Daniel Guzmán director de La deuda: "Me interesan más los perdedores que los ganadores"

Entrevista Daniel Guzmán

FlixOlé entrevista a Daniel Guzmán, director y protagonista de su nueva película La deuda. Este drama social que explora en la necesidad y la culpa ha sido la película inaugural en la 28º edición del Festival de Cine de Málaga

Regresas al Festival de Málaga con La deuda ¿Cómo es regresar a este certamen por el que han pasado tus dos primeros filmes, A cambio de nada y Canallas, y que hora lo inauguras? 

Es una responsabilidad y un compromiso importante. Nos informaron de que iba a estar en competición en Sección Oficial, y eso para nosotros era muy importante y un regalazo.  Luego nos llamaron a las dos semanas para decirnos que querían que La deuda inaugurase el festival, que lo habían decidido en el comité. Es una alegría inmensa. También te responsabiliza porque está todo el foco desde el principio. 

Lo que no nos dio tiempo fue a producir la película y venimos con la película sin etalonaje, mezclas y sin nada; pero también fue la copia que vieron ellos (el festival). Por supuesto, estará mejor cuando llegue al cine, pero ahora confiamos en ella y en el trabajo; también por todo lo que nos están diciendo de la película. Venimos con mucha ilusión.

 

Con La deuda cierras tu Trilogía callejera, como la has llamado. Se trata de tu proyecto más ambicioso hasta la fecha. ¿Cómo ha sido el rodaje de esta película? 

He intentado que la factura sea bastante más elevada que mis anteriores películas para hablar de un problema social. Me gusta que sea desde la luminosidad y desde la elegancia, porque la vida tiene esos contrastes y visualmente es muy potente. Ha sido una apuesta que ha encarecido mucho el proyecto. 

Una película al uso son entre 30 y 35 localizaciones, ésta tiene 68, es una barbaridad. Te genera muchas más semanas de preproducción y de rodaje. Hacer dos o tres localizaciones al día suponen mucha tensión por llegar a cumplir el plan de rodaje y por ese lado ha sido una apuesta a nivel de factura y narrativa muy alta. Tiene sus condicionantes pero, cuando lo ves en pantalla, es muy agradecido. He vuelto a chequear la copia porque hemos cambiado algunas cosas. Y claro, verlo en pantalla grande con esa factura es bueno. 

Daniel Guzmán, en el rodaje de La deuda

La verdad de la calle

Tu primera película tenía pinceladas de cine quinqui, con Canallas te llevaste la trama a la comedia y ahora optas por un thriller ¿Por qué este género para contar la historia? 

En ésta se combina algo que ha salido sin querer. Yo no tenía esa intención pero, a medida que iba contándola necesitaba, vertebrarla a través de una historia de un protagonista que tiene el objetivo de conseguir un dinero para evitar la pérdida de la casa de la persona con la que convive, de una anciana; no se sabe muy bien qué parentesco tienen hasta el final.

El thriller me ha vertebrado esa necesidad del protagonista con todo en contra, que sufre una cierta exclusión social, a conseguir el objetivo por amor. En el fondo, esta película es una historia de amor y de afecto. La deuda habla desde la emocionalidad de una historia muy callejera, sobre personas que necesitan afecto y que a través del humor, sus necesidades y de su situación social intentan conseguir sus objetivos. 

En este caso lo que he intentado es que la narrativa y la visualización de la narrativa sean totalmente diferentes. He intentado que, a través de unas texturas, luz y algo muy elegante, no te voy a decir preciosista, hablemos de un tema social que nos sitúe en una perspectiva y nos lleve a cuestionarnos parte de la narrativa. 

En el fondo, esta es una historia de amor y de afecto"

La película tiene momentos que guardan relación con experiencias propias ¿Cuánto tiene de ti esta película?

De hecho, esta película tiene que ver con la primera y con la segunda, tiene un nexo común bastante importante. Inconscientemente, tiene mucho de experiencia. La deuda nace de un detonante, y que fue el último tiempo que estuve con mi abuela. Ella necesitaba oxígeno porque sufría una patología pulmonar y oncológica. Todos los días iba con ella a que le pusieran oxígeno para que pasase bien la noche. Estábamos como 15 o 20 minutos sin poder hablar, con una relación a través de las miradas y del entorno. Entonces pensé qué pasaría si, por necesidad, robara un desfibrilador: ¿Qué pasaría si eso tiene un resultado fatídico? 

También pensé qué pasaría si nosotros no fuéramos nieto y abuela, sino que fuéramos dos personas que se necesitan, se encuentran y que son de diferente generación, pero que se quieren y se ayudan. Qué pasaría si nuestra situación fuera difícil y tuviéramos que abandonar la vivienda… A partir de ahí empecé a tirar del hilo.

En el fondo, en la película están mis experiencias. Salvo el thriller, que tiene que con una banda organizada y es algo más narrativo o imaginario. Todo lo demás es mi relación con la culpa, la muerte y la calle; mi relación con las circunstancias y las personas que se buscan la vida. Tiene mucho de autobiográfico, por lo menos en experiencias que he vivido. 

El director, Daniel Guzmán, durante la entrevista a FlixOlé

El amor y la culpa, motores de La deuda

Uno de los temas centrales de La deuda es la vivienda, y los problemas en torno a ésta ¿Qué mensaje querías trasladar con tu película?

Ahora dicen que es un problema que está de actualidad. Yo creo que no, sino que es de hace 50 años a esta parte, lo que pasa es que ahora estamos recogiendo lo que hemos sembrado. El proceso de gentrificación echa a todo el mundo de los barrios para hacer vivienda turística y para la gente que va de paso: Málaga, por ejemplo; París, Londres, Madrid, Nueva York… Todas estas ciudades desde hace muchísimos años tiene un problema de gentrificación, lo que pasa es que está llegando a una tensión inmobiliaria, una tensión de vivienda que ya es insoportable.  Es un problema que tiene arraigo.

Lo que quería contar era básicamente una historia de amor entre dos personas de diferente generación y, cómo a través de sus circunstancias, uno va tomando decisiones que a veces son erróneas y cómo aprende de esas circunstancias.  Se trata de ver cómo las personas muchas veces no son lo que quieren ser (y que tiene que ver con el tema de la teoría meritocracia, que es algo más neoliberal que social). Las personas somos muchas veces lo que podemos o lo que nos dejan ser. 

En las equivocaciones está el aprendizaje. La culpa nos suele lastrar bastante, ya que debería ser un motor para evolucionar, pero es un motor que lo que hace es controlar y bloquearnos. Quería hablar de todos esos temas. También de la tercera edad y del amor, porque es una película que habla del amor de personas que buscan afecto, personas que necesitan encontrarse con otras, porque al final es lo que el mundo necesita. Es mentira que en el mundo se necesita poder, dinero, sexo… El mundo necesita afecto, o las personas necesitamos afecto. Y quería hablar de esas personas que, a través del amor y de sus necesidades, intentan salir adelante con orgullo y con alegría. 

Dicen que la gentrificación es un problema que está de actualidad. Yo creo que no, que es un problema de hace 50 años a esta parte"

Abanderado del cine comprometido

Con La deuda cierras una trilogía de marcado carácter social ¿Deseas seguir haciendo cine por esa línea?

Sí…No, no lo sé. Estas historias nacen de mis experiencias y mis vivencias como ser humano. Lo social viene de la sociedad y la sociedad viene del individuo. Al final, todo está impregnado de sociedad y de social. Para mí no es un género, es un todo. Yo he intentado hacer comedia, pero tiene un arraigo social; he intentado hacer drama, pero tiene también un arraigo social… Al final la sociedad está impregnada en mis vivencias. No sé si puedo cambiar, porque lo que me sale tiene siempre una connotación social, porque es lo que yo he vivido. No me salen otras historias.

Otros géneros… tendría que investigarlos, pero de momento en lo que estoy es en la calle y en las personas. A mí me interesan mucho más los perdedores que los ganadores, ya que los ganadores no tienen mucho que contar, me aburren o no me interesan. La gente que se busca la vida y se van metiendo en problemas porque necesitan salir adelante conectan con mi vida, y con lo que yo he vivido; creo que también con el público.

 

¿Nos podrías decir tres películas que te vengan a la cabeza, recomendarías o te hayan influenciado del cine español?

Eh… Plácido. Es que hay tantas. Familia, de Fernando León de Aranoa, me gustó mucho. A cambio de nada; no, perdón: La deuda (ríe). ¡Ah! La caza

...Y si te has quedado con ganas de más