirigir a estos dos monstruos… Pero por otro lado, son tan buenos que mi trabajo como director era muy sencillo. Lo que quise fue acercarles el material: les presentamos a gente que pudiera inspirarles, personas en las que nos habíamos basado para hacer sus personajes.
Sé que como actor, cuando se te brinda ese material, es muy rico porque te da mucha inspiración. Yo como director les di ese espacio para que se pudiesen implicarse y empaparse en la historia. También les di mucha cancha para que propusieran, porque son dos excelentes actores.
Lo que todos me transmitían es que pelease por la película que quisiese hacer, no la película que otros quieren que hagas”
Como director hay veces que estás muerto de angustia (se va el sol, no llegamos, esto no está quedando bien…), pero ante los actores tienes que decir que va estupendo, y que vamos a hacer otra toma por supuesto. Eso ha sido un trabajo muy interesante para mí.
Comentaba Penélope Cruz que era un milagro lo que habías conseguido
Es una película con muchas localizaciones, que es lo que más tiempo te roba: trasladarte de un sitio a otro, muchas cosas que contar en poco tiempo… Hubo que hacer muchos deberes. Antes de llegar a una localización teníamos que saber cuántos y qué planos íbamos a hacer exactamente, dónde iba a ir la cámara. Si no, no nos daba tiempo.
También con 40 años de carrera como actor has visto muchos directores y uno sabe antes de empezar. Raúl Arévalo me decía que como actor ya hay muchas cosas que sabemos porque las hemos vivido: “Hemos vivido a muchos directores acertando, y a muchos fallando. Sabemos lo importante que es gestionar el tiempo y hacer los deberes”. Yo siempre fui con los deberes hechos.
Hablando con otros directores, ¿cuál es el consejo que has escuchado con más asiduidad?
En realidad, lo que todos me transmitían es que pelease por la película que quisiese hacer, no la película que otros quieren que hagas. Creo que es lo que intenté hacer. Yo machaqué a preguntas a muchos directores sobre cómo haces esto o lo otro, porque son amigos y están para eso, pero al final se trata de pelear por la película que quieres contar.
Trayectoria como actor
En FlixOlé disponemos de varias películas que permiten recorrer tu carrera cinematográfica. Contamos con películas tuyas de pequeño, como Si te dicen que caí y Ovejas negras. ¿Qué recuerdos te vienen a la cabeza?
Sobre Si te dicen que caí… hace unas horas me encontré precisamente con Jorge Sanz y hablamos de la película. Fue para mí una experiencia divertidísima: todo el mundo que creó Vicente Aranda, a los ojos de un niño, era divertido, fantasioso… Y es una película muy dura sobre la posguerra, los primeros años del franquismo; muy dura, con un mundo sexual y político que caracterizaba su cine. Yo la recuerdo cómo una de esas películas que me metió el bicho dentro para seguir en la profesión.
Respecto a Ovejas negras, la película de José Mª Carreño, con Gabino, Maribel Verdú y Juanjo Artero… Pensé: “Definitivamente me quiero dedicar a esto, es lo que quiero hacer en mi vida”.
Sin duda alguna, Historias del Kronen fue la que te catapultó. Supuso un antes y un después, ¿también lo veías así?
Es el principio de mi carrera profesional. Todo el cine que había hecho como niño, la hice como niño. Yo tengo 18 con Historias del Kronen, que se convierte en un éxito rotundo. A partir de ahí no he dejado de trabajar. Me cambia la vida esa película, porque me hace tener una carrera. Montxo Armendáriz no sólo es un director al que admiro, sino uno de mis amigos más cercanos.
Después llegó Martín (Hache), de Adolfo Aristarain, Plenilunio y Asfalto, entre otros títulos. ¿Qué se te pasa por la cabeza al mencionar estos filmes?
Sobre Martín (Hache), otra película que me cambió la vida. Historias del Kronen y Martín (Hache) me ataron a la profesión para siempre.
Pleniluinio: Esa película fue durísima de hacer. Era un personaje terrible, que me pesaba muchísimo. Me llamaba mi hermana pequeña preguntándome todos los días si estaba bien. Yo hacía de un violador de niños, me metí mucho en el personaje, arrojé toda una creación de la novela de Antonio Muñoz Molina. Fue un bonito trabajo con Imanol, que sabe crear muy buenos ambientes y espacios de trabajo con sus equipos.
Con Daniel Calparsoro en Afalto, decir que fue uno de los rodajes más divertidos y caóticos que yo recuerdo. Una preciosa aventura esa película, y guardo un precioso recuerdo de ella.
¿Dónde vamos a verte próximamente?
Sigo de gira hasta diciembre con Una noche sin luna. Tengo pendiente el estreno de una película de Félix Viscarret que se presenta en la Seminci, y tengo pendiente de estreno una serie con Borja Cobeaga. Además tengo una serie para TV que no puedo decir nada todavía.