
















Protagonistas de los III Premios Berlanga
Un año más, FlixOlé está presente en el photocall de estos galardones dedicados a la comedia. Entrevistamos a algunas de las caras conocidas que acapararon los focos durante la entrega
Hacer reír es un arte. Quizá la mayor satisfacción para quienes se dedican a ello sea escuchar la carcajada del público en una sala de cine, en el patio de butacas de un teatro o al otro lado de las ondas o de la pequeña pantalla. Pero a nadie le amarga un dulce, y ver cómo se reconoce la comedia, un género del que muchos disfrutan pero pocos premian, se ha convertido en una cita ineludible gracias a los Premios Berlanga al Humor, que en este 2024 han celebrado su tercera edición.
Como colaboradores de este certamen destinado a poner en valor las propuestas cómicas promovidas a través de distintos canales, FlixOlé participa un año más en esta entrega de premios entrevistando a algunos de los artistas que se dejaron caer por la berlanguiana gala:
David Trueba
Te iniciaste en la comedia a finales de los 90. ¿Cómo crees que ha evolucionado el género con el paso de los años?
La comedia siempre evoluciona porque al final tiene que responder al carácter de las personas de su tiempo. Supongo que es uno de los géneros que más se acomoda a las sensibilidades. Ahora bien, por un lado está el peligro, siempre latente, de la hipersensibilidad ante la comedia. Pero al mismo tiempo tenemos las mayores cotas de libertad; entonces conviven ambas cosas. Quizá eso hace que, en ocasiones, la comedia vaya por terrenos trillados. Pero siempre encuentras ejemplos que lo hacen muy sutil, con valor y con gracia.
En definitiva, la comedia suele poner el punto más alto de la inteligencia de un tiempo. A lo mejor no vivimos en la época de mayor inteligencia del mundo, pero sí que vivimos en un mundo bastante libre.
¿Cómo has vivido el éxito de Saben Aquell? ¿Te lo esperabas?
Yo nunca esperaba un éxito así. Es una película que ha tenido muchísimos premios y una larga carrera comercial. También mi propio carácter me lleva a ser muy prudente. Siempre esperas interesar a algunos, también quedarte en un área media: entre la indiferencia y la admiración. Pero, en este caso, las cosas han ido muy bien. Nunca sabes a qué es debido y tienes que aceptar que algunas cosas tienen más éxito que otras, pero tú ahí tienes poco que hacer; es más la recepción de los demás. Y sí, en el caso de Saben Aquell, la recepción ha sido muy estimulante.
Eugenio fue una estrella en nuestro país. ¿Crees que a la comedia actual le falta esa cuota de reconocimiento entre el público?
Yo creo que los comediantes queridos por la gente son personas muy populares. A mí lo que me interesaba más de tratar el personaje de Eugenio era mostrar lo que la gente no conocía. Es decir, terminar la película en el momento en que se convierte en una persona conocida. No es que no me interesara tanto su parte de humorista famoso, sino que me parece que está llena de leyendas mentiras, falsedades…
Por eso prefería acotarlo a su primera época, que es cuando los accidentes de la vida le llevan a ser quien fue; también la relación con sus hijos, su mujer… Todo eso me parecía más interesante y más desconocido. Creo que ahí sí que había una película. Al final, hacer una película sobre algo que la gente puede ver por internet no tiene mucho interés.
Siempre se ha dicho que los actores cómicos se pueden adaptar mejor a todos los terrenos ¿Estás de acuerdo?
Sí. Yo creo que un actor de comedia tiene un rango más largo y seguramente es menos sorprendente que haga drama, al contrario que en el recorrido inverso de actor en drama reconvertido a comedia. Pero, en general, cuando un actor es bueno lo que lleva es el personaje, si el personaje está bien escrito.
También en la comedia hay a veces unos valores secretos de rítmica y de carisma en los que suele ser interesante contar con un actor especializado. Pero creo que con los actores hay que romper las barreras. La barrera de un actor no es tanto el talento de este, sino la mirada que tienen los demás sobre él. Si tú a un actor le das el personaje correcto y le das la oportunidad de demostrar su talento, en general lo hace bien.
¿Cuáles son tus tres comedias favoritas del cine español?
Pues son comedias a veces un poco ásperas, pero El cochecito, El verdugo y Plácido me parece que salen del tirón siempre, son grandes películas. Y luego me gusta mucho Torrente, Atraco a las 3, Belle epòque…
Alfonso Sánchez y Alberto López (Los compadres)
¿Os sentís más cómodos con el humor popular que practicáis en Entre compadres o hay cierta reivindicación de lo popular como manera artística?
Alberto López (AL): Cómodos sí que nos hemos sentido porque la cercanía y esa conexión con el público de a pie nos resulta muy gratificante. Sí que nos sentimos identificados. Realmente el artista se identifica con cualquier trabajo bien escrito y diseñado. Al fin y al cabo es tu oficio… Pero sí que es verdad que hay una conexión grande por cómo empezamos y cómo se ha ido desarrollando nuestra carrera en el sentido de la comedia. Otros géneros cuentan con otro tipo de factores, pero en la comedia nos sentimos a gusto cumpliendo con ese rol.
Alfonso Sánchez (AS): Es curioso porque me he puesto a reflexionar sobre ello y en realidad es lo que nos hemos encontrado. De hecho, la comedia juntos, nos la encontramos por casualidad: cuando hicimos nuestro primer proyecto juntos, que era el corto Esto ya no es lo que era, estábamos haciendo neorrealismo italiano, pero nos salió comedia española…
AL: ¡Pero eso es por el acento! Si la hubiéramos hecho con acento de Calabria, habría sido otra cosa.
¿Cómo os ha influido la obra de los Hermanos Álvarez Quintero?¿Estáis tratando de acercarla a las nuevas generaciones?
AS: Un día nos dijeron: “¡Vosotros deberíais hacer los Álvarez Quintero”!, y nos dimos cuenta que teníamos un prejuicio extraordinario sobre su obra (de lo popular, de la comedia popular, de lo costumbrista) debido a que nos lo habían metido en el cerebelo en las escuelas de interpretación, diciendo que eso era caspa de mala calidad.
De repente tuvimos la oportunidad de encontrarnos con esta obra, y nos dimos cuenta de que era todo lo contrario. Tenía una calidad brutal y una complejidad extraordinaria, porque la buena comedia es lo más difícil del mundo. Es como un reloj suizo, que tiene que funcionar de forma precisa. Igualmente, lo que te marca si estás bien y en tu sitio es la risa del público. Si el público no se ríe, tienes un drama grande.
AL: Un desastre
AS: A partir de ahí, un homenaje más que merecido, con el que están pasando cosas maravillosas. Ahora nos vamos a llevar a los Álvarez Quintero a Miami. Nos han cogido en un Festival de Teatro Iberoamericano. Cien años después, vamos a cruzar el charco con ellos y a ver cómo funciona eso con el público de Miami. ¡Imagínate la aventura y la emoción! A ver qué ocurre…
AL: Es cierto que con el desarrollo del trabajo que llevamos haciendo con los Quintero, desde hace unos cuatro años, no hay un objetivo final, pero sí que es verdad que el propio proyecto ha ido encadenado hacia las nuevas generaciones. Con proyectos como la Consejería de Educación, institutos, fichas didácticas… Nosotros estamos acercando a los Quintero, que estaban en el pozo del olvido junto con antiguas artes como el flamenco y los sainetes, a las nuevas generaciones. Y lo están encajando y valorando muchísimo, para nuestra sorpresa.
AS: Es más, pasa mucho que, gente muy joven, llega a ver el espectáculo, termina y, de repente, te viene y te dice: “¡Me he hartado a reír! ¡Me ha encantado! Es lo que me pasa a mí con mi novia, pero habéis adaptado el texto y lo habéis puesto en lenguaje de ahora”; a lo que nosotros respondemos que “no”: no hemos tocado ni una coma. Es alucinante, pero eso te da la medida de que son un clásico porque son unos textos que, escritos a principios de siglo XX, cien años después, funcionan perfectamente.
(Para Alfonso Sánchez) ¿Cómo ha sido dirigir a otras voces cómicas diferentes a las vuestras? Como por ejemplo en Superagente Makey.
AS: Yo disfruto mucho dirigiendo. Disfruto mucho con los actores e intérpretes. Sé de dónde vengo, es con la parte que más disfruto. También disfruto con la técnica, pero me gusta mucho trabajar con los intérpretes. Currar con alguien como Leo, que tiene esa naturalidad y capacidad de trabajo, mola mucho. Además, hacer que esos intérpretes (como Silvia, él o Jordi) confíen en ti y se tiren hacia todo lo que les propones, al final eso traspasa la pantalla y el público lo recibe. De ahí el éxito de la peli y lo bien que ha funcionado.
Yo creo que, ya que estamos en los Premios Berlanga, tiene mucho que ver con lo que hacía el maestro Berlanga, o los Álvarez Quintero: se trata de que el que está al otro lado de la pantalla se sienta identificado con el que sale en pantalla. Si no es él mismo, que sea con el de al lado. Que le pegue un codazo y le diga: “¡Esto lo haces tú!”, o tu hermano o tu cuñado…
AL: Hacemos contenido de codazos. Hacemos una peli y vemos cómo las parejas están dándose codazos y diciendo “¡Mira, este eres tú!”. Eso es costumbrismo; eso es acercarte. Con los Quintero igual. Los codazos en el teatro se ven más que en el cine. Al fin y al cabo, es un reflejo del pueblo, de sus costumbres, ilusiones, miedos, anhelos… Eso es muy bonito de hacer.
¿Cuáles son vuestras tres comedias favoritas del cine español?
AS: Atraco a las 3, sin duda. Te diría probablemente La escopeta nacional y, por decirte alguna película más pegada a nuestros días y por hacernos un poco de publicidad a nosotros, 8 apellidos vascos (risas).
AL: Yo coincido con Alfonso en Atraco a las 3, que me parece maravillosa. Luego hay pelis que no sé si se considerarlas comedias, pero que te arrancan esa sonrisa amarga y te mantienen en ese estado pseudocómico, como es El cochecito. Utilizar las desavenencias del protagonista para arrancarte esa empatía y simpatía, esa sonrisa que quizás no sea risa… Le tengo mucho cariño.
Y sobre 8 apellidos vascos, le tenemos un cariño especial porque nos ha dado mucho. Podríamos englobarla dentro de las películas recientes, de la comedia reciente, que tan buenos resultados ha dado junto a 8 apellidos catalanes y El mundo es nuestro, valga la redundancia.
Carolina Iglesias
En vuestros cuatro años de Estirando el chicle, habéis llenado el Wizink, ganado un premio Ondas… ¿Os imaginabais este éxito?
Realmente no. Cuando empezamos, el podcast tampoco tenía el auge de hoy día; no había tantos ni tanta gente que viviera del podcast o que hiciera shows en directo. Teníamos pocos referentes en este campo, y sobre todo eran Andreu Buenafuente y Berto Romero. Pero claro, ni siquiera teniéndolos a ellos te imaginas conseguir eso. Ha sido un viaje bestial porque hemos aprendido mucho. Ha sido un máster de la profesión, de la gestión del agobio… Ha sido muy loco, pero increíble.
¿Cómo es abrirse camino en la comedia siendo mujer en España?
Pues es un tema del que hay que hablar. Creo que la cosa ha evolucionado mucho y que hay espacio para más compañeras. Nosotras, cuando empezamos con el podcast y empezó a ir bien, una cosa que nos preocupaba era que solo hubiera un hueco para nosotras y no para las demás. Que el foco ya no se pusiera en otras compañeras que llevaban tiempo trabajando y se lo merecían de la misma manera. Pero sí que he visto que, desde que empezamos en 2020 hasta ahora, hay muchas más. Todavía sigue siendo complicado para mucha gente el darse cuenta de que una mujer está capacitada para hacer el mismo trabajo que el de un hombre.
Otra cosa que veo es que los compañeros, muchos de ellos, han cambiado la mentalidad y se han dado cuenta de que no había tantas mujeres. Y noto ese cambio y eso también me gusta. Pero queda trabajo: nos han hecho preguntas muy ofensivas sin pretenderlo, y hemos vivido muchas cosas. Todavía queda mucho por hacer, y quedan muchas compañeras que tienen que llegar sin la necesidad de ser el programa más escuchado.
Te vemos hacer comedia desde tu podcast, también en programas de televisión… ¿Tienes en mente abordar la comedia desde el cine, las series u otros medios?
Me apetece hacer cosas que me ilusionen. Esta frase ya es de actriz intensa, por lo tanto ya podría ser actriz (ríe). Pero sí me apetece; la ficción es algo que me gusta mucho, tanto interpretar como escribir. Con Victoria tuvimos un proyecto de serie, pero es algo en lo que tampoco he trabajado mucho para que, de momento, ocurra. Ahora también estoy escribiendo una novela, preparando un grupo de música… Enfocada a hacer cosas creativas que me ilusionen y que sean diferentes a lo que suelo hacer para no cansarme nunca de producir y de pasármelo bien trabajando.
¿Cuáles son tus tres comedias favoritas del cine español?
Primos, mi más favorita del mundo mundial. Las Carminas, de Paco León, también me gustan mucho; yo creo que diría que es la primera porque es la que más me marcó. Y El milagro de P Tinto, también me marcó mucho en su momento.
Gorka Otxoa
¿Cómo has vivido el éxito de Machos Alfa?
Un día hicimos un visionado de los 3 primeros capítulos de la primera temporada porque yo, por ejemplo, cuando estoy grabando, no veo nada. Nos juntaron para ver esos capítulos y me acuerdo que se generó una energía, unas risas, un buen rollo… Nos miramos entre nosotros y pensamos que esto podía ser un pelotazo. Luego puede haber 1.000 factores: que si promo, cuándo se estrena, cada plataforma… Hay factores que se nos escapan, pero la historia y la serie en sí funcionaban como un tiro.
Eso lo sentimos todos ese día, la gente lo corroboró después. La segunda temporada todavía ha ido mejor que la primera, y la verdad es que estamos disfrutando muchísimo. Nos sentimos privilegiados de estar en una serie que está viajando por el mundo, que a veces se dice que la comedia no viaja. Machos alfa ha estado en el top 10 en más de 30 países. Además disfrutamos mucho haciéndola. Un lujazo.
Llevas más de 20 años en el mundo de la comedia ¿Cómo ha cambiado el género desde tus inicios hasta el día de hoy?
Las plataformas han abierto un mundo nuevo de posibilidades. Si hablamos, por ejemplo, de duración: las comedias aquí siempre eran de entre 70 y 80 minutos, que con la publicidad se iban hasta casi dos horas de duración. La gente se acostaba a las 12:30 y se nos quejaba que tenían que madrugar. Ahora todo el mundo ve las series cuando quiere. Mucha gente nos comenta que ve Machos alfa en una o dos noches. La duración de los capítulos a 30 minutos creo que cambia mucho.
También está el hecho de que no sea para todos los públicos. Las televisiones generalistas en los últimos 20 o 30 años, entiendo que comercialmente tiene sentido que cubriesen cuanta más franja de edad, mejor, pero ahora se pueden hacer cosas más diferentes, con temáticas diferentes… Algunas de humor negro que antes era implanteable, otras más agresivas, más cañeras. Eso amplia el abanico de posibilidades de comedia mucho, y lo enriquece.
La comedia española siempre ha sido uno de nuestros fuertes y de lo que más se ha exportado fuera, junto con el terror. Que de repente pueda haber todo tipo de comedias, con diferentes tonos e, incluso, diferentes localizaciones, ha enriquecido muchísimo el género.
En qué nuevos proyectos andas involucrado?
En septiembre empiezo una serie dramática, nada que ver con Machos alfa, con un personaje muy oscuro, con una parte muy negra. Luego tuve una peli que rodé en enero en el extranjero, en Islandia; un proyecto en inglés. Es una peli que no tiene nada que ver con lo que he hecho hasta ahora. Y luego, proyectos para el año que viene… así que estoy disfrutando mucho.
¿Cuáles son tus tres comedias favoritas del cine español?
La primera que me viene así por decirte una es Días de fútbol. Le tengo mucho cariño por muchos actores que estaban en la peli. Hace poco la enganché otra vez y mola mucho.