Antes de que las pistolas y los antihéroes del Spaghetti Western copasen la industria cinematográfica italiana en los años 60, los problemas cotidianos a los que se enfrentaban los ciudadanos de la bota mediterránea en la posguerra fueron trasladados a la gran pantalla por un puñado de directores, surgiendo así una nueva escuela: el neorrealismo. FlixOlé recupera aquellas obras maestras con la colección CLÁSICOS ITALIANOS, compuesta por más de una quincena de películas que reflejaron el drama y la tristeza de la época.
Durante la dictadura de Mussolini, el régimen procuró mantener a flote el cine nacional invirtiendo en la enseñanza de actores y directores. Entonces, el precio a pagar fue la producción obligatoria de películas que contribuyesen a ensalzar la historia de la nación italiana, dando la espalda a los verdaderos dramas que vivía la sociedad. Tras la caída del estado totalitario y la II Guerra Mundial, un grupo de directores ‘la pigna’ (gesto con la mano característico de los italianos) trasladaron los males que aquejaban al ciudadano de a pie al fotograma.
Género con nombre
Sin cruzar la fina línea que lo separa del documental nació el neorrealismo, género con altas dosis de drama y envuelto con ciertos momentos de comedia. Entre las cintas que abrieron el melón estaba Ladrón de bicicletas (1948), dirigida por uno de los padres del nuevo cine que nacía en Italia, Vittorio de Sica. Éste llegó a rechazar a Cary Grant para el papel protagonista en el citado largometraje, el cual obtuvo el Oscar a “Mejor película extranjera”. De esta manera, de Sica recurrió a actores no profesionales, algo muy característico del género, para presentar el drama de un hombre que después de conseguir el ansiado puesto de trabajo le roban la bicicleta, único medio para desarrollar la labor por la que se le ha contratado.
Asimismo, siguiendo la estela de Ladrón de bicicletas, de Sica fusionó neorralismo con elementos fantásticos en Milagro en Milán (1950), cinta que presenta a un niño nacido de una col cuyos prodigios superan los problemas de clases. Asimismo, a la faceta de realizador de Vittorio de Sica hay que sumar sus trabajos como actor. Esta dimensión también se puede disfrutar en el ciclo CLÁSICOS ITALIANOS de FlixOlé, ya sea a través de piezas neorrealistas, como El general de la Rovere (1959), que supuso el reencuentro de Roberto Rossellini con el género; o mediante comedias costumbristas, como en las obras dirigidas por Luigi Comencini: Pan, amor y fantasía (1953) y Pan, amor y celos (1954). Dino Risi cerraría la saga con Pan, amor y… (1955).
Sin separarnos del neorrealismo, mención especial cabe hacer a otros de sus progenitores: Federico Fellini (Almas sin conciencia, 1955) y Luchino Visconti. Sobre este último cabe destacar los aires teatrales presentes en su filmografía. Un claro ejemplo de ello es la cinta Rocco y sus hermanos (1970), donde se mezcla violencia y ópera mientras nos presentan cuatro formas de afrontar las vicisitudes de la vida.
Lo que resta de comedia
Como ya se ha podido comprobar, la comedia compartió escenario con el neorrealismo. Así, entre las décadas de los 50 y 60 surgieron numerosos enredos, algunos de los cuales se confundían con el drama y el cine negro. Tal es el caso de Divorcio a la italiana (Pietro Germi, 1962), una crítica a los valores imperantes de la época que logró hacerse con el Oscar en la categoría de “Mejor guion original”. Años antes de esta comedia negra, Germi se había adentrado en el crimen (cinematográfico) con Un maldito embrollo (1959), comedia que se va diluyendo en una trama policiaca con numerosas aristas.
Cerrando el capítulo de la tragicomedia, no podía faltar La chica con la maleta (Valerio Zurlini, 1961), drama romántico que juega con las inocencias de dos personajes de diferentes edades y vivencias que sirvió para mitificar a la actriz Claudia Cardinale.
Síguenos
www.flixole.com
Twitter: https://twitter.com/FlixOle
Instagram: https://www.instagram.com/flixole
Facebook: https://www.facebook.com/FlixOle/