ESPECIAL CENTENARIO
JOSÉ LUIS LÓPEZ VÁZQUEZ

Se suele decir que “cada maestrillo tiene su librillo”. Aunque ese no es el caso del ya centenario José Luis López Vázquez, quien a falta de método concreto, y sin proponérselo, cautivó al espectador con su espontaneidad interpretativa. Con y sin bigote, encadenando astracanadas o silencios que valían más que mil palabras, su presencia en la memoria de toda persona cinéfila se antoja imprescindible.
Este mes de marzo 100 años del nacimiento de José Luis López Vázquez. Como fieles admiradores, esclavos, amigos y siervos de su filmografía, hemos preparado un especial monográfico que aborda el sinfín de chascarrillos y solemnes rostros que interpretó el actor.
Cuesta imaginar al cine español sin la complicidad de la comedia. Ya ejerza con fines escapistas, satíricos o caricaturescos, el humor ha acompañado en mayor o menor medida a las producciones cinematográficas prácticamente desde que el invento de los hermanos Lumière aterrizó en nuestro país. A pesar de que a nadie le amarga un buen chascarrillo en pantalla, el género no ha gozado de la solemnidad de sus coetáneos cinematográficos, o al menos eso es algo que siempre lamentó el cómico centenario José Luis López Vázquez.
Capaz de parlotear y encadenar hilarantes situaciones en pantalla, José Luis López Vázquez adquiría un carácter más reservado de puertas para dentro. Parco en palabras a la hora de hablar sobre su persona y profesión, no se prodigaba en detalles ni anécdotas. José Luis López Magerus, hijo del centenario actor, abre el mundo interior de López Vázquez y nos explica cómo se convirtió en uno de los mejores actores de nuestro cine.
La década de los 60’s daba sus últimos coletazos cuando un nuevo cine español llamó a la puerta de José Luis López Vázquez. Entre aspavientos y disparatadas verborreas, el artista comenzó a experimentar con otro tipo de registros, los cuales se alejaron de las españoladas que tanta popularidad le habían proporcionado; y de las otras tantas comedias costumbristas que ya advertían de su camaleónica personalidad interpretativa.