Alberto Closas, padrazo del cine español.

La plataforma FlixOlé dedica un especial a uno de los actores más populares y respetados del panorama fílmico patrio: Alberto Closas

Alberto Closas FlixOlé

Oculto su rostro por la solapa de la gabardina, apura la última calada. Sostenida la colilla con su izquierda, su derecha echa mano del bolsillo para coger el paquete de tabaco; el cuarto en lo que va de función. En lugar de la cajetilla, saca una fotografía en blanco y negro con una jauría de niños ocupando casi la totalidad de la estampa. En el medio, posa sonriente y con elegancia nuestro protagonista: Alberto Closas.

Los personajes de galán o cabeza de familia son algunos de los numerosos papeles que representó con naturalidad un actor para el que no sobran los elogios; ni tampoco ‘Padre Nuestros’, como el que le rezó José Sacristán cuando se enteró de que iba a compartir escena con este ídolo de nuestro cine en La gran familia (Fernando Palacios, 1962).

El reloj biológico que convirtió Alberto Closas en (ficticio) padre de 15 retoños, 16 en el caso de La familia… Y uno más (Fernando Palacios, 1965), despertó años después de protagonizar, junto a Lucía Bosé, una de las películas más importantes del terruño peninsular: Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955). Este objetor largometraje, que removió la conciencia de una España a la que el intérprete había regresado tras una exitosa tournée por las Américas, fue el inicio de una prolífica carrera en el país que nos dejó imprescindibles escenas para la memoria colectiva.

La doble moral, falta de humanidad y la búsqueda del perdón son algunos de los sentimientos que el cómico catalán interiorizó para encarar el personaje principal de Muerte de un ciclista. Temas también recurrentes en Todos somos necesarios (José A. Nieves Conde, 1956), donde Closas vuelve a demostrar su talla dramática haciendo de expresidiario por cuyas manos de cirujano está la vida de un niño.

Galanterías de Alberto Closas

Las vetas trágicas que el actor trazó en estos dos últimos filmes las compaginaba con un agradable y gallardo semblante. Dicho estilo fue explotado en otros trabajos relacionados con la comedia y, también, con el género policíaco.

Con José Luis López Vázquez como habitual compañero de fatigas, podemos ver al Alberto Closas galán en acción humorística a través de títulos como La fierecilla domada (Antonio Román, 1955), Una muchachita de Valladolid (Luis César Amadori, 1958), La vida en un bloc (Luis Lucia, 1956) y Casi un caballero (José Mª Forqué, 1964); o desempeñando papeles del cine negro como en Distrito quinto (Julio Coll, 1957) y Muere una mujer (Mario Camus, 1964). O una mezcla de ambos: Usted puede ser un asesino ((José Mª Forqué, 1961), comedia negra en la que la infidelidad del personaje interpretado por nuestro apuesto protagonista se torna en enredo mayor al haber un cadáver de por medio.

Entre canitas al aire y juegos detectivescos, el dandy español se hizo dueño de la escena cinematográfica y teatral del país; como ya hizo con anterioridad al otro lado del charco, donde sentó escuela en el arte dramático (algo de lo que su mentora Margarita Xirgu estaría orgullosa). En FlixOlé repasamos la filmografía de este padrazo del cine español que fue Alberto Closas con una colección especial que incluye las películas que lo encumbraron.

...Y si te has quedado con ganas de más

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