La icónica trilogía de cine quinqui, Perros callejeros, se estrena en FlixOlé

FlixOlé estrena la trilogía quinqui Perros callejeros

La plataforma incorporará a su catálogo el próximo 4 de abril las tres películas dirigidas por José Antonio de la Loma y protagonizadas por ‘El Torete’: Perros callejeros, Perros callejeros II y Los últimos golpes de El Torete (Perros callejeros III)

«¡Dale caña, Torete!», el grito de guerra del cine quinqui regresa con el estreno de la trilogía Perros callejeros en FlixOlé. La saga con la que De la Loma y el delincuente juvenil apodado ‘El Torete’ dieron el pistoletazo de salida a uno de los subgéneros más singulares de la cinematografía española llega a la plataforma el viernes 4 de abril.

A través de los títulos Perros callejeros (1977), Perros callejeros II (1979) y Los últimos golpes de El Torete (Perros callejeros III) (1980), FlixOlé presenta y recorre el arco completo del fugitivo adolescente interpretado por Ángel Fernández Franco: desde sus primeros tirones de bolsos y asaltos a bancos, hasta sus palos junto a ‘El Vaquilla’. Convertidas en todo un fenómeno social y cultural, estas películas inyectaron altas dosis de acción y también de realidad a una gran pantalla que reflejó la cara menos amable de la Transición española, donde los aires de cambio y modernidad no soplaron por igual entre la población.

En ese país de los años setenta y ochenta que caminaba hacia la democracia había una parte de la sociedad, la hacinada en suburbios del extrarradio urbano, que padeció la falta de servicios públicos, el azote del desempleo y los estragos de la droga. La incapacidad del Gobierno para atender las necesidades de esos barrios marginales, sumado a la falta de oportunidades, propició un ambiente hostil del que la juventud intentó salir por medio de la violencia.

La crónica de esas vidas adolescentes al margen de la ley fue llevada al cine por José Antonio de la Loma. Curtido en los géneros de acción y policíaco, el director creó en torno al problema de la criminalidad juvenil toda una iconografía audiovisual que ha pervivido hasta la actualidad y que marcaría los inicios del denominado cine quinqui.

La insólita película que lo empezó todo: Perros callejeros

Tras bucear por las fichas policiales y entablar contacto directo con algunos de los rostros más buscados por la Justicia, De la Loma quedó impactado por las historias del número uno en el ranking de delincuencia juvenil: Juan José Moreno Cuenca, conocido como ‘El Vaquilla’. Éste llegó a convivir durante una semana con la familia del cineasta, quien decidió rodar un filme inspirado en las correrías del quinqui más famoso de Barcelona.

Aquella película llevó por título Perros callejeros y puso en el centro del relato a los propios delincuentes. Tanto es así que el reparto estuvo encabezado por los mismos adolescentes que copaban las páginas de sucesos en los diarios y revistas. De la Loma quiso que ‘El Vaquilla’ protagonizase el largometraje, pero las continuas entradas y salidas de prisión imposibilitaron que pudiese participar en la producción. Así fue cómo el papel principal de Perros callejeros recayó en otro nombre fichado por la policía: Ángel Fernández Franco, alias ‘El Trompetilla’.

Rebautizado en la cinta como ‘El Torete’ —en un claro homenaje al apodo de Moreno Cuenca—, Fernández Franco se interpretó a sí mismo en una película en la que éste y una pandilla de quinceañeros se dedican a robar bolsos, dar palos en tiendas y a entrar y salir de los correccionales.

El resultado fue una insólita cinta en la que convivían el realismo y el cine de explotación. Mientras que el desparpajo de los actores no profesionales y las localizaciones aportaron naturalidad y autenticidad a la historia, las espectaculares persecuciones y la inclusión de escenas explícitas de sexo y drogas saciaron el morbo de un público deseoso de ver imágenes prohibidas durante décadas por la censura franquista.

Al margen del cine que se hacía y de la idílica visión de la Transición, De la Loma apadrinó con Perros callejeros un subgénero de denuncia social en el que, sin renunciar a ciertas cotas de sensacionalismo, mostró con crudeza una verdad silenciada en la época: la delincuencia juvenil.

Trilogía de culto

El largometraje tuvo una gran acogida entre el público; principalmente entre la población joven, que sintió la película como un reflejo de la realidad con la que convivían. Fue uno de los más taquilleros el año de su estreno, y recaudó centenares de millones de pesetas. Tal fue el éxito que se realizaron dos títulos más: Perros callejeros II y Los últimos golpes de ‘El Torete’ (Perros callejeros III).

Ambas secuelas daban continuidad al historial delictivo de ‘El Torete’. Para entonces, personaje y actor ya formaban parte del imaginario colectivo, popularidad que quedó especialmente representada en la segunda parte de la trilogía. Además de hacer coincidir en pantalla a ‘El Trompetilla’ con ‘El Vaquilla’ (interpretado por Bernard Seray) mediante espectaculares escenas de acción, Perros callejeros II hizo un guiño a la mitificación del quinqui que se enfrentaba al sistema y luchaba por su libertad; convirtiéndose en un (anti)héroe, dentro y fuera de la gran pantalla.

La tercera entrega cerró el arco con ‘El Torete’ y ‘El Vaquilla’ (de nuevo interpretados por Fernández Franco y Seray) pugnando por ver quién protagoniza las persecuciones y atracos más alocados. Adulterada con más secuencias de acción y sexo, la película también introdujo hilarantes episodios cómicos al tiempo que plasmó las distintas posturas de los medios de comunicación a la hora de abordar la delincuencia juvenil.

Colección de cine quinqui

Perros callejeros sentó las bases de una corriente del cine español que no ha perdido un ápice de su popularidad y convirtió a De la Loma en padre del cine quinqui. Con la llegada de la trilogía al catálogo de la plataforma especializada en cine español, FlixOlé facilita el acceso del público a estas películas de culto que han marcado a varias generaciones. Y lo consigue haciendo coincidir el estreno de las tres películas de ‘El Torete’ con la presentación de una colección dedicada al cine quinqui.

En la misma estarán disponibles cerca de una treintena de emblemáticos títulos, entre los que se encuentran los dirigidos por Eloy de la Iglesia, el otro pilar de este subgénero de acción: Navajeros (1980), Colegas (1982), El pico I y II (1983 y 1984, respectivamente), La estanquera de Vallecas (1987); como también largometrajes firmados por autores como Carlos Saura, con Deprisa, deprisa (1981); Vicente Aranda, y sus filmes El Lute: camina o revienta (1987) y El Lute II: Mañana seré libre (1988); películas quinquis menos conocidas, como Chocolate (Gil Carretero, 1980) o documentales sobre aquel movimiento, como Quinqui Stars (Juan Vicente Córdoba, 2018).

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