“Hola cariño, ¿qué tal el día?” es quizá uno de los clichés que mejor reflejan el rutinario interrogatorio al que queda sometida una persona tras su jornada laboral. A la interesada o protocolaria pregunta le sigue la respuesta desinhibida o carente de entusiasmo que, con o sin detalles, describe el drama o la comedia que ha supuesto el día en la oficina. La colección WORKAHOLICS: Los trabajólicos de FlixOlé trae a colación esas historias tan cotidianas del trabajo a través de una treintena de películas.
Como en tantas otras ocasiones, el cine ha servido para reflejar los usos y costumbres de la sociedad; también en lo que a trabajo se refiere, abordando los distintos tipos de empleo a los que nos podemos enfrentar. En La punta del iceberg (David Cánovas, 2015), por ejemplo, se presenta un ambiente laboral tan enfermizo que acaba con tres empleados quitándose la vida; Maribel Verdú encarnará el papel de alto cargo para averiguar cómo se ha llegado a dicha situación.
En otros casos, el séptimo arte aboga por un discurso más crítico, ya sea denunciando la precariedad laboral: La mano invisible (David Macián, 2016); o evidenciando la falta de escrúpulos y de ética en el mundo contemporáneo: El método (Marcelo Piñeyro 2005). Las mentiras también pueden formar parte de la cotidianidad laboral y familiar; si no que se lo pregunten a José Coronado en La vida de nadie (Eduard Cortés, 2002).
Igualmente, el género dramático ayuda a enlazar el trabajo con las desdichas sociales. En Azuloscurocasinegro (Daniel Sánchez-Arévalo, 2006) se aborda la desventura y la losa que acompaña a las esperanzas depositadas sobre un conserje que desea vestirse de traje. Por su parte, en La vida que te espera (Manuel Gutiérrez Aragón, 2004), se cuela la vida rural, así como sus paisajes y sus gentes, en un romance eclipsado por la tragedia. Por último, Mataharis (Icíar Bollaín, 2007), El principio de Arquímedes (Gerardo Herrero, 2004) y Bienvenido a casa (David Trueba, 2006), ejemplifican las dificultades que surgen a la hora de conciliar familia y trabajo.
Pero no todo va a ser lloros y tragedias. El humor también ha servido para que lo que ocurre en el trabajo no se quede únicamente en la oficina. Llegados a este punto, el jefe es sin duda uno de los papeles más caricaturizados en la gran pantalla. Así, el gerifalte puede quedar representado como el tirano ‘extorsionabecarios’, en Diario de una becaria (Josexto San mateo, 2003); o como víctima de un robo (quizá merecido), en Atraco a las tres (José Mª Forqué, 1962), o un homicidio, en Crimen Ferpecto (Álex de la Iglesia, 2004).
Igualmente, al festival del humor laboral hay que sumar las cintas de Mariano Ozores: Señora Doctor (1974), Cómo está el servicio (1968), Un rolls para Hipólito (guionizado por Ozores pero dirigido por Juan Bosch, 1982), El currante (1983) y El recomendado (1985).
Todas estas películas, y muchas otras, pueden disfrutarse en FlixOlé, en la mejor calidad, con la colección WORKAHOLICS: Los trabajólicos.
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