El escritor y crítico, Juan Pando, llega a nuestra sección ‘Las favoritas de…’ para contarnos cuáles son sus películas de cabecera del cine español. Autor de libros como Hollywood al desnudo y Crónica negra de Hollywood, al también miembro de la Academia de Cine le hemos podido leer en textos cinematográficos en medios como El Mundo, Onda Cero y Fotogramas. Aquí os dejamos la lista de imprescindibles, joyas por descubrir y películas a reivindicar de Juan Pando.
«La presencia y belleza magnética de María Félix, ‘La Doña’, dominan esta historia a partir de un argumento de Miguel Mihura. Comienza en clave de melodrama y evoluciona hacia el mejor cine negro. Una mujer marcada por el infortunio recurre a su atractivo para sobrevivir, y se mezcla con un vividor (Antonio Vilar), del que se enamora, con consecuencias trágicas».
«Bardem hace un retrato, sin idealizaciones y con el respeto que le merece, del universo de los actores, que era el de su propia familia. Fotofija de una época, con lecturas tan actuales como su denuncia pionera en clave ‘meetoo’. Magníficos créditos iniciales y una secuencia magistral en la que la veterana estrella de la compañía resume el peso agotador de mantener su estatus».
«Joya muy desconocida de nuestro neorrealismo. Hay que frotarse los ojos para creer que en pleno franquismo pudo hacerse un retrato tan descarnado y reivindicativo de la otra realidad social del país. El colosal José Isbert y Juanjo Menéndez, lejos de sus papeles de comedia, son dos desheredados que intentan salir a toda costa de la miseria sin caer en la delincuencia».
«Cine en verso, o mejor en ripios. La más enloquecida y desternillante adaptación de la divertida astracanada de Muñoz Seca. La genialidad de Fernando Fernán Gómez, guionista, director y protagonista, fue parodiar las películas de capa y espada. Exagera el surrealismo de la trama y apuesta por apoyarse en unos decorados muy ingeniosos, entre kitsch y naif».
«La mejor película de Berlanga, ¡casi nada!, y de todo el cine español. La visión más negra y precisa de nuestra sociedad. La secuencia del patio, con el reo más entero que su verdugo, a quien arrastran al patíbulo, es memorable. La frase ‘¡Eso mismo dije yo la primera vez!’, de José Isbert, la guinda de la rendición ante una realidad que arrolla cualquier principio ético».
«Es el Rolls Royce del cine quinqui. El gran Carlos Saura trasladó a los años 80 la preocupación social de su cine, ya mostrada desde su primer largometraje, ‘Los golfos’. Imposible no conmoverse con la canción ‘Me quedo contigo’, de Los Chunguitos, y dejarse seducir por la inocencia de Berta Socuéllamos. Tiene uno de los finales más conmovedores jamás filmados».
«Uno de los mejores thrillers patrios y de los trabajos más redondos de Aranda, que entronca con tradición del cine negro catalán de los años 50 y 60. Una trama de venganzas y atracos, con Barcelona como escenario, que gira en torno a la relación, entre el amor fou y el odio, de una delincuente (excepcional Fanny Cottençon) y un policía corrupto (Bruno Cremmer)».
Sé infiel y no mires con quien (Fernando Trueba, 1985)
«Comedia de comicidad irresistible que funciona con la precisión y eficacia de un reloj suizo. Con esta adaptación del vodevil homónimo, Fernando Trueba se demostró maestro de un género que, como la repostería, no admite el menor fallo. La suma de equívocos, el ritmo endiablado y su reparto coral en estado de gracia provocan la carcajada continua».
«Combinación mágica de comedia, fantástico y terror, con reivindicación del costumbrismo, que es seña de identidad del cineasta vasco. Álex Angulo, insuperable, al frente de un reparto en estado de gracia, personajes tan frikis como entrañables, situaciones delirantes, una trama esotérica y una secuencia icónica, la del luminoso de Schweppes sobre la Gran Vía madrileña».
«Increíble la química entre Emma Suárez y Nancho Novo en esta deliciosa propuesta sobre el amor, las mentiras y hacer real el deseo y la fantasía. Cine para dejarse llevar, como los protagonistas, por las sensaciones. Lisa sufre amnesia tras un accidente y J, su salvador, le va proponiendo unos recuerdos ficticios que ella asume, o juega a hacerlo, como propios».