Por el décimo aniversario de la muerte de Elías Querejeta, recopilamos algunas de las películas más importantes de su carrera como productor.
A diferencia de otras cinematografías, la figura del productor nunca ha estado del todo bien ponderada dentro de la historia del cine español. Aunque han existido empresarios cinematográficos que han construido pequeños grandes imperios en torno a productoras, como podrían ser los Trevor o Cesáreo González, su labor casi siempre se ha reducido a los libros de cuenta o a meros padrinos artísticos; rara vez se ha elevado la voz para vindicarlos como figuras creativas. Esta situación cambiaría cuando Elías Querejeta cambiase la pelota por la producción.
Antiguo delantero de la Real Sociedad, recordado por marcar tremendo gol al Madrid de Di Stéfano, se convirtió en el renovador principal del cine español desde mediados de la década de los 60. Algunos de los cineastas más importantes han pasado por sus manos o por las de su productora, Querejeta P.C. Estos son algunos de los ejemplos más ilustres.
Noche de verano (Jorge Grau, 1962)
La primera película como productor en la larga carrera de Elías Querejeta. Con apenas 28 años de edad, recibiría su primer crédito cinematográfico, en este caso como productor ejecutivo. De paso también tendría su primer encontronazo con la censura franquista. Inspirada en los grandes renovadores del cine italiano como Antonioni y Fellini, Jorge Grau se desmarcó del habitual cine español con una película que desafiaba los estrictos cauces morales de la época.
Un grupo de burgueses desinhibidos, frívolos y adúlteros se divierten en Barcelona durante la noche de San Juan. Elegante en sus formas, y con un decidido tono casi onírico, Grau se marcó esta auténtica rareza a la que se le censuraron 15 minutos de metraje y que FlixOlé ha recuperado en una copia con la ayuda de la Filmoteca Española.
La caza (Carlos Saura, 1966)
La película que unió a Carlos Saura y Elías Querejeta. Una de las relaciones más fructíferas a nivel artístico del cine español durante varias décadas. Para unos, una de las grandes metáforas del franquismo; para otros, simbolismo de la España incipiente del pelotazo. Ganadora del Oso de Plata al Mejor Director en el Festival de Berlín, La caza se convirtió en el estandarte de un nuevo cine español de prestigio. El filme colocó a su productor en la vanguardia del cine español, logrando acuerdos internacionales impensables en aquellos días.
La historia de una partida de caza que significa mucho más de lo que aparenta. El contraste entre los amplios escenarios naturales donde transcurre la acción y el asfixiante encuadre de todos sus protagonistas. Recientemente el Festival de Venecia ha recuperado la película en su versión remasterizada dentro de su sección de clásicos. Una obra maestra atemporal de nuestro cine.
Los inocentes (Juan Antonio Bardem, 1962)
Una pequeña trampa. Elías Querejeta no fue el productor de Los Inocentes de Juan Antonio Bardem. En cambio, lo que hizo fue ejercer como guionista. Un rol que no le resultaba ajeno puesto que ya actuó como tal y como director en un par de cortometrajes de no ficción previos. El proyecto fue heredado por Bardem y pretendía ser una fuerte crítica a la alta burguesía donostiarra. La censura de nuevo se mete por medio y la película acaba siendo financiada y rodada en Argentina aunque en régimen de coproducción con Cesáreo González. Algo que disgustó enormemente a Bardem puesto que pensaba que el cambio de localización había perjudicado a su metáfora política.
Dividida en dos partes. La mujer de un modesto empleado de banca fallece cuando va en compañía de un acaudalado empresario. Su familia hará todo lo que está en su mano para tapar el escándalo. Mientras tanto el viudo de la mujer se empeña en llegar hasta el fondo de la cuestión para averiguar si su mujer le era infiel, topando por el camino con la hija del fallecido quien se acaba compadeciendo de él y entablando una relación en Buenos Aires. La película es una crítica negra del arribismo y de la falta de escrúpulos para trepar en los escalafones sociales.
El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973)
Cuando se dice que Elías Querejeta tiene un sexto sentido para detectar el talento es por haber apadrinado películas como El espíritu de la colmena. El donostiarra sólo necesitó 5 páginas de tratamiento de la película para producir la película. Hasta entonces, un joven Víctor Erice sólo había dirigido un segmento de la película colectiva, Los desafíos.
La vida vista a través de los ojos de la actriz infantil Ana Torrent. Y de cómo a través del cine en su vertiente más popular va descubriendo la magia de la existencia pero también la crueldad del horror de la Guerra Civil Española. Ganadora de la Concha de Plata a la Mejor Película en el Festival de San Sebastián, El espíritu de la colmena es una de las películas fundamentales de la historia del cine español que ha influido largamente en cineastas como Guillermo del Toro. De la suma de dos talentos singulares, nació una relación peculiar que acabó en ruptura dramática durante la producción de El Sur.
Tasio (Montxo Armendáriz, 1984)
“Vete a ver a Elías, que está tan loco como tú”. Estas palabras sellaron el destino de Montxo Armendáriz como cineasta. Navarro de nacimiento, este realizador llevaba tiempo con la idea de adaptar a la ficción un documental suyo anterior sobre los últimos carboneros navarros llamado Nafarrako Ikazkinak. Allí conoció a la figura de Anastasio Ochoa, una presencia tan enigmática y electrizante que Armendáriz quedaría prendada por ella. Pero una película sobre una región tan remota y un oficio en peligro de extinción, simplemente no interesaba a la industria.
Cineasta y productor conectaron en 1983 y, apenas unos meses después, ya estaban comenzando el rodaje. Esta historia de héroes anónimos y seres humanos fundiéndose con la naturaleza supuso el comienzo de la fructífera carrera de Armendáriz como director de cine y de una frugal colaboración entre ambos. Influenciado por el cine japonés, y Ozu en concreto, la película está llena de elipsis visuales y tiempos muertos para acentuar la fusión entre hombre y paisaje. Un tiempo y una tierra donde el reloj no discurre de la misma manera para todos.
El desencanto (Jaime Chávarri, 1976)
Jaime Chávarri y Elías Querejeta se conocieron durante el rodaje de El espíritu de la colmena de Víctor Erice y Ana y los lobos de Carlos Saura. Allí, el ahora cineasta, actuó como diseñador artístico de ambas películas. Durante años, Chávarri trabajó en casi todo dentro del mundo del cine. Fue crítico de cine para la revista Film Ideal, ayudante de dirección en algunos cortos e incluso fue actor para algunos amigos como Pedro Almodóvar o Joaquín Sabina. Quizás por su relación previa, Querejeta no dudó en encargarle a Chávarri este proyecto acerca de la alucinada y bohemia familia Panero. Delante de una cámara desfilan la viuda y los tres hijos de Leopoldo Panero, el poeta oficialista y casi oficial del régimen franquista.
Rodada antes de la muerte de Franco y estrenada inmediatamente después, El desencanto se convirtió en una de las películas puntales sobre la Transición. Precisamente la expresión “Desencanto” se ha utilizado en numerosas ocasiones aludiendo a la película caracterizando este período de la historia de España. La película no sólo tuvo que enfrentarse a la censura sino que fue retirada del Festival de San Sebastián por Querejeta, aludiendo a la represión gubernamental sobre el pueblo vasco.
Dulces horas (Carlos Saura, 1982)
Recordar es el tema principal de Dulces horas, la última película del binomio creativo Elías Querejeta y Carlos Saura. Como si se tratara de un alegato sobre el paso del tiempo o de echar la vista atrás de la relación entre cineasta y productor, el largometraje tuvo al pasado como gran tema principal durante todo su metraje. El cineasta oscense intentó evocar las formas de su primer cine en esta suerte de regreso a los orígenes que sin embargo tenía muy en cuenta el paso del tiempo.
Realidad y representación. ¿Cuánto de personal tiene la memoria? La visita de Juan a su hermana sirve para reflotar los sentimientos acerca de su progenitora. Allí descubrirá que todas sus creencias son erróneas y que su madre se acabó suicidando ante el peso emocional del abandono de su padre. Saura no traiciona algunos de los temas más habituales de su filmografía y se lanza de lleno a despedazar la idea de familia tradicional. Una melancólica despedida para una entente creativa que revolucionó la historia del cine español.
El último viaje de Robert Rylands (Gracia Querejeta, 1996)
El apellido Querejeta ya era sinónimo de cine en nuestro territorio. A partir de El último viaje de Robert Rylands también ya se establece un legado con el apellido. Hija de Elías y la diseñadora de vestuario, Maikila, Gracia Querejeta debutaría como realizadora en el año 1992 con la película Estación de paso, donde su propio padre volvería a ejercer como guionista.
Apenas cuatro años después, saltaría al territorio de las grandes ligas del cine nacional cuando Elías comprase los derechos de la novela de Javier Marías, Todas mis almas, sobre un arqueólogo y profesor de Oxford que repasa su vida amorosa en una confesión furtiva en una comisaría. El proyecto acabó como el rosario de la Aurora, con cruces de declaraciones y misivas en el periódico de El País y finalmente en los tribunales donde el juez acabó por retirar el nombre de Marías en los títulos de crédito. Polémica aparte, el largometraje consolidó como autora a Gracia y cimentó una carrera que se extiende ya a lo largo de tres décadas.
Familia (Fernando León de Aranoa, 1996)
Una de las principales señas de identidad de Elías Querejeta como productor es la búsqueda del talento joven, del cineasta novel y el descubrimiento de futuros grandes nombres del cine español. Saura, Erice, Armendáriz, Chávarri… Quizás el último gran representante de estos novatos sea Fernando León de Aranoa. Licenciado en Ciencias de la Imagen y criado en el ámbito televisivo donde llegó a colaborar con cómicos de éxito como Martes y Trece o series de televisión como Pepa y Pepe. Tras iniciarse como guionista en Los hombres siempre mienten, daría el salto al largometraje en 1996 con la película Familia.
Ya desde su primera película, el realizador madrileño demostró que venía a romper arquetipos sobre la sociedad occidental acomodada. En forma de troupe de actores caracterizados como una falsa familia, se exploraban temas como las dinámicas de poder, el dinero o las falsas apariencias. La relación entre León de Aranoa y Querejeta se prolongará durante 2 películas más, siendo partícipe de los triunfos de Barrio y Los lunes al sol.
24 horas en la vida de Elías Querejeta (Gerardo Sánchez, Alberto Bermejo, 2012)
No es una película producida por él mismo pero para conocer la vida y obra del productor vasco, no hay mejor manera que zambullirse en el documental que los compañeros de Días de Cine, Gerardo Sánchez y Alberto Bermejo, crearon en torno a su figura. 24 horas en la vida de Elías Querejeta nos lleva a adentrarnos en su extensa carrera dentro de la historia reciente del cine español y le acompañamos a través de sus propias palabras y las de las relaciones creativas que ha ido creando a lo largo de los años.
Por el documental van pasando algunos rostros y nombres familiares de Querejeta así como fragmentos de las películas que ayudó a producir. Para el recuerdo, su reencuentro con Carlos Saura con el Gernika de fondo o verle jugar de manera infantil al fútbol con una tapa de refresco con unos niños en las calles de su ciudad.