
FlixOlé estrena en exclusiva ‘Rojo y negro’, la película falangista que Franco censuró
En la actualidad, Rojo y negro (Carlos Arévalo, 1942) es unánimemente considerada una de las mejores películas de los años cuarenta, aunque la historia del cine también la recordará como la obra falangista que el propio Franco censuró. Esta joya a reivindicar desapareció, y no fue hasta los años noventa cuando la cinta fue descubierta. Desde entonces es considerada un clásico mayor de nuestro cine, un mito dentro del séptimo arte que se ha dejado ver en muy contadas ocasiones. FlixOlé estrena en exclusiva una copia restaurada en HD de esta cinta maldita.
La película Rojo y negro tuvo como protagonistas a Ismael Merlo y a Conchita Montenegro, siendo una de las pocas producciones españolas en las que participó la actriz que llegó a compartir cámara junto con Buster Keaton y Ramón Novarro en Hollywood. Ello es solo una muestra de lo inaudito que resultó el largometraje de Carlos Arévalo en el contexto de la cinematografía de nuestro país en los años cuarenta.
Esta obra viene a enriquecer el patrimonio cinematográfico español, con la restauración en HD de todo el metraje, un trabajo que viene desarrollando FlixOlé desde sus inicios. En el enlace al final de la nota se podrá comprobar, con imágenes del antes y el después, cómo se ha mejorado visualmente esta cinta.
La película cuenta los días previos y las primeras contiendas de la Guerra Civil mediante una pareja de novios: ella es falangista y él militante comunista. La cinta no escatimaba críticas al bando republicano, como tampoco a las checas ni a la crueldad de sus carceleros. Sin embargo, al final mostraba el arrepentimiento del militante comunista, en algo parecido a una apuesta por la reconciliación de ambos bandos. Ése era un mensaje que el franquismo no podía permitir.
Otra de las razones que hace única a Rojo y negro es la forma de contar la trama. Carlos Arévalo se atrevió a llevar a la gran pantalla un ambicioso barroquismo visual con escenas convertidas ya en icónicas, como aquella que recorre las habitaciones de la tristemente famosa checa de Fomento. Fragmentos como éste convierten a Rojo y negro en la película más arriesgada, experimental y atrevida de todo el cine de los años cuarenta.
Dichas razones hicieron que, apenas cumplidas unas semanas de su exitoso estreno, la cinta fuese prohibida y sus copias secuestradas. No quedó ni rastro de ella, convirtiéndose en uno de los títulos más buscados por los aficionados. Su director, Carlos Arévalo, uno de los cineastas más prometedores del cine español de la posguerra, fue condenado al ostracismo. Vio cómo sus proyectos recibían cada vez más trabas por parte de la censura y la administración, obligándole a abandonar el cine durante 12 años.
La película pasó a convertirse en un secreto hasta los años noventa, cuando fue recuperada por Filmoteca Española. Consiguió entonces el elogio crítico y académico, y el largometraje se convirtió en un clásico indiscutible, a pesar de su cuestionable carga ideológica. Sin embargo, fuera de proyecciones en filmotecas y centros culturales, la película ha sido vista pocas veces, y a día de hoy sigue siendo poco conocida.
FlixOlé hace por fin accesible a todos los aficionados del séptimo arte una verdadera obra maestra del cine español, perfectamente restaurada en calidad 4k en las instalaciones de Video Mercury. Continuando así su decidida apuesta por dar a conocer las mejores películas españolas con la mejor calidad de imagen y sonido.
Imágenes de antes y después de la restauración disponibles pinchando aquí.
FlixOlé además está disponible en Smart TV, tabletas y teléfonos IOS y Android, Amazon Fire TV o a través del ordenador, además la película se puede descargar para verla sin conexión a internet en cualquier dispositivo móvil. También se puede contratar el canal FlixOlé desde las aplicaciones de Amazon Prime Video.
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Redescubre el cine quinqui con el estreno de ‘Yo, el vaquilla’ de José Antonio de la Loma en FlixOlé
En la última década, de todos los movimientos que componen la historia de nuestro cine, quizá sea el cine quinqui el que más ha sido reevaluado, reivindicado y analizado. El cine quinqui ha entrado en el museo, se le han dedicado exposiciones, libros, artículos académicos e incluso tesis doctorales. El género, que había sido tantas veces denostado y tratado como menor, ahora es revisitado desde ópticas sociológicas o históricas. Y es que pocas películas más útiles para comprender el periodo de la Transición como estas, ambientadas en el extrarradio de las grandes ciudades.
Este género se caracteriza por mostrar la vida de delincuentes juveniles (muchas veces basados en personas reales) y su forma de actuar y de vivir, en películas llenas de acción, persecuciones, disparos, pero también de sexo y de música. En un momento de auge de la delincuencia juvenil, estas películas sirvieron para mostrar un problema real que había que resolver, pero sin renunciar al espectáculo ni a la adrenalina.
Uno de los grandes valores del cine quinqui era saber que lo que se retrataba en la película sucedía muy cerca del centro de las grandes ciudades, donde se veían las películas, que se convirtieron en grandes éxitos populares. El nombre de esos delincuentes juveniles aparecía en televisión, en las revistas, en la prensa, convirtiéndolos en figuras pop, algo que el cine quinqui promovió y de lo que se aprovechó.
FlixOlé, aprovechando el estreno en la plataforma de YO, EL VAQUILLA (Jose Antonio de la Loma, 1985), lanza una nueva colección, Cine quinqui; en la que mostrar las joyas de este género. Con YO, EL VAQUILLA (1985), Jose Antonio de la Loma cerraba el largo ciclo del cine quinqui, que él mismo había abierto con las tres partes de Perros callejeros. Esta cinta es una biografía del famoso delincuente, que de hecho aparece en la película, en la cárcel, en un prólogo, para testimoniar la veracidad de todo lo que se ve. La película tiene el contenido de acción y erótico de sus predecesoras pero va más allá en su denuncia. La película no tardó en convertirse en una obra de culto, reivindicada cada vez más por los numerosos aficionados al género.
El éxito de este tipo de películas hizo que muchos directores y productores normalmente volcados en la realización de películas comerciales, que seguían las modas del momento, se fijasen en el género y apostasen por él. Ese fue el caso de, por ejemplo, JUVENTUD DROGADA (José Truchado, 1977), una película que mezcla el cine quinqui con el thriller, poniendo en paralelo la venta de droga en las calles y el asalto a unos laboratorios farmacéuticos, LOS VIOLADORES DEL AMANECER (Ignacio F. Iquino, 1978), sobre una banda de chicos que se dedica a secuestra jovencitas o LA PATRIA DEL RATA (Francisco Lara Polop, 1980), el biopic de un delincuente, esta vez de ficción, que huye por toda la geografía española después de haber atracado un banco.
También se acercaron al género algunos directores de prestigio, algunos nombres claves del cine español. Lo que hicieron fue coger las características principales de este tipo de películas, para acercarlos a otros géneros, como el melodrama o el thriller, estilizando también sus formas. Eso es lo que sucede, por ejemplo, en BARCELONA SUR (Jordi Cadena, 1981), una película que recoge influencias de la Serie B americana para estilizarla, dando además por primera vez el protagonismo de este tipo de películas a unas mujeres; en DEPRISA, DEPRISA (Carlos Saura, 1981), considerada una de las obras maestra de su director, una película que trasciende el cine quinqui para convertirse en uno de los films más románticos hechos en nuestro país, con una inolvidable banda sonora de Los chunguitos.
En COTO DE CAZA (Jorge Grau, 1983), cuenta con Assumpta Serna como abogada de oficio que es acosada por uno de los delincuentes a los que defiende; FANNY PELOPAJA (Vicente Aranda, 1984), una película que abraza el mejor cine negro, con una mujer fatal que vuelve a la ciudad para vengarse de aquel que la traicionó cuando parecía que iba a conseguir escapar de la delincuencia; 27 HORAS (Montxo Armendáriz, 1986) una desolada historia de desempleo y pobreza y de cómo eso abocaba a los jóvenes a perder el futuro y la perspectiva en el mundo de la droga, o MATAR AL NANI (Roberto Bodegas, 1988), una película basada en un hecho real que conmocionó a la opinión pública, que destapó una intricada red de corrupción que implicaba a destacados políticos.
Si hay un director que amplió el alcance de estas películas, convirtiéndolas en verdaderos alegatos políticos de denuncias de las condiciones sociales del país, fue Eloy de la Iglesia, el director quizá más revindicado en la actualidad, homenajeado en festivales de todo el mundo. Fue De la Iglesia quien consiguió alejar al cine quinqui de la espectacularidad de las persecuciones y la acción, para, sin alejarse de ella, acercarlo al cine social.
Clásicos contemporáneos como NAVAJEROS (1980) o COLEGAS (1982), esta última protagonizada por Antonio Flores, Rosario Flores y Jose Luis Manzano, ahondaron en el desempleo y el desarraigo como motivo de la delincuencia juvenil. Otras como MIEDO A SALIR DE NOCHE (1980) se permitieron bromear y parodiar el estado de alarma social. Después vendría su celebérrima EL PICO (1983) seguida de EL PICO II (1984), otra vez con José Luis Manzano como protagonista, en la que se dio una vuelta de tuerca al tema, mostrando de frente el infierno de la dependencia a la heroína a la que estaban abocados mucho de estos jóvenes. Este tema fue llevado al sainete costumbrista en LA ESTANQUERA DE VALLECAS (1987), adaptación al cine de la popular obra de teatro, con José Luis Gómez como protagonista.
En los últimos años, algunos cineastas han reivindicado el legado del cine quinqui, actualizándolo y adaptándolo a los tiempos actuales. El primero en hacerlo fue Gabriel Velázquez en ÁRTICO (2014), que lleva este género a una ciudad de provincias, situándola entre la ficción y el documental. En la misma frontera se mueve la exitosa QUINQUI STARS (Juan Vicente Córdoba, 2019), un documental en el que con el cantante El Coleta como guía, partimos en busca de lo que queda de esa subcultura en la periferia de las grandes ciudades.
Con esta colección, FlixOlé quiere ofrecer la posibilidad de descubrir este género audaz, interesante y comprometido a las nuevas generaciones y a los que quieren volver a disfrutarlo. Y como siempre, con copias con la mejor calidad de imagen y sonido posibles.
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FlixOlé estrena ‘El hijo de la novia’ con motivo del Día de la Madre
Aunque dice el refrán que madre no hay más que una, el cine español está lleno de personajes femeninos que se enfrentan a la maternidad desde todos los ángulos posibles. Con la importancia que la figura de la madre ha tenido siempre en la cultura de nuestro país, es totalmente lógico que esa importancia se haya filtrado en nuestras películas, muchas de las cuales están construidas sobre esa relación única que se da entre una madre y una hija. Es a esa figura, indispensable en nuestra vida, a la que FlixOlé le dedica su nueva colección, que coincide con el Día de la Madre, que se celebrará el próximo 2 de mayo. Pero como se es madre todos los días, también hay que disfrutar del cine español todos los días.
El personaje de la madre ha sido clave siempre en el cine español. Por eso, nuestra colección sobre el Día de la Madre empieza centrándose en películas del periodo de la Transición a la democracia, un periodo en el que tantos cambios hubo, en todas las facetas de la vida. La primera película que presentamos es CRÍA CUERVOS (Carlos Saura, 1976), uno de los grandes clásicos de nuestro cine, con una enorme Geraldine Chaplin, como madre de Ana Torrent, en una película que habla del estrecho vínculo, que a veces traspasa las mismas fronteras de la vida, entre una madre y su hija. También de Carlos Saura presentamos MAMA CUMPLE CIEN AÑOS (1979), sobre la reunión en torno a la matriarca de una familia desestructurada, repleta de envidias y de codicias. Pero si hay una madre icónica del cine de la Transición, es Lola Gaos en FURTIVOS (José Luis Borau, 1975), una alegoría sobre la represión, la falta de futuro y la cortedad de miras en la España rural de los estertores del franquismo. De esos años también es un polémico retrato de MI HIJA HILDEGART (Fernando Fernán Gómez, 1977), protagonizada por Amparo Soler Leal, basada en el espeluznante asesinato real de Hildegart Rodríguez a manos de su madre, destruyendo así a una de las grandes promesas de la filosofía española de aquellos años.
La colección especial por el Día de la Madre incluye además dos películas que aunque rodadas en distintas épocas, comparten escenario y una relación entre madre e hija basada en secretos, en dolores y en silencios. Por una parte, tenemos LA LOBA Y LA PALOMA (Gonzalo Suárez, 1974), con Carmen Sevilla, sobre una niña muda a la que su madre intenta hacer hablar para que desvele la ubicación de un tesoro. Por el otro, EL BAILE DE LAS ÁNIMAS (Pedro Carvajal, 1993), una joya desconocida, en la que Ángela Molina comparte protagonismo junto a su hermana Mónica, en una historia ambientada en la posguerra, en la que una hija averigua la dolorosa razón de la separación de sus padres. Sin duda dos películas que merece la pena redescubrir.
A principios del siglo XXI, el cine español nos quiso mostrar distintos retratos de maternidades, desde distintas ópticas, como por ejemplo el cine de género de terror, como en LOS OTROS (Alejandro Amenábar, 2001), la película que internacionalizó nuestro cine, una obra maestra del terror con Nicole Kidman en el personaje de una madre que intenta proteger a sus tres hijos enfermos, impidiendo que les toque una luz del sol que podría ser mortal. Pero también nos encontramos con un extraordinario thriller en LA VIDA DE NADIE (Eduard Cortés, 2002), protagonizado por José Coronado y Adriana Ozores, sobre un impostor que consiguió engañar a toda su familia sobre una vida que en realidad no llevaba; con una gran propuesta autoral en MUJERES EN EL PARQUE (Felipe Vega, 2007), con Bárbara Lennie, junto a Blanca Apilánez y Emma Vilarasau, sobre las sucesivas crisis que vive una mujer, y cómo muchas veces la maternidad no tiene que ver con la sangre sino con la cercanía o una interesante y divertida comedia NACIDAS PARA SUFRIR (Miguel Albaladejo, 2009), sobre el difícil relevo generacional en el entorno rural, que cada vez muestra menos salidas para las mujeres.
También incluimos tres de los retratos más conmovedores de madres que se han hecho en lo que llevamos de siglo, que han dado un ejemplo de lucha y de resistencia. La primera de ellas es TE DOY MIS OJOS (Iciar Bollaín, 2003), con Laia Marull y Luis Tosar, una de las películas más impactantes de los últimos años, un firme alegato contra la violencia machista y un canto a la fuerza de las mujeres. En una línea parecida, mostramos HEROÍNA (Gerardo Herrero, 2005), un homenaje a todas esas madres anónimas, encarnadas aquí por Adriana Ozores, que en los años ochenta tuvieron que enfrentarse al ambiente para rescatar a sus hijos del infierno de la adicción y acabamos con CÁNDIDA (2006), la ópera prima de Guillermo Fesser, el 50% del dúo Gomaespuma, un homenaje a la gente humilde, a esas mujeres que siempre han cuidado a los demás y a las que le debemos lo mejor de lo que somos.
Si hay una directora que ha articulado su obra a partir de la relación madre e hija, esa es Gracia Querejeta, una de las directoras más prestigiosas de nuestro cine. De ella presentamos CUANDO VUELVAS A MI LADO (1999), una dura historia sobre cómo tres mujeres, soberbiamente interpretadas por Mercedes Sampietro, Julieta Serrano y Marta Belaustegui, se enfrentan a la muerte de su madre; HÉCTOR (2004), otra vez con Adriana Ozores, sobre una mujer que ha de adoptar a su sobrino, tratándole desde el principio como parte de su propia vida. Una fabulosa historia sobre la elección de los vínculos afectivos y 15 AÑOS Y UN DÍA (2013), con Maribel Verdú en el papel de una madre que tiene que tomar la más difícil de las decisiones: apartarse de su hijo y mandarlo lejos para mantenerlo a salvo del peligro.
También José Luis Cuerda, un auténtico clásico de nuestro cine perfecto para el Día de la Madre, se centró en algunas de sus últimas películas en lo que significaba la maternidad, en situaciones muchas veces límite. Es lo que nos muestra en LA EDUCACIÓN DE LAS HADAS (José Luis Cuerda, 2006), con Ricardo Darín e Irene Jacob, una fábula sobre la posibilidad de volver a empezar, de ser feliz, y el terrible miedo que ello conlleva y también en LOS GIRASOLES CIEGOS (José Luis Cuerda, 2008), basada en la deslumbrante novela de Alberto Méndez, con Maribel Verdú en el papel de una madre que tiene que hacer frente a la represión de puertas para fuera y a la depresión de puertas para adentro.
Por último, presentamos dos películas recientes que suponen dos interesantísimas vueltas de tuerca a la relación de dependencia que a veces se entabla entre una madre y su hija, dos película dirigidas por dos mujeres sensibles y llenas de talento. MARSELLA (Belén Macías, 2014), con María León y Goya Toledo, narra el difícil proceso de recuperación de la confianza y el cariño entre una madre y una hija que llevaban demasiado tiempo sin verse y sin poder hacerse preguntas. Y VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE (Celia Rico, 2018), una de las últimas revelaciones de nuestro cine, con Lola Dueñas y Anna Castillo mostrando una conmovedora relación madre e hija que necesita pasar a una nueva etapa para que no acaben destruyéndose la una a la otra.
Pero para películas conmovedoras, la popularísima EL HIJO DE LA NOVIA (Juan José Campanella, 2001), con una copia restaurada especialmente para la ocasión y soberbiamente interpretada por Ricardo Darín, Norma Aleandro y Héctor Alterio, una emotiva comedia sobre un hijo que decide parar el frenesí de su vida para cumplir el gran sueño de su madre: casarse por la iglesia.
Toda esta colección que conmemora el Día de la Madre, como siempre, está disponibles en FlixOlé, en las mejores copias posibles, con una óptima calidad de imagen y sonido.
Además con el objetivo de hacer accesible el cine de calidad a todo el mundo, FlixOlé lanza una campaña, a partir de hoy hasta el domingo 2 de mayo a las 23:59 h. , de un año de abono a FlixOlé por tan solo 19,99 € con el código MADREDECINE.
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Homenaje al Día del Libro: FlixOlé presenta una colección de literatura y cine
No son pocas las expresiones artísticas que conviven con el cine, aunque la complicidad que mantiene la literatura con el séptimo arte requiere una especial mención. Con motivo de la celebración del Día del Libro, FlixOlé ha conseguido reunir más de un centenar de adaptaciones de autores españoles, un repaso ameno por su literatura en formato fotograma.
Desde sus inicios, la narrativa cinematográfica ha bebido en buena parte de los libros, convirtiéndose en una extensión de sus páginas, sin importar cuándo se escribieron. De esta manera, en la plataforma de FlixOlé se pueden encontrar tanto películas basadas en obras del Siglo de Oro como ‘best-sellers’ más recientes para celebra el Día del Libro.
En el capítulo de las plumas clásicas, que dejaron su impronta en la literatura universal, Fernando Fernán Gómez y José Luis García Sánchez dirigieron la adaptación de la anónima novela picaresca Lázaro de Tormes (2000). Gerardo Vega, por su parte, llevó a las salas de cine la tragicomedia de Calisto y Melibea escrita por Fernando de Rojas, La Celestina (1996).
Continuando con esa etapa de esplendor del arte y las letras, Lope de Vega figura como uno de los literatos cuya obra ha sido llevada de manera recurrente al cine. Fuenteovejuna (Antonio Román, 1947), La moza de cántaro (Florián Rey, 1953), El mejor alcalde, el Rey (Rafael Gil, 1973) y la ganadora de siete Premios Goya, El perro del hortelano (Pilar Miró, 1996), dan muestra de la buena acogida que ha tenido en el espectador ‘el Monstruo de la naturaleza’, como así le llegó a llamar Miguel de Cervantes.
Del nombre de este último, la gran pantalla ha sabido acordarse, pues su Quijote también ha galopado en varias ocasiones delante de cámara: Don Quijote de la Mancha (Rafael Gil, 1947), Don Quijote cabalga de nuevo (Roberto Gavaldón, 1973) y El Quijote de Miguel de Cervantes (serie de televisión dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón, 1991).
La novela galdosiana, la preferida de los maestros
Y si los estudiosos coinciden a la hora de otorgar a Cervantes el sobrenombre del ‘mejor novelista español’, todos defienden también que Benito Pérez Galdós es un más que digno sucesor de dicho diploma. Representante por antonomasia de la novela realista española del siglo XIX, su obra ha contado con varias adaptaciones.
Su novela El abuelo, por ejemplo, vivió distintas vidas en la pantalla. José Luis Garci fue el último que llevó la citada historia espiritualista al cine en 1998, película que fue nominada al Oscar. Al igual que Garci, Luis Buñuel también confesó su predilección por la obra de Galdós: primero con la adaptación de ‘Halma‘ en Viridiana (1961), que lo encumbró como director internacionalmente; y, después, con Tristana (1970), también nominada al Oscar a Mejor película de habla no inglesa.
La edad de plata y la posguerra
En la década de los años 60, un grupo de directores recién salidos de la Escuela Oficial de Cine (EOC) inició un movimiento que rompía con el cine clásico para abrazar la modernidad. Repleta de dramas, la filmoteca de dicho periodo mostraba un notorio gusto por la literatura. De esta manera se echó mano del lenguaje sencillo y crítico de autores como los de la Generación del 98. Un ejemplo de ello fue La tía Tula (Miguel Picazo, 1964): adaptación de la novela homónima de Miguel de Unamuno, la película se convirtió en una de las obras más representativas del nuevo género.
La busca de Pío Baroja, llevada al cine por Angelino Fons en 1966, y Tirano Banderas, de Valle Inclán (José Luis García Sánchez, 1993), engrosaron el archivo fílmico-literario que tomó como referencia la Generación del 98. A la citada remesa de autores se sumaron las generaciones del 14 y el 27, así como otros literatos de corrientes coetáneas.
Todas ellas estructuraron lo que se denominó la Edad de Plata de la cultura española. Además de granjearse el prestigio literario dentro y fuera del país, las obras escritas en dicha hornada también inspiraron numerosos largometrajes: La leona de Castilla, de Francisco Villaespesa (Juan de Orduña, 1951); La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca (Fernando Fernán Gómez, 1961); Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez (Alfredo Castellón, 1965); y Bodas de sangre, de Federico García Lorca (Carlos Saura, 1981).
La posguerra siguió a la Edad de Plata. Las plumas, exiliadas y resilientes, tomaron distintas corrientes. Cabe destacar el tremendismo plasmado en la novela de Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte, la cual fue llevada al cine por Ricardo Franco bajo el título Pascual Duarte (1975); la novela existencialista Con el viento de solano, de Ignacio Aldecoa (Mario Camus, 1967); o las comedias con tramas policiacas a las que acostumbraba Miguel Mihura, como en Maribel y la extraña familia, realizada por José Mª Forqué en 1960. El director y guionista zaragozano volvería a estrenar una comedia de intriga un año después: Usted puede ser un asesino, versión de la pieza teatral de Alfonso Paso.
De la posguerra, el séptimo arte se nutrió de la literatura de la época, y viceversa. El prolífico Edgar Neville dirigió la comedia La vida en un hilo (1945), cuyo éxito lo llevó a convertir la pieza en obra teatral. Y es que del género dramático de este periodo había mucho de donde sacar: Madrugada, de Buero Vallejo (Antonio Román, 1957); ¿Dónde vas Alfonso XII?, de Luca de Tena (Luis César Amadori, 1959); o La nueva vida de Pedrito Andía, de Rafael Sánchez Mazas (Rafael Gil, 1965).
De Delibes y Marsé a Almudena Grandes y Pérez-Reverte
El capítulo final de cine y literatura de FlixOlé lo firman aquellos escritores que continuaron extendiendo la cultura con ejemplares de tapa dura en la historia reciente de España, lo que también dio para escribir numerosos guiones. Tal es el caso de Miguel Delibes. La libertad y justicia social, así como la necesidad de preservar la naturaleza, impregnó la obra del autor vallisoletano, como así queda reflejado en varias adaptaciones que hizo el cine.
El disputado voto del Sr. Cayo, novela que reconcilió a Delibes con la literatura, abordaba lo que los telediarios llaman hoy la despoblación rural. Antonio Giménez Rico llevó dicha reflexión social y política a las salas de cine en 1986. Dos años antes, Mario Camus había estrenado Los santos inocentes. Este título tan señero de Delibes es también una de las películas más importantes del cine español. La misma muestra con crudeza la opresión y el desprecio que practicaban los señoritos de los años 60 a sus sirvientes, cuya incultura los llevaba a la resignación.
Junto a Delibes, otro de los autores más notables de la narrativa española de la segunda mitad del siglo XX fue Juan Marsé. Afincada en la crítica de la posguerra, y en Barcelona y sus alrededores, la obra del novelista catalán tuvo populares adaptaciones en la gran pantalla: Si te dicen que caí, película con la que Jorge Sanz consiguió el Goya al Mejor actor (Vicente Aranda, 1989); El amante bilingüe, drama erótico que también dirigió Aranda en 1993; o El embrujo de Shanghai, que cosechó tres ‘cabezones’ (Fernando Trueba, 2002).
El broche final lo ponen las versiones fílmicas de generaciones más contemporáneas, siendo Almudena Grandes y Arturo Pérez-Reverte las figuras narrativas más explotadas por la industria. Con respecto a Grandes, ésta conoció el éxito con su primera novela, Las edades de Lulú (Bigas Luna, 1990). Su segundo trabajo, Malena es un nombre de tango, tampoco tardó en protagonizar un cartel en los cines bajo la dirección de Gerardo Herrero (1996). Dicho realizador también versionaría la novela de la escritora madrileña, Los aires difíciles (2006).
Sobre Pérez-Reverte, son varias las novelas que FlixOlé dispone en calidad HD en su catálogo de cine: El maestro de esgrima (Pedro Olea, 1992), La tabla de Flandes (Jim McBride, 1994), Cachito (Enrique Urbizu, 1996) y La carta esférica (Imanol Uribe, 2007).
Toda la colección está disponible, a partir de hoy, en FlixOlé con las mejores copias, y con la mejor calidad de imagen y sonido.
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Carlos Duarte: “En el fondo, en lo más íntimo de su ser, Jaime Urrutia sigue siendo el rockero que nunca muere”
Carlos Duarte Quin es el director de Jaime Urrutia. La fuerza de la costumbre, el documental en el que Jaime Urrutia repasa sus más de 40 años de trayectoria musical junto a otros grandes de la música española como Loquillo, Alaska o Ana Belén. En pleno 2021, Jaime Urrutia sigue activo como el primer día y esta película sirve como homenaje a un músico que todavía tiene mucho que decir. Charlamos con Carlos Duarte para descubrir los entresijos de este documental.
FlixOlé: ¿Qué es La Fuerza de la Costumbre y qué representa para ti?
Carlos Duarte: La fuerza de la costumbre es en realidad un tema escrito por Urrutia para Gabinete Caligari, la banda de pop a la que perteneció y con la que tuvo tanto éxito con sus canciones. Particularmente me producía un reflejo muy diáfano y concreto como título de la película documental, ya que expresa muchos aspectos intrínsecos del mismo Jaime, aspectos que lo identifican como ser humano y artista, revelando a través de la letra de la canción identidades que armonizan con su manera de ser. Era el título perfecto. No cabe duda.
FlixOlé: ¿Cómo llegas a conocer a Jaime Urrutia y cómo surge la idea de hacer este documental?
Carlos Duarte: Tiene que haber una empatía, una conexión con algún semblante que me identificara con su música y con sus letras. Y la había. Temas “Cuatro Rosas” y o “Al calor del amor en un bar” me identificaban en una época de mi vida que fueron de alguna manera significativas. También me llamó siempre la atención el estilo de Jaime, con esa voz rota, profunda, intensa, que lo hacía muy extraño y hermosamente absurdo dentro del pop/rock cantado en español. Decidí hacer un documental musical, entre otras cuestiones porque soy un seguidor del cine documental musical norteamericano e inmediatamente supe que quería hacer un documental sobre Gabinete Caligari y sobre todo sobre su figura principal. Toqué las puertas necesarias. Algunas se abrieron y otras no tanto. Pero finalmente hablé con Urrutia y supe que podía ser.
FlixOlé: “10 años con Bebe”, “Eso que tú me das”, sobre Pau Dones, “Lo que fui es lo que soy”, de Alejandro Sanz, incluso “Eight Days a Week”, de Ron Howard, sobre los Beatles. ¿Por qué crees que ahora tienen tanto tirón los documentales musicales?
Carlos Duarte: Es un formato que permite a los seguidores de las bandas o grupos como de las estrellas adentrarse en una cosmogonía más íntima o personal de sus figuras, más allá del terreno implícitamente musical, más en lo personal o privado. De ver su evolución, de donde vienen, cuál es su historia.
FlixOlé: A nivel estético, Jaime Urrutia. La fuerza de la costumbre supone también un avance considerable sobre otros documentales más centrados en el mensaje. ¿Cómo consigues encontrar ese equilibrio entre lo que debes contar y cómo contarlo?
Carlos Duarte: Es una búsqueda como cineasta que me permite experimentar con otras posibilidades estéticas y argumentales. No me suelen atrapar los documentales de este género que tienen una línea clásica o lineal, como yo le llamo, pues está todo planteado de un modo previsible y ese tipo de planteamientos me parece aburrido. Desde el primer instante que concibo la idea y empiezo a trabajar el guion, me trazaba una estructura donde pudiera haber una propuesta estética, sin abandonar una narrativa argumental donde pudiera verse reflejado la vida y la obra del artista al que sostenía desde un punto de vista cinematográfico.
FlixOlé: En el documental aparecen una serie de amigos, hoy ya leyendas de la música española, que hablan sobre Jaime Urrutia, sus influencias e impacto. ¿Cómo fue el proceso de reunirles?
Carlos Duarte: Trabajamos con invitados en el documental en dos aspectos: por un lado aquellos que solo intervenían como entrevistados, y por el otro, además de entrevistados, iban a intervenir cantando un tema de Jaime, como es el caso de Ana Belén o el desaparecido y entrañable Luis Eduardo Aute. Sinceramente, la receptividad por parte de todos ellos fue muy positiva y de inmediato contestaron que estarían encantados de colaborar. Aunque fue un largo proceso de planificación, por las agendas, al final durante más o menos un mes rodamos todas las entrevistas en plató y una semana completa a jornada completa con todos los que intervinieron en las canciones. Fue un proceso agotador, pero lleno de ilusión. Fue fantástico poder compartir con tantos y tan generosos como magníficos artistas.
FlixOlé: En el documental, Jaime Urrutia se define como animal de costumbres, ¿cuánto crees que ha cambiado el artista desde entonces en una época en que la provocación y la frescura eran imprescindibles para destacar y sobrevivir.
Carlos Duarte: En el fondo, en lo más íntimo de su ser, Jaime sigue siendo el rockero que nunca muere, desde sus principios más profundos como artista de un espectro muy singular. Sigue siendo y seguirá siendo un animal de costumbres. Creo que no le hace falta provocar demasiado, ya no tanto, pues, desde mi punto de vista, es ya parte de la historia del rock/pop de este país. Una de sus leyendas.

FlixOlé: Durante el metraje vemos también lugares, personajes y situaciones característicos de una época imborrable, pero hoy también desaparecidos. ¿Aquellos son tiempos más felices o consideras que el estilo de Jaime es algo que siempre podría volver?
Carlos Duarte: La vida es un camino sembrado de nostalgias y recuerdos, de personas que convocan esos recuerdos. Tanto Urrutia como aquella generación fueron marcados indeleblemente por una época de renacimientos y descubrimientos en el arte en todas sus posibilidades. No sé si fue una época más feliz para todos ellos, fue diferente, en un contexto totalmente distinto al que estamos viviendo en la música, y la vida, en estos tiempos. Lo importante de Jaime es que se mantiene fiel a sí mismo, a sus principios como músico, como artista, y eso, hoy en día, es además de un hecho muy valiente, un hecho completamente admirable. En su estilo está lo que es su propia identidad como artista. Nunca se ha ido, siempre ha sido fiel así mismo. Y lo constatan los miles de seguidores que tiene, sus fans que le siguen constantemente.

FlixOlé: Pese al importante esfuerzo de creación y producción, la experiencia parece haber sido redonda. ¿Cuál es tu siguiente proyecto? ¿Seguirás apostando por el documental musical o te gustaría probar otros géneros?
Carlos Duarte: En estos momentos estoy preparando el lanzamiento premiere mundial de mi actual proyecto, una película documental que rodé en Argentina, sobre la experiencia de la vida y del arte de una grandísima actriz argentina, Norma Aleandro. Y creo que con este proyecto estoy cerrando un ciclo respecto a este tipo de género, el documental. Hay ahora mismo una vibrante receptividad en producir este tipo de proyectos, si es verdad, me refiero específicamente al documental musical, pero en realidad me motiva más el lenguaje de ficción, tanto en serie como en películas. De hecho, acabo de filmar (rodar) una película corta (cortometraje) profesional, y la experiencia ha sido fantástica, se llama “El Silencio de la Cosas” y espero estrenar en un par de meses o antes. Estoy en ello.
Recuerda que puedes disfrutar del documental completo Jaime Urrutia. La fuerza de la costumbre en FlixOlé, la mayor plataforma de cine español.
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FlixOlé presenta su colección: “Que suene la música”
Podemos decir sin equivocarnos que el cine español es un cine que ha encontrado su mejor cómplice en la música popular, en aquella que no sólo consiguió calar en la sociedad sino que contribuyó a crear imaginarios colectivos. Desde la copla al pop, pasando por cuplés y zarzuelas, el cine español no ha dejado de transitar y representar todo tipo de músicas y de dar paso en sus películas al protagonismo de los cantantes más en boga. Para celebrar este extraordinario matrimonio entre música y cine, FlixOlé le dedica su nueva colección, QUE SUENE LA MÚSICA, una colección plural, extensa y conmovedora.
Así la colección empieza con la leyenda que mejor ha combinado una extraordinaria fotogenia con una personalísima forma de cantar, Sara Montiel, una de las estrellas más grandes de nuestro cine. De ella, presentamos doce películas que se convierten en la mejor muestra de su inigualable carrera, entre ellas dos de las películas que la convirtieron en el astro que fue, LA VIOLETERA (Luis César Amadori, 1957) y EL ÚLTIMO CUPLÉ (Juan de Orduña, 1957), muchas de las que hizo en los sesenta, que acabaron por confirmarle como uno de los mitos más grandes de la historia de nuestro cine, como MI ÚLTIMO TANGO (Luis César Amadori, 1960), PECADO DE AMOR (Luis César Amadori, 1961), LA REINA DEL CHANTECLER (Rafael Gil, 1962), LA BELLA LOLA (Alfonso Balcázar, 1962), SAMBA (Rafael Gil, 1963), LA DAMA DE BEIRUT (Ladislao Vajda, 1965), TUSET STREET (Luis Marquina, 1968), ESA MUJER (Mario Camus, 1969) hasta sus últimas películas, VARIETÉS (Juan Antonio Bardem, 1971) y CINCO ALMOHADAS PARA UNA NOCHE (Pedro Lazaga, 1974). Con esta colección de películas de Sara Montiel, se entenderá perfectamente por qué su figura ha sido alabada y fuente de inspiración para generaciones de creadores.
Pero también tenemos la colección más extensa de las películas de la inigualable Rocío Dúrcal, una auténtica estrella a ambos lados del Atlántico, con películas como CANCIÓN DE JUVENTUD (Luis Lucia, 1962), ROCÍO DE LA MANCHA (Luis Lucia, 1962), LA CHICA DEL TRÉBOL (Sergio Grieco, 1963), TENGO 17 AÑOS (José María Forqué, 1964), MAS BONITA QUE NINGUNA (Luis César Amadori, 1965), ACOMPAÑAME (Luis César Amadori, 1966), BUENOS DIAS CONDESITA (Luis César Amadori, 1967), AMOR EN EL AIRE (Luis César Amadori, 1967), aquí acompañada por Palito Ortega, la revista LAS LEANDRAS (Eugenio Martín, 1969) y LA NOVICIA REBELDE (Luis Lucia, 1971).
Aunque si hablamos de juventud, gracia y talento, no podemos olvidar a Marisol, la niña prodigio por excelencia y una estrella que hoy todavía sigue en la memoria sentimental de todo el país. De ella ofrecemos cinco películas realizadas en los sesenta, la década donde se dio a conocer y donde la vimos crecer: HA LLEGADO UN ÁNGEL (Luis Lucia, 1961), UN RAYO DE LUZ (Luis Lucia, 1962), MARISOL RUMBO A RÍO (Fernando Palacios, 1963), LA HISTORIA DE BIENVENIDO (Augusto Fenollar, 1964) y LAS CUATRO BODAS DE MARISOL (Luis Lucia, 1967).
En Las cuatro bodas de Marisol, interpretaba un breve papel Peret, el inigualable rey de la rumba, que también tuvo su paso por el cine, con películas que casi siempre repetían el título y el éxito de algunas de sus canciones. En FlixOlé se presentan tres de ellas, como AMOR A TODO GAS (Ramón Torrado, 1968), A MÍ LAS MUJERES, NI FU, NI FA (Mariano Ozores, 1970) y SI FULANO FUESE MENGANO (Mariano Ozores, 1971), películas, como la rumba, llenas de un ritmo alegre y juguetón.
También del breve paso por el cine de Raphael, al principio de su carrera, FlixOlé presenta seis películas, las más representativas de sus inicios, algunas de las cuales le supusieron también el éxito en Latinoamérica, como CUANDO TÚ NO ESTÁS (Mario Camus, 1966), AL PONERSE EL SOL (Mario Camus, 1967), EL GOLFO (Vicente Escrivá, 1968), DIGAN LO QUE DIGAN (Mario Camus, 1968), EL ÁNGEL (Vicente Escrivá, 1969) y SIN UN ADIÓS (Vicente Escrivá, 1970).
Y es que muchos de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX han participado de una forma más o menos extensa en cine, y a esas colaboraciones está dedicada la colección. Así se presentan, por ejemplo, dos de las películas que protagonizó el Dúo Dinámico, el grupo que introdujo el pop amable a España: el remake de BOTÓN DE ANCLA (Miguel Lluch, 1960) y UNA CHICA PARA DOS (León Klimovsky, 1966), una divertida comedia de enredo, con suplantación de identidad. O tres de las películas interpretadas por el recordado cantaor Juanito Valderrama, uno de los artistas más queridos y respetados por el público del siglo XX, como LA NIÑA DEL PATIO (Armando De Ossorio, 1967) y EL PADRE COPLILLAS (Ramón Comas, 1968). O EL BALCÓN DE LA LUNA (Luis Saslavsky, 1962), la mítica película que unió a las tres grandes folklóricas de la época, Paquita Rico, Carmen Sevilla y Lola Flores, con unos inolvidables números musicales, especialmente el Ay, qué calor que cantan las tres al unísono, o la última versión de LA VERBENA DE LA PALOMA (José Luis Sáenz de Heredia, 1963), con Concha Velasco y Miguel Ligero en el papel de Don Hilarión que tanta fama le había dado. También presentamos MI HIJO NO ES LO QUE PARECE (Angelino Fons, 1973), una de las pocas películas que rodó Celia Gámez en España, que recupera algunos números de las revistas que le hicieron famosa o CASA FLORA (Ramón Fernández, 1973), una delirante comedia al servicio de Lola Flores, con el único papel cinematográfico que realizó Camarón de la Isla. Por no hablar de algunas de las raras incursiones en el cine de cantantes indispensables para la historia de nuestra música, como Julio Iglesias en LA VIDA SIGUE IGUAL (Eugenio Martín, 1969) o Joan Manuel Serrat en PALABRAS DE AMOR (Antoni Ribas, 1968).
Pero también nos hacemos eco de la revolución musical y social que tuvo lugar en los años sesenta, con la llegada del pop, y su equivalente en el cine, las películas ye-yes. De este corto ciclo de películas, vitalistas, alegres y divertidísimas, presentamos una selección, con LOS CHICOS DEL PREU (Pedro Lazaga, 1967), con Karina y Camilo Sesto, la historia de unos chicos jóvenes y pop que se preparan para entrar en la Universidad, lo que cambiará su vida para siempre, DAME UN POCO DE AMOOOR (José María Forqué, 1968), con Los Bravos, una hilarante comedia en la que el grupo de música acaba enfrentándose a un remedo de Fu Manchú, A 45 REVOLUCIONES POR MINUTO (Pedro Lazaga, 1969), con Juan Pardo, en la historia de la búsqueda del éxito de un cantante por la gran ciudad, JUAN Y JUNIOR… EN UN MUNDO DIFERENTE (Pedro Olea, 1970), en la que el popular Dúo es abducidos por unos extraterrestres que adoptan su identidad en la tierra o EN UN MUNDO NUEVO (Ramón Torrado, 1971), aprovechando el tirón eurovisivo de Karina, una especie de remake encubierto de Mary Poppins a la española.
Si pocas cosas nos hacen disfrutar tanto como la música, no hay duda de que esta es nuestra colección, que se ofrece, como siempre en FlixOlé, en las mejores copias, con la mejor calidad de imagen y sonido.
FlixOlé además está disponible en Smart TV, tabletas y teléfonos IOS y Android, Amazon Fire TV o a través del ordenador, además la película se puede descargar para verla sin conexión a internet en cualquier dispositivo móvil.
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FlixOlé presenta ‘El crack’ y ‘El crack dos’ de José Luis Garci para los adictos a Germán Areta
Si hay una película de culto dentro del cine negro español es El crack, la obra maestra de su director, José Luis Garci. Desde su estreno, El crack aparece en todas las encuestas elaboradas sobre las mejores películas del cine español en un lugar destacado. Pocas películas españolas han tenido tantos admiradores, hasta el punto que se le ha dedicado recientemente un libro. A partir de hoy 9 de abril en FlixOlé se podrá disfrutar de El crack (1981), que cumple estos días 40 años y El crack dos (1982). Ésta última EN EXCLUSIVA en FlixOlé.
El crack supuso un auténtico revulsivo en el cine español de la época, que había abandonado el cine de género por la comedia o por un lenguaje simbolista. En 1981, José Luis Garci consiguió su propósito de unir su amor al cine negro americano con los escenarios de Madrid, con unos personajes al más puro estilo noir y a la vez inequívocamente españoles. Garci quería unir Madrid y Nueva York, lo que nunca se ha conseguido mejor que en esta película.
La historia cuenta cómo Germán Areta, un ex policía que se gana la vida como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario. Areta descubre que la chica ha quedado embarazada y ha huido de casa. Pero al intentar indagar más, Areta se encuentra con mil obstáculos, todos ellos provocados por alguien que no quería que se supiese la verdad.
El inspector Germán Areta estaba interpretado por Alfredo Landa. La elección de Alfredo Landa pareció muy arriesgada, debido a la extraordinaria identificación que el actor tenía con las comedias populares que había hecho desde los años setenta. Sin embargo, la apuesta de Garci fue perfecta, y Landa consiguió una interpretación adusta, contenida y malencarada, justo lo que uno se espera de un detective privado. Junto a él, inolvidables actores en papeles secundarios como Miguel Rellán, José Bódalo o María Casanova.
El éxito de la película fue tal que Garci no dudó en crear una continuación, El crack dos. Esta vez era un antiguo compañero de estudios de Areta, homosexual, el que le pide que investigue por qué su pareja le acaba de abandonar. Cuando días después, su cliente y su ex aparecen asesinados, Areta decide llegar hasta el final del asunto, aunque ello suponga enfrentarse a una gran empresa farmacéutica. El reparto era el mismo, junto con la incorporación de nombres míticos como Agustín González o Arturo Fernández.
Esta saga constituye una de las cimas del thriller español y directores como Enrique Urbizu o Antonio Giménez Rico se han declarado admiradores. Urbizu reconoce que esas películas han sido un referente a la hora de confeccionar algunas de sus thrillers, como La caja 507 (también en FlixOlé). Ahora que el cine negro español está alcanzando por fin el reconocimiento internacional, hay que reivindicar estas dos películas de José Luis Garci. Ambas evidenciaron que en nuestro país también se podían hacer thrillers trepidantes, llenos de acción.
A partir de hoy se estrena en FlixOlé El crack para completar la saga con El crack dos, en la mejor calidad de imagen y sonido.
FlixOlé además está disponible en Smart TV, tabletas y teléfonos IOS y Android, Amazon Fire TV o a través del ordenador. Además todas las películas se pueden descargar para verlas sin conexión a internet en cualquier dispositivo móvil.
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FlixOlé presenta “La primavera la sangre altera” una selección de cine erótico
Como dice el refrán, cuando llega el calor a uno lo que le apetece es estar cerca de la persona que le gusta. Siempre ha sido así y el cine español no ha dudado en representarlo mediante el cine erótico. Desde hace muchos años, uno de los rasgos más destacables de nuestro cine es la apuesta por el erotismo, a veces más sugerido, a veces más de alto voltaje. El erotismo está presente en nuestras películas, ya sea en forma de comedia, ya en forma de thriller, incluso mezclado con géneros como el “fantaterror” o el cine político. FlixOlé dedica su nueva colección a este tipo de películas, muy populares desde el momento de su estreno… aunque algunos las tachen de placer culpable.
Pese a que durante el franquismo, el cine erótico estuvo desaparecido de nuestras pantallas por razones obvias de censura, con la llegada de la transición, el cine español quiso recuperar parte del tiempo perdido y comenzó a producir películas donde el erotismo y la sensualidad estaban en primer plano. Este ciclo de películas son conocidas como “cine de destape”, un etiqueta muy fácil que a veces impide ver la complejidad de muchas de las propuestas. De hecho, muchos de estos títulos son claves para poder entender la rápida devolución de la sociedad española en la década de los setenta.
De esta forma presentamos títulos muy diferentes, siempre unidos por su apuesta por el erotismo, como NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTÉ SOLO (Pedro Olea, 1973), con Carmen Sevilla y José Luis López Vázquez, una fábula sobre las fantasías y la privacidad, que hoy puede tener una lectura muy contemporánea; SEX O NO SEX (Julio Diamante, 1973), otra divertida comedia perteneciente al cine erótico con José Sacristán y Carmen Sevilla sobre la necesidad de recuperar el tiempo perdido y de superar la represión.
LAS ALEGRES VAMPIRAS DE VÖGEL (Julio Pérez Tabernero, 1974) es un ejemplo de cómo muchas veces se usaba el género del “fantaterror” para incluir dosis de erotismo que estarían prohibidas en cualquier otra película, aquí con el protagonismo de María José Cantudo y Agata Lys; TRES SUECAS PARA TRES RODRÍGUEZ (Pedro Lazaga, 1975) es una divertida comedia protagonizada por Tony Leblanc, que en realidad mostraba la inocencia y la ingenuidad de los españoles; LAS MARGINADAS (Ignacio F. Iquino, 1975), una película sobre la sororidad y la complicidad entre mujeres para superar las circunstancias adversas, protagonizada por Analía Gadé y Diana Lorys; LA MOSCA HISPÁNICA (Bob Kellett, 1975), una comedia sobre el mito del vigor y la potencia, pero también sobre la picaresca, protagonizada por la inolvidable Nadiuska; MÁS FINA QUE LAS GALLINAS (Jesús Yagüe, 1977), un sainete moderno sobre el precio de la independencia y la excesiva dependencia del juicio ajeno.
VISANTETA ESTATE QUIETA (Vicente Escrivá, 1979) es la secuela la popularísima comedia El virgo de la Visanteta, que muestra la viudez de Visanteta y cómo todo el pueblo se empeña en buscarle marido; CON EL CULO AL AIRE (Carles Mira, 1980), una película con todo lo que el mediterráneo aporta: picardía, alegría y escatología, en una fábula sobre la locura y la sexualidad, protagonizada por Ovidi Montllor; PROFESOR EROTICUS (Luis María Delgado, 1981), una delirante comedia sobre las contradicciones de las personas respecto a las relaciones amorosas; DE NIÑA A MUJER (Carlos Aured, 1982), sobre el despertar sexual de tres adolescentes; LA MUJER DEL JUEZ (Francisco Lara Polop, 1984), sobre la melancolía que asedia a una mujer en una ciudad de provincias, de la que sólo logra escapar gracias a un joven que le devuelve las ganas de vivir o LA LOLA NOS LLEVA AL HUERTO (Mariano Ozores, 1983), una de las populares comedias de Pajares y Esteso, esta vez ejerciendo de padres del mismo hijo y amantes de la misma mujer.
Algunas de estas películas, sin embargo, prefirieron ambientar sus historias en algunos momentos de nuestra historia reciente, mostrando divertidas interpretaciones de nuestros hechos históricos. Así, por ejemplo, LA VIUDA ANDALUZA (Francesc Bellmunt, 1976), una adaptación en clave erótica de la novela renacentista La lozana andaluza de Francisco Delicado; CUENTOS DE LAS SÁBANAS BLANCAS (Mariano Ozores, 1977), con Manolo Otero y Bárbara Rey, una divertida comedia histórica, ambientada en un pueblo de Castilla en la Edad Media o QUE NOS QUITEN LO BAILAO (Carles Mira, 1983), una comedia alegre, con elementos de humor absurdo, ambientada en el periodo de la dominación musulmana de la Península.
Pero en algunas ocasiones, los cineastas se valían del cine erótico para mostrar una visión de la sociedad del momento, mostrando cómo todas las circunstancias vitales convergían, desde las emocionales hasta las políticas. Este es el caso por ejemplo de CAPERUCITA Y ROJA (Luis Revenga y Aitor Goiricelaya, 1976), una adaptación de una obra de éxito en el circuito de teatro alternativo, que mostraba una lectura a la vez picarona y política del famoso cuento de Perrault. Otra lectura política contenía LA MUCHACHA DE LAS BRAGAS DE ORO (Vicente Aranda, 1980), en la que un antiguo jerarca del franquismo se debate entre falsificar su biografía o entregarse a la pasión que le desata una joven veinteañera. Pero es LA MUJER DEL MINISTRO (Eloy de la Iglesia, 1981) la película que más lejos llevó la reflexión política y el erotismo, mostrando la hipocresía de la clase dirigente respecto a su vida íntima. En este grupo destaca el díptico de Joaquín Coll Espona compuesto por EL FASCISTA, LA BEATA Y SU HIJA DESVIRGADA (1978) y EL FASCISTA, DOÑA PURA Y EL FOLLÓN DE LA ESCULTURA (1982), donde se mostraba el difícil acomodo que tenían los nostálgicos del régimen en los nuevos tiempos en los que la juventud empezaba a aprender lo que era la libertad, en todas sus facetas.
En esta línea destaca Frances Bellmunt, un director que ha intentado siempre mostrar cómo el erotismo ha marcado la diferencia en la mentalidad de las distintas generaciones, especialmente durante el periodo de la Transición. A través de sus películas podemos entender qué significaron para la juventud esos años en los que el país se abría a la libertad. FlixOlé presenta su trilogía de la Transición, alguna de ellas auténticas obras de culto: LA ORGÍA (1978), SALUT Y FORÇA AL CANUT (1979), LA QUINTA DEL PORRO (1980).
Pero si hay un director que represente el erotismo en el cine español, ése es Vicente Aranda, quizá el director que más lejos ha llevado la representación de la sexualidad y de todos los abismos que a veces conlleva. De Aranda presentamos varias películas, como EL AMANTE BILINGÜE (1993), adaptación de Juan Marsé, sobre los intentos de un hombre por recuperar a su mujer, aunque sea perdiendo la identidad; LA PASIÓN TURCA (Vicente Aranda, 1994) con Ana Belén, una popularísima película, adaptación de la novela de Antonio Gala, que mostraba la contradicción entre la moral heredada y a las necesidades vitales; LA MIRADA DEL OTRO (1998) con Laura Morante y José Coronado, sobre una mujer libre que sin darse cuenta entra en una espiral de autodestrucción y sobre todo AMANTES (1991), uno de los grandes clásicos contemporáneos, en los que el erotismo y la sexualidad son el reverso de la violencia y la muerte.
Junto a las películas de Aranda y al cine erótico de la Transición, también presentamos varios clásicos del erotismo en el cine contemporáneo, películas muy populares en el momento de su estreno, como LUCIA Y EL SEXO (2001) y HABITACIÓN EN ROMA (2010), ambas de Julio Medem; LAS EDADES DE LULÚ (Bigas Luna, 1990), adaptación de la conocida novela de Almudena Grandes o ENTRE LAS PIERNAS (Manuel Gómez Pereira, 1999), con Victoria Abril y Javier Bardem. De los años noventa también mostramos la más desconocida pero muy reivindicable SEDUCCIÓN MORTAL (Antonio García Molina, 1997), uno de los últimos papeles de Nadiuska, en una película que mezcla el cine erótico con el thriller más sofisticado.
Todas estas películas están disponibles en FlixOlé en versiones digitalizadas, con la mejor calidad de imagen y sonido.
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FlixOlé presenta las distintas adolescencias en el cine con “Generación Z: Los reyes del Tik Tok”
Poco queda ya de aquellos diarios a través de los cuáles los adolescentes volcaban todas las anécdotas y deseos que tenían en su día a día. Ahora, lo más parecido que hay de esas hojas de cuaderno son las redes sociales. La brecha entre el joven de ayer y de hoy no ha pasado desapercibida en el mundo del cine, industria que ha sabido reflejar con tino los cambios de las pubertades. Este recorrido por el séptimo arte ha llevado a FlixOlé a presentar la colección “Generación Z: Los reyes del Tik Tok”.
Cerca de 40 películas componen esta colección cuyos protagonistas son los propios jóvenes, acercando al espectador el gran abanico de vivencias que experimentan los adolescentes en su camino hacia la madurez. Este proceso en el que se entremezclan alegrías y penas, inseguridades y valentonadas, ha dado para escribir numerosos guiones que fotografían la juventud desde distintos puntos de vista.
La sexualidad ha sido uno de los principales temas a tratar por el cine a la hora de abordar la adolescencia. Cesc Gay se adentró en esa edad con Krámpack (2000), donde muestra a dos jóvenes cuya inocencia se va diluyendo a medida que van conociendo el amor y los celos. Por su parte, los protagonistas de Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001) inician ese viaje hacia la madurez y el apetito carnal, contando con Maribel Verdú como tutora.
Igualmente, la creatividad también es un buen conductor hacia la sexualidad, como puede apreciarse en El camino de los ingleses (Antonio Banderas, 2006) o en Castillos de cartón (Salvador García Ruiz, 2009).
Víctimas del drama
Por otro lado, si los guionistas de la adolescencia echasen ahora la vista a la calle, detectarían que la falta de oportunidades se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los jóvenes en la actualidad. La desmotivación que genera es un sentimiento que ya sufrieron algunos adolescentes en la Transición, quienes encontraron en la delincuencia una vía para salir adelante.
El cine quinqui reflejó en gran medida este drama. En Colegas (1982) y en La estanquera de Vallecas (1987), Eloy de la Iglesia se haría eco de las dificultades a las que se enfrentaba parte de la juventud en los 80′, recurriendo para ello a historias de chicos que se metían en toda clase de líos con tal de tener para vivir. Décadas después, Alberto Rodríguez retomaría con 7 vírgenes (2005) ese cine sobre los bajos fondos en una Sevilla más cercana en el tiempo.
Y es que a veces se tiende a culpar a los jóvenes de muchos de los problemas que arrastra la sociedad, cuando en realidad son víctimas de los males que la aquejan. Montxo Armendáriz hizo su particular reflexión sobre la juventud en Historias del Kronen, película cuyos protagonistas son presa de los excesos del conocido lema ‘sexo, drogas y rock&roll’.
Este tipo de dramas relacionados con las drogas y las historias callejeras han inspirado multitud de relatos en el cine español: Salto al vacío y Asfalto (Daniel Calparsoro, 1995 y 2000) o largometrajes como Antártida (Manuel Huerga, 1995), o Mentiras y gordas (Alfonso Albacete y David Menkes, 2009) donde la droga es un refugio para sus protagonistas ante esta la falta de oportunidades en la época llena de dudas e inseguridades que supone la adolescencia.
Sentimientos y familia
Si intensas son las experiencias que puede vivir un adolescente, no lo son menos los sentimientos que alberga su cuerpo de cristal. Más si cabe para un joven que ha alcanzado la mayoría de edad aislado del mundo debido a la rara enfermedad neurológica que padece, línea argumental que propone Santi Amodeo en Cabeza de perro (2006).
En esta última cinta el espectador también se topa con uno de los pilares fundamentales en la vida de todo adolescente: la familia. Dicho eje vertebrador ha estado presente en largometrajes como Carreteras secundarias (Emilio Martínez-Lázaro, 1997), Felices dieciséis (Ken Loach, 2002), Eres mi héroe (Antonio Cuadri, 2003) y en Héctor (Gracia Querejeta, 2004).
Todas estas películas, y muchas otras, se pueden disfrutar en la mejor calidad a través de la colección de FlixOlé “Generación Z: Los reyes del Tik Tok”.
Todas estas películas están disponibles en FlixOlé en versiones digitalizadas, con la mejor calidad de imagen y sonido.
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Rememora las películas bélicas más emocionantes con FlixOlé
El cine, por su dinamismo y su espectacularidad, ha sido el arte que más y mejor ha mostrado la guerra, tanto por el heroísmo y la integridad moral de sus hombres como por sus horrores inhumanos. La guerra es un escenario donde ningún hombre sabe cómo va a reaccionar, y por eso las películas bélicas han sido un género muy en boga durante gran parte de la historia del cine, porque unía el drama personal con la acción aventurera.
Además, las películas bélicas, con sus héroes, sus efectos especiales, y su capacidad de llevarnos a otros mundos, es un género que está en el origen de la cinefilia de muchos espectadores, que han crecido viendo películas donde los hombres sacaban lo mejor de sí mismos para hacer frente a las peores adversidades. Como homenaje a ese género y a esos cinéfilos que tanto le deben, FlixOlé lanza la colección “En pie de guerra”, donde se hace un exhaustivo repaso a el cine bélico, desde sus clásicos más relevantes a las películas más recientes.
El cine bélico fue uno de los géneros canónicos de la Edad de Oro del cine americano, los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Y de esos años son la gran novedad que presenta FlixOlé, una serie de películas que harán las delicias de los aficionados, y que vuelven a estar disponibles, en copias extraordinarias. Hablamos de clásicos que hablan sobre el honor, la lucha y la valentía, como LOS CAÑONES DE NAVARONE (J. Lee Thompson, 1961), protagonizada por Gregory Peck, David Niven y Anthony Quinn; MAYOR DUNDEE (Sam Peckinpah, 1965), con Charlton Heston, Richard Harris y James Coburn; LA NOCHE DE LOS GENERALES (Anatole Litvak, 1966), con Peter O’Toole y Omar Sharif; MANDO PERDIDO (LOS CENTURIONES) (Mark Robson, 1966) con Anthony Quinn y Alain Delon; LA BATALLA DE ANZIO (Edward Dmytryk, 1968), con Robert Mitchum y Peter Falk o CADENAS DE LIBERTAD (J. Lee Thompson, 1969) protagonizada por David Niven, en el papel de un agente británico que decide salvar a judíos para escapar de los campos de concentración. Películas inolvidables que devolverán la pasión por las películas de guerra.
No son los únicos clásicos que ofrecemos. También se podrán ver LA PATRULLA PERDIDA (John Ford, 1934), con Victor Mclaglen y Boris Karloff, a cargo de una división perdida en el desierto; GUNGA DIN (George Stevens, 1939), con Cary Grant, Victor Mclaglen y Douglas Jr. Fairbanks, sobre la aventura de tres soldados que toman la avanzadilla para defender a su tropa; BOMBARDEROS (Richard Wallace, 1942) con Robert Ryan, sobre la necesidad de actualizar los viejos códigos militares y las formas de aprendizaje; LA PATRULLA DEL CORONEL JACKSON (Edward Dmytryk, 1945) con John Wayne, Anthony Quinn, que cuenta una batalla real de la II Guerra Mundial o EL MOTÍN DEL CAINE (Edward Dmytryk, 1954), una de las últimas películas de Humphrey Bogart, sobre la moral, la justicia y el sentido del honor.
Esos mismos años cuarenta vieron el auge del cine bélico en el cine español, con obras muy marcadas por el recuerdo de la entonces reciente Guerra Civil. Este ciclo de cine bélico español empieza con FRENTE DE MADRID (Edgar Neville, 1939), una película hasta hace muy poco desaparecida y recientemente recuperada, un título mítico de nuestro cine y una joya a descubrir, en la que Edgar Neville apuesta por una idea de reconciliación nacional muy avanzada para la época. Seguimos con SIN NOVEDAD EN EL ALCÁZAR (Augusto Genina, 1940) que es ofrecida en una copia restaurada directamente desde el negativo con una exquisita calidad de imagen. También se podrá ver otro clásico, LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS (Antonio Román, 1945), sobre el sitio de Baler durante la Guerra de 1898, una inolvidable película que recientemente ha merecido una adaptación. Por último, ofrecemos dos películas posteriores, pero igualmente importantes, LA PAZ EMPIEZA NUNCA (León Klimovsky, 1960), con Adolfo Marsillach y Concha Velasco, un melodrama donde el amor y la rivalidad entre hombres se confunden con los hechos que se dieron en los primeros días de la guerra, y POSICIÓN AVANZADA (Pedro Lazaga, 1965), en la que los dos bandos enfrentados deciden darse una tregua, recuperando el tono conciliador de la película de Neville.
También el cine italiano ha ofrecido grandes clásicos del cine bélico, muchas veces con una intención moralizante, como EL GENERAL DE LA ROVERE (Roberto Rossellini, 1959), protagonizada por el gran Vittorio de Sica, sobre un impostor que se acabó creyendo su papel; CHACALES DEL DESIERTO (Armando Crispino, 1962), con Lee Van Cleef, que rememora una batalla de la II Guerra Mundial, y CORBARI (Valentino Orsini, 1970), el biopic del famoso guerrillero partisano. También ofrecemos el clásico francés, UN TAXI PARA TOBRUK (Denys de la Patelliere, 1961), con Lino Ventura y Charles Aznavour, sobre la poca distancia emocional que a veces separa a los considerados enemigos.
El cine bélico ha llegado hasta nuestros días, lo que prueba su vitalidad y su engarce con el público. De años recientes ofrecemos ejemplos como MÁS ALLA DEL DEBER (David L. Cunningham, 2001), con Robert Carlyle y Kiefer Sutherland o JOY DIVISION: ESCUADRÓN LETAL (Reg Traviss, 2006), reconstrucción de un triste episodio de la II Guerra Mundial. O dentro del cine español, GUERREROS (Daniel Calparsoro, 2002), con Eloy Azorín, Eduardo Noriega y Rubén Ochandiano, una película ambientada tras la Guerra de Kosovo, en la que un grupo de soldados españoles ha de reparar un generador eléctrico, pero cuando surgen los problemas, su supuesta neutralidad no es una garantía.
Pero el cine bélico también tiene su reverso, que es el anti belicismo, películas que muestran que una guerra es una catástrofe humanitaria donde al final nadie gana. Conscientes de ello, también incluimos en esta colección el clásico de los años setenta, JOHNNY COGIÓ SU FUSIL (Dalton Trumbo, 1971), una de las películas más conmovedoras y duras de la historia.
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