
El director de la revista Cinemanía, Carlos Marañón, compatibiliza a la perfección dos de sus grandes pasiones en la vida: el séptimo arte y el fútbol. Voz experta y entusiasta en ambas disciplinas, desde FlixOlé preguntamos al crítico de cine y exjugador profesional del deporte rey cuáles son sus 10 títulos imprescindibles de la gran pantalla del país. No os perdáis ‘Las diez películas favoritas de Carlos Marañón’, donde no podía faltar un buen puntapié fílmico.
«El rastro en su esplendor, las Ventas desde el patio del desolladero. Calle pura, adulto con niño, apuros sin remedio, a cada paso un tropiezo; este es nuestro filme más neorrealista, pero en lugar de una bicicleta, aquí la última oportunidad para salir de la pobreza es conseguir un traje de luces, maravillosa estampa, antídoto imposible de una España oscura»
«Dos novios deciden pasar un día de pellas y mentiras piadosas en Toledo, en una excursión que acaba revelando el encierro en el que vive su relación. La dificultad de vivir su amor con un mínimo de espontaneidad se hace tan pesada, tan cargante, tan difícil de sobrellevar… La tristeza lo invade todo lenta, honda e irremediablemente. Va pasando de la pareja Simón Andre-Marta del Val al espectador que asiste sin consuelo, casi sin aire, a esta desilusionante falta de expectativas»
«Una de las películas más duras sobre la presión social que todavía se vivía en España en los años 60, cuando se suponía que el país se abría al futuro. Tan contundente como devastadora. Una compañía de teatro que vaga por Castilla y acaba penando su suerte de apestados en plena Semana Santa de Valladolid»
«La miseria social de una sociedad a través del microcosmos de una familia encabezada por maníaco de las quinielas (Fernán Gómez), incapaz de sacar adelante a su familia. Un retrato que va del costumbrismo castizo a la trágica deriva de un país que retrata poderosamente. Adelantado a su tiempo, Fernán Gómez, para mí el hombre orquesta de nuestro cine como actor, guionista y director. El número uno»
«’¡Bienvenido, Mister Marshall!’ y ‘El verdugo’ son otras dos cumbres de nuestro cine. Sin embargo, yo me quedo con la película que mejor explica nuestro presente político. Es el sustrato esperpéntico de las corrientes internas de una sociedad que iba hacia la Democracia. El espejo deformante de la Transición. Descacharrante y vitriólica, es un portento de planificación de escenas, de creación de personajes y escritura de diálogos, y de dirección de actores, con interpretaciones sublimes»
«No me importa que quedara inconclusa o que le falte una coda andaluza. La contención que se respira en esa casa norteña de la gaviota está mostrada con tanto talento; con una intensidad tan desbordante, que duele. La relación entre Rafaela Aparicio y Estrella, de niña a mujer, es el mejor desengrasante para tanta intimidad atrapada. Es el contrapunto de un filme que me marcó desde que lo vi de niño y que me pesa en el alma. Más que ‘El espíritu de la colmena’, una joya que descubrí ya de joven (y resabiado)»
Vida en sombras (Lorenzo Llobet-Gracia, 1949)
«La obsesión de un enamorado del cine, un jovencísimo Fernando Fernán Gómez, que acaba marcado por su propia pasión irreprimible en este drama tan curioso como abrumador para todos los que sobrevivimos gracias a las películas. Un filme que acaba entroncando con ‘El fotógrafo del pánico’ de Michael Powell y ‘Arrebato’ de Zulueta»
Volver a empezar (José Luis Garci, 1982)
«Quizá El crack y ese monumental Alfredo Landa en noir sea más potente, pero por motivos íntimos que van del Molinón al primer Oscar y a los cines de una urbe que ya solo existe en mi corazón, me quedo con ese Gijón (la ciudad de mi madre) de los primeros 80, que recibe al intelectual que salió de España tras la guerra y vuelve para despedirse de su ciudad, su amor y su Sporting. Botellas de sidra y sentimiento escanciadas por el maestro Garci»
Smoking Room (Julio Wallovits y Roger Gual, 2002)
«Olvidémonos de la falsa dicotomía entre Ricky Gervais y Steve Carell. Geniales los dos, en sus oficinas. La auténtica The Office no era británica ni norteamericana, sino la oficina de esta curiosa película, aviesa pero divertida, sobre las relaciones de poder en un trabajo tan vulgar como miserable, en el que la supuesta lucha por un espacio de libertad deja en fuera de juego todos nuestros miedos. La sala de fumadores, además, era un macguffin. Lo importante era quién jugaba de delantero centro en la pachanga del curro»
«La mejor película española sobre fútbol jamás rodada. El sentimiento por los colores (en este caso del Atlético de Madrid), a través de la relación entre un padre y un hijo; un domingo de filetes empanados y partido en la radio al sol de la Casa de Campo. A Conesa no le hizo falta filmar el juego para mostrar toda su grandeza evocadora»