Santi Amodeo, director de El cielo de los animales : "Habla de la muerte y el duelo pero con una atmósfera vitalista"

FlixOlé entrevista al director Santi Amodeo para hablar sobre el estreno de su nuevo trabajo, la adaptación El cielo de los animales

El cielo de los animales es una adaptación del libro de David James Poissant, ¿qué fue lo que te atrajo de este libro para decidir llevarlo a la gran pantalla?

Yo estaba rodando en Argentina. Íbamos paseando y había una librería muy grande, y mi director de arte me dijo “ven, te voy a hacer un regalo”.  Me regaló el libro y me dijo “esto va a ser de tu próxima película”. Eso me lo han dicho muchas veces y nunca ocurre, pero en este caso sí. La verdad que cuando lo leí me llamó inmediatamente.                      

El autor es norteamericano, otra cultura completamente diferente a mí. Pero me di cuenta de que teníamos mucho en común: mi forma de ver la muerte, la pérdida… Había algo vitalista en el libro. No es un libro tristón, y nosotros intentamos que no fuese una película tristona, sino que tuviese un punto vitalista. Entonces me atrapó. 

 

Hablas de una película vitalista cuando hablas de la muerte y el duelo ¿Qué visión querías dar con esta adaptación? 

Es que precisamente eso es una de las cosas que a mí más me atraían del libro. Iba sobre la pérdida, pero a mí me parecía algo vitalista. Esa paradoja me gustaba y yo quería transmitir eso mismo a la película. Habla de la muerte y del duelo, también de la gente que se va a morir. Que lo tratara de esa forma vitalista, me parecía muy atractivo. Me parecía que era algo que no había visto antes en cine. Quizás sea la razón por la que me animé. Pensé que podía trasladar esa atmósfera que tenía el libro a una pantalla.

Fotograma de El cielo de los Animales de Santi Amodeo
África de la Cruz y Claudio Portalo en El cielo de los animales

Una conseguida adaptación

El libro se compone de bastantes episodios más ¿Por qué te decantaste por los relatos que componen esta película? 

Desarrollé muchos, escribí tratamientos de muchos. Para mí una cosa esencial era pelar los relatos. Los relatos son mucho más barrocos, tienen más literatura, pasan más cosas… Yo quería hacer  como si fuera un relato de Carver: tú lo lees, lo lee ella, lo leo yo y sentimos cosas diferentes. Son como chispazos. Entonces, lo primero que hice fue coger relatos que me gustaban y desarrollarlos con ese espíritu, con el de hacer algo muy esencial. Un pequeño chispazo.

De los que fui componiendo, me di cuenta de que unos se autodescartaban porque no me funcionaban así. Otros me llamaban más porque con poco podías contar mucho. Acabé una vez que tenía un buen número de relatos y me decidí por los cuatro que yo creía que que eran más homogéneos entre sí y que encajaban mejor.

 

Comentabas antes que tenemos un charco de por medio y obviamente hay diferencias culturales ¿Cómo conseguiste llevarlos hacia tu terreno? 

Rápidamente vi una conexión, por ejemplo, en decorados, en los escenarios donde ocurren las cosas. Lo iba leyendo y lo iba viendo. Iba diciendo: “¡Hostia! Esto puede ocurrir en Las Marismas”. Las Marismas es un sitio en Sevilla que está muy cerca, pero es como si viajaras en el tiempo 30 años. Es una forma de vida completamente diferente, mucho más campesina, pero además muy peculiar… Mucho agua, en un sitio que hay mucha sequía… Un sitio peculiar.

Entonces, el del cocodrilo, inmediatamente, pensé que podía ser ahí. Te lo comes perfectamente porque ese tipo de atmósfera, ese alguien a quien llamen en el pueblo “el hombre lagarto”, te lo crees. Aquí puede haber un hombre lagarto que tenga un bicho. Los demás decorados me entraban de una forma muy natural.

Después, la temática. Yo no soy nada creyente, pero mi familia sí; bueno, le gusta la Semana Santa, mucha iconografía… Digamos que esa forma de vivir la muerte es algo que culturalmente me entra de forma muy sencilla. Yo vivo la muerte como algo de la vida, sufres igual, pero forma parte de la vida. Se ha muerto tu madre, lloras en la intimidad, pero digamos que le ves lo positivo. Esa esencia la tenía el libro. Él (David James Poissant) es de Utah, que es un sitio muy religioso, y supongo que tendrá algo que ver con eso.

Puede que tenga algo que ver ese rollo de la religión en nuestra cultura que hace que nos lo tomemos como si esto no fuera el fin, sino como que ahora pasan más cosas.

Fotograma de El cielo de los animales del director Santi Amodeo
Manolo Solo y Jesús Carroza en El cielo de los animales

Un visión particular

Destaca la fotografía analógica en tu película ¿Qué te aportó para el relato de las distintas historias?

No sólo analógico, porque yo he rodado siete pelis y cinco las he rodado en celuloide. Es que, encima, está en Ektachrome, que es un tipo de celuloide muy difícil de trabajar. Hay muy pocas películas hechas así, muy pocas. En España creo que no habrá ninguna, yo no conozco ninguna. Me parecía que le iba a dar una atmósfera perfecta, porque iba a ser muy diferente. Eso no lo puedes hacer con otra técnica.

El Ektachrome es el Ektachrome. Es una cosa muy difícil, porque cuando cambia la luz, cambian los colores… Es muy difícil de domar. Hay pocos directores de fotografía que se atrevan, de verdad. El mío se atrevió y creo que le da ese toque, como ya he dicho, de esas atmósferas que lo separan de la realidad. Era una cosa que yo pretendía: que no fuera una película realista.

Hay muy pocas películas hechas en Ektachrome. En España, ninguna"

Hemos encontrado también ciertos símiles entre los personajes de Raúl Arévalo y de Paula Díaz con anteriores películas tuyas. En Cabeza de perro o Astronautas, los protagonistas vienen de una situación complicada, aparece de repente una tercera persona, que normalmente es extravagante, quien les cambia la vida ¿Es algo que se ha dado de manera natural, lo tenías pensado así?

No, pero claramente es lo mismo, es el mismo esquema. De hecho, en este caso, es importado del relato. Pero es verdad, te llega alguien un poco extravagante… Ahora que has dicho Astronautas, posiblemente tenga algo que ver. Aunque los personajes no, sí tiene que ver que sean chicas jóvenes, mentirosillas, inventando cosas… Ahora que lo dices tiene conexión, pero no estaba previsto. No era algo que tuviera en mi cabeza de forma consciente.

El cine en el cine

¿Qué sensaciones quieres transmitir con esta película? ¿Qué esperas de El cielo de los animales?

Yo sé muy bien en qué contexto nos movemos. Ya que hablamos de esas películas de Cabeza de perro, Astronautas o El factor Pilgrim… Solo piensa que la de El factor Pilgrim era una película autoproducida e hizo en el cine 15.000 espectadores, que ahora… Con Cabeza de perro, que es una película bastante particular, hicimos 115.000 espectadores. El cine ha cambiado por completo. Yo soy consciente que ahora no se hace cine para las salas, aunque yo lo hago para las salas.

Mi película yo se la recomiendo al que crea que le puede gustar, que la vea en el cine porque la fotografía del cine es impresionante. Hemos trabajado muy bien el sonido. Tiene un sonido muy especial, muy concreto hecho para la sala. ¿Qué espero? Que vayan los muy cinéfilos que la quieran disfrutar, pero no aspiro a más.

Vamos a estrenar en buenos cines. Es lo que yo necesito como mínimo. Esta semana han puesto en TVE mi anterior película y la han visto 300.000 personas. El cine ya se hace para eso, para las teles, para las plataformas. Ahí es donde se verá masivamente. Ahí es donde el esfuerzo de hacer una película cobra sentido. En este estreno espero llevarme un mes en Madrid, un mes en Barcelona, un mes en Sevilla, porque soy sevillano… Y que haya un milagro como el anterior, que nos llevamos un mes en Granada, no sé ni por qué. 

Fotograma de El cielo de los Animales de Santi Amodeo
Paula Díaz en El cielo de los animales

Santi Amodeo como director

Precisamente, comentas eso de revisitar esas películas tuyas a través de plataformas, de televisión… Astronautas y Cabeza de perro las tenemos en FlixOlé ¿Qué recuerdos te vienen de los rodajes de esas películas? 

Me acuerdo de Nancho Novo, que entonces era un top, era una estrella… El tipo leyó el guión y dijo “sí”, cuando lo normal es que dijera que “no”. Y lo fácil que lo hizo todo. Nosotros éramos unos chavalitos, porque éramos bastante jóvenes, rodábamos siempre juntos. Éramos amigos y él, que es gallego, que no le gusta dar abrazos, se metía en un mundo de chavalitos y encajó muy bien. No fue nada dogmático, nada capullo. Fue muy humilde. La verdad que disfrutamos muchísimo en ese rodaje.

En Cabeza de perro, Juanjo Ballesta estaba en su momento más top. Él no había hecho nunca un personaje que no fuera a hacer de él. Le tuve que cambiar la forma de andar, de hablar, cambiarle un poco el acento… Porque él, claro, tenía que hacer de un pijo de aquí y él, que es de Parla, tenía un acento así marcado. Tuvimos que cambiar muchas cosas, pero bueno… 

Él ya era amiguete porque había rodado con Alberto Rodríguez, que es muy amigo mío y él ya me tenía controlado. Conectamos muy pronto. La verdad que fue un rodaje también agradable. Yo disfruto rodando, no sufro. Sufro cuando hay problemas, pero no me invento sufrimiento. Cuando hay un problema, ahí sufro, pero tengo esa sensación de buenos rodajes.

Yo disfruto rodando. No sufro"

Ahora enfrento el estreno con muchísimo menos miedo que antes y eso que fueron películas que me fueron muy bien: fueron a muchos festivales, hacían mucha taquilla. Entonces el viernes te mataba, si no iba bien, te ponías a llorar. Recuerdo que fueron bien. 

Por ejemplo, Cabeza de perro, contra todo pronóstico porque era una película con un actor muy famoso pero muy marciana para la época, de pronto, que fuera muy bien, me sorprendió un montón. A diferencia de estos tiempos, a mí este viernes me da menos nervios. Siempre te da un poquito de pellizco, pero tú sabes que las cifras no te van a sorprender ni para arriba ni para abajo, va a ser más o menos las que esperamos.

Entrevista a Santi Amodeo
Santi Amodeo durante la entrevista

El tándem con Alberto Rodríguez

Junto a Alberto Rodríguez, con quien has trabajado en varias ocasiones, os habéis convertido en la punta de lanza del cine Sevilla ¿Cómo has vivido la evolución de rodajes en tu tierra?

Empezamos juntos y somos muy amigos. Estamos mucho tiempo juntos. No hemos perdido el contacto. Nos enmarcamos dentro de una ciudad donde se rueda mucho.

En Andalucía no se rodaba. Ni mucho ni poco, se había hecho Solas y Pilar Távora había hecho una película, pero no se hacía cine. Nosotros éramos bastante jóvenes: una pandilla de veinteañeros que queríamos hacer películas. Eso era una una locura.

Yo conseguí un trabajo en la tele, que estaba muy bien pagado, y cuando le dije a mi madre que lo dejaba para dedicarme al cine, esa noche lloró. Pero bueno, nos salió bien. La verdad que tenemos punto de pioneros, pero, en realidad, nos salió bien como podía haber salido mal, porque no el terreno no estaba abonado.

Ahora ha cambiado por completo. Ahora somos los veteranos… Somos jóvenes todavía para el cine, para los estándares del cine, pero, es verdad que empezamos muy jóvenes… Sin embargo, en 25 años ha cambiado tanto la industria que ahora es como otra cosa.

A veces lo comentamos. Alberto es comisario en el Festival de Málaga de cine underground andaluz y yo voy en el pack. Vamos dos o tres y abrimos los debates. Claro, nos hace reír porque poner pelis de Pedro Temboury, que era un auténtico friki, ahora es un clásico. Tenemos sus pelis allí y se llena el cine para ver a un clásico. Ha cambiado todo. Además que hay mucha afición. Hay mucha gente que se quiere dedicar al cine, y se consiguen levantar muchas películas. 

...Y si te has quedado con ganas de más