Ángel Sala, director del Festival de Sitges: "La ciencia ficción fue un género alejado de la tradición cultural española"

FlixOlé entrevista a Ángel Sala, escritor, crítico y director del Festival de Sitges, para explorar el cine fantástico y la ciencia ficción española

FlixOlé entrevista al director de Sitges, Ángel Sala

La ciencia ficción es un género popular que no ha tenido el prestigio que se merece. Se le considera a veces un género menor.  ¿Qué lugar ocupa este género en la cine en la cinematografía nacional?

Ocupa un lugar secundario, un poco oculto. Durante mucho tiempo hubo muy poca adscripción a este género, como también al fantástico. En el cine español, hasta los años 50-60, el fantástico enhebraba su relación con otros géneros: como la comedia, incluso del cine negro. Aunque existía, no tenía conciencia de sí mismo. Dentro de ese fantástico dominaba mucho más el terror, por una cuestión de tradiciones, muy basadas en la experiencia profunda de España, tanto cultural como popularmente. 

La ciencia ficción fue un género alejado de la tradición cultural española, tanto literariamente, como en el cine. Eso no implica que muchas de las películas que se consideran de terror, y algunas muy importantes dentro de la historia del cine fantástico español, tengan elementos de ciencia ficción.

Voy a poner de ejemplo Gritos en la noche.  Es una película que se considera de terror, canónica para la evolución del género en España, pero que tiene una trama muy relacionada con la ciencia ficción. También quiero mencionar Pánico en el Transiberiano, uno de los grandes clásicos del cine de fantaterror español de los 70 que, en el fondo, es una historia de ciencia ficción. Esta historia conecta mucho con el cine de los años 50 norteamericanos, así como con clásicos de la ciencia ficción. Es decir, son muchas películas de terror marcadas por la ciencia ficción.

Hay una película, Madrid en el año 2000 (Manuel Noriega, 1925), que es claramente de anticipación y pionera en el cine español. No sabemos mucho de ella, pero era una película de ciencia ficción.  Ahí estuvo el género siempre, pero entre líneas.

La ciencia ficción como género

Es complicado hablar puramente de ciencia ficción. Como has comentado, se ha hibridado con otros géneros, incluso con el giallo italiano. ¿Qué características tiene que cumplir el cine de ciencia ficción para considerarlo como tal?

La ciencia ficción es un género muy amplio. Tiene una serie de temas o subtemas dentro de su amplio abanico. Tenemos desde distopías futuristas, películas de apocalipsis, invasiones extraterrestres, creaciones de monstruos. También la especulación científica: es curioso que una novela como Frankenstein esté considerada de terror cuando en el fondo es una novela de ciencia ficción. 

En la ciencia de ficción, la especulación científica siempre es un elemento primordial. Lo vemos en los años 50 en Estados Unidos: siempre había explicaciones científicas sobre la aparición de hormigas gigantes, la humanidad en peligro, sobre la vida extraterrestre o sobre lo que podía verse en el universo (que nos llegaba a nosotros en forma de invasión o en los planetas que podíamos visitar). 

Curiosamente hay un subgénero en la ciencia ficción que florece bastante en España, y en el que hay ejemplos durante varias épocas. Se trata de la distopía apocalíptica.  Podemos ver desde La hora incógnita de Mariano Ozores, que pasó desapercibida en su momento, hasta películas más modernas, de los años 70, como El refugio del miedo (José Ulloa, 1974), Animales racionales (Eligio Herrero, 1983), Último deseo (León Klimovsky, 1976)… Es uno de los pocos temas con los que hubo tradición en España; aunque ninguna de esas películas alcanzó un gran éxito. 

En la ciencia de ficción, la especulación científica siempre es un elemento primordial"

Segundo de Chomón fue uno de los pioneros del género, no sólo en España, sino en el cine internacional. Después, como comentas, la ciencia ficción ha sido una rara avis dentro de filmografías de numerosos directores que vinieron después, como podía ser Rafael Gil. ¿Por qué no llegó a calar el género en el audiovisual del país?

Creo que es un poco por la complejidad. Rafael Gil jugó mucho con el género fantástico, y se sabe muy poco. Jugó con la comedia en Eloísa está debajo de un almendro, que es una de las películas más góticas del cine español. Luego, por ejemplo, tiene La otra vida del capitán Contreras, donde hay viajes en el tiempo; es una película bastante atípica del cine español, muy divertida e interesante. 

Todos estos directores intentaron jugar con el género, tanto con el terror como con elementos de ciencia ficción, pero no cuajó porque la sociedad de la época era muy poco permeable. Películas de ciencia ficción que han funcionado muy bien en muchos países, aquí no.  

El género en España

Eugenio Martín dijo en una ocasión que ese tipo de películas no interesaban a la industria española. En los años 70 se valieron de la coproducción para sacar adelante este tipo de proyectos, viviéndose un bum de títulos y directores que abordaron el género. ¿Cómo fue esa evolución de la ciencia ficción?

En España, a finales de los años 60, se produce un boom de la cultura del fantástico, sobre todo en publicaciones. Hay muchísimas editoriales que se dedicaron a reeditar los clásicos de la literatura fantástica, y con bastante éxito. También hubo revistas dedicadas al mundo fantástico, y cómics de terror y ciencia ficción. 

A eso le añades la aparición de un foro como fue el Festival de Cine de Sitges en el año 67, que aglutina todos estos elementos y personas en un mismo lugar, y van apareciendo cineastas y actores que consiguen crear una iconografía española del género muy basada en cosas que ya habíamos visto de fuera. Eso sí, las historias de las películas no podían pasar en España: no había hombres lobos, vampiros ni monstruos porque era una tierra sacrosanta en aquel momento…

España exporta con muchísimo éxito y se crea lo que popularmente se ha llamado el fantaterror español de los 70. Los números salían y hubo una gran época con una producción brutal de cine, pero sobre todo de cine de terror.

¿Es por ello por lo que cineastas como Eugenio Martín, Juan Piquer Simón o Jess Franco, así como intérpretes como Paul Naschy, son más valorados internacionalmente? ¿No hemos sabido apreciarlos porque no hemos tenido ese influjo?

Tenían sus circuitos de distribución, sobre todo las películas que hizo Profilmes con Paul Naschy: la saga de Waldemar funcionaba bastante bien. Jesús Franco fue un fenómeno más exterior y no todas sus películas se vieron en España, también porque algunas eran bastante subiditas de tono; pero sí que algunas de las mejores películas de Jesús Franco, que además son de las mejores películas del cine fantástico español como Gritos en la noche o Miss muerte, no fueron grandes éxitos en España, sino que se empezaron a considerar internacionalmente. 

Toda la reivindicación del fantaterror español nos viene de fuera. Luego hay una generación, más o menos de mi edad, que empezamos a reivindicar a los cineastas y a ese cine que se hacía y que no era tan despectivo, sino que hay incluso alguna vocación autoral. El caso, por ejemplo, de León Klimovsky: se le ha acusado de que iba muy a saco y que realizaba todo lo que le proponían, pero se ha ido viendo que cuando trataba el terror tenía una personalidad que quizá no la tenían otros, en otros tipos de películas. Se ha ido recomponiendo el panorama y normalizándose en España.

La revisión del cine fantástico

Al hilo de lo que comentas, las mal llamadas españoladas han sido revisitadas y se ha podido comprobar que las mismas reflejaban también una época de nuestro país. En el caso de la ciencia ficción, ¿cómo ha sido esa revisión del género? 

Dentro de los géneros populares en España, si bien el terror ahora está bastante considerado, la ciencia ficción sigue siendo un poquito desconocida. La gente sabe que existen películas como El sonido de la muerte de Nieves Conde o La hora incógnita de Mariano Ozores, pero las películas de ciencia ficción siguen siendo poco conocidas; ni siquiera los grandes cinéfilos las conocen demasiado. Hay ejemplos como  Memoria, de Francisco Macían, que afortunadamente la están intentando recuperar en una remasterización: es una película extrañísima con elementos de animación y de ciencia ficción que pasó totalmente desapercibida. 

Luego se intentó hacer ciencia ficción un poco más potente en España con la llegada de la nueva legislación con el PSOE y la Ley Pilar Miró. Se dieron proyectos de gran envergadura, como El Caballero del Dragón, de Fernando Colomo. Hoy en día es una película muy reivindicada, pero en su momento fue una película que no funcionó como se esperaba. Si El Caballero del Dragón hubiese tenido en su momento un gran éxito de taquilla, podría haber creado una moda de películas de ciencia ficción de gran presupuesto en España. 

Las películas de ciencia ficción tienen el problema de que normalmente cuestan mucho. Además, siempre han tenido que competir con el productor que viene de fuera, sobre todo en los 80 con las grandes superproducciones americanas. Eso ha sido un obstáculo. En España sí que tuvimos un autor al que se le ha considerado mucho en los últimos tiempos y que se dedicó más al género, Juan Piquer Simón

La ciencia ficción española en la actualidad

Avanzando a tiempos más recientes, ya en los 90 surgió una remesa de nuevos directores, como Álex de la Iglesia y Amenábar, que rompieron los esquemas y se adentraron de lleno en el género ¿Qué supuso este soplo de aire fresco para la ciencia ficción en España?

Acción mutante fue el momento clave del cambio en el cine español de género. Desde mediados de los 80, veníamos de una época muy poco fértil, donde era muy difícil hacer cine de género, donde se primó otro tipo de producciones y desapareció el cine de serie B en español. La llegada a la madurez de aficionados, locos del cine fantástico, que habían ya estudiado en alguna escuela y habían hecho cortos, fue una revolución para el cine español. 

Estos cineastas hacen una interpretación muy española de lo que es el género, y ahí tenemos Acción mutante, que es el abecedario de ese manual de instrucciones: es una película que pasa en un Madrid distópico, lleno de freaks, donde el feísmo intenta dominar sobre lo cursi; donde las naves espaciales tienen nombres castizos y donde se produce un humor muy heredado también de esa comedia española de Mariano Ozores y otros. La españolada aplicada a las reglas del género fantástico. Álex de la Iglesia y su Acción mutante cambia el mundo para el cine español, y eso lo corrobora con El día de la bestia.

Eso llegará a toda una generación que se atreve a salir, digamos, del armario y se atreve con el apoyo de ciertos productores a hacer películas de ciencia ficción. Tenemos a Jaume Balagueró haciendo Los sin nombre, a Juan Antonio Bayona… 

La llegada a la madurez de aficionados, locos del cine fantástico, que habían ya estudiado en alguna escuela y habían hecho cortos, fue una revolución para el cine español. "

Como director del Festival de Sitges (además de crítico y voz autorizada en el tema), en lo que respecta a las nuevas generaciones ¿Cómo has vivido esta evolución de la ciencia ficción en el cine español? 

Incluso antes de ser director del festival, empecé a vivir esa apertura hacia el género, con una serie de películas que estaban anunciando un cambio. Ya como director tuve el placer de poder tener esas películas, esas que vi que empezaban a agolparse de una manera sorprendente en las producciones de cada año.

El año 2007 fue un año fundamental para ello. Coinciden El orfanato, de Juan Antonio Bayona; REC, de Balagueró y Paco Plaza; y Los cronocrímenes, de Nacho Vigalondo. Fue un año en el que vimos que algo muy grande había pasado. Porque no estamos hablando sólo de grandes éxitos de taquilla y de películas que se reivindican fuera. Son películas que funcionan increíblemente y que además han marcado un antes y un después.

Ahora siento un poco la sensación de que se ha ralentizado el género un poquito. Quizá hay una necesidad de nuevos creadores, y también creadoras. Esta revolución que ha habido de la mujer cineasta no ha llegado demasiado al género en España, salvo en el caso de Carlota Pereda con Cerdita. Nos falta esa voz femenina aún en el género, pero sí que van saliendo nuevos autores.

¿Cuáles dirías que son tus tres películas favoritas de ciencia ficción en el cine español?

A mí me gusta mucho El sonido de la muerte, de José Antonio Nieves Conde. Es una película que vi muy de pequeño y me dio mucho miedo, tengo que decirlo. También soy muy fan de El refugio del miedo (José Ulloa, 1974), una película postapocalíptica, crítica sobre la guerra nuclear. Y me quedo, evidentemente, con Los cronocrímenes, de Nacho Vigalondo: me parece una película de ciencia ficción muy conseguida e interesante, con una mezcla muy curiosa de humor, terror, iconografía y referencias al hombre invisible.

Vigalondo siempre te sorprende, es un director que intenta poner algo de su parte para hacer una película diferente. Su ópera prima nos dejó, por lo menos a mí, bastante impactados. Soy muy fan de un cine que merece mucha más reivindicación.

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