FlixOlé entrevista a Isabel Coixet desde el 71ª Festival de San Sebastián. La directora presenta a competición del Festival su última película 'Un amor', adaptación de la novela homónima de Sara Mesa que tanto éxito ha tenido en los últimos años. En el reparto de la película están Laia Costa, Hugo Silva, Hovik Keuchkerian e Ingrid García-Jonsson.
¿Cómo estás recibiendo la acogida de Un amor en este Festival de San Sebastián?
Procuro pasar de las reacciones, no mirarlas, porque llega un momento que uno te dice una cosa, otro te dice otra y no sé… Yo creo que sé muy bien la película que he hecho. Evidentemente quieres gustar, pero si lees las críticas buenas, te engaña; si lees las malas, se deprime. Si lees todas, no sabes dónde estás. Procuro no mirar ninguna.
Un amor adapta la novela homónima de Sara Mesa, pero también tiene reminiscencias de filmes tuyos como La vida secreta de las palabras y La librería. ¿Cómo ha sido llevarla a tu terreno y convertirla en una película?
Ha sido un proceso muy bonito. Cuando trabajas con algo que admiras, que te gusta y con con lo que te identificas, no te acuerdas de las dificultades. Yo he adaptado el guión con Laura Ferrero, y creo que hemos hecho una adaptación desde la admiración y el respeto, pero también siendo muy conscientes de que esto es una película; esto no es un libro y no puede ser una fotocopia del libro. Yo me lo he pasado muy bien escribiendo y rodando. Cuando tienes que hablar de lo que has hecho, ya llega el momento ese de que escuchas tu voz desde lejos y dices “¿Pero quién es esta mujer?”.
Hemos hecho una adaptación desde la admiración y el respeto”
Sobre Nat, la protagonista, es su personaje con contradicciones continuas que lleva al espectador a empatizar con ella, pero también a no entender algunas de sus decisiones ¿Qué cualidades tenía Laia Costa que te hicieron directamente decantarte por ella para encarnar al personaje?
Es que en la vida la gente se equivoca todo el rato: tomas decisiones de mierda. Tú pensar que te vas al campo y todo va a ser bonito. Pues no. Los adultos, durante toda nuestra vida y hasta que nos morimos, tomamos decisiones completamente idiotas. Si tú las tomas en tu vida cotidiana no pasa nada, pero si eres, no sé, presidente de algo, tus decisiones afectan a la vida de los demás.
Sobre Laia: es extraordinaria. Hice con ella Foodie Love y lo pasamos muy bien, nos divertimos mucho. Descubrí a una actriz y mujer extraordinaria. Sinceramente, para este personaje era la mejor.
Una pareja con química
El machismo, o los micromachismos del día a día, están muy presentes en esta película en la que también se aborda el ambiente rural, vivido con cierta hostilidad. ¿Cómo has querido abordar estos temas?
Yo diría micromachismo, pero también microagresiones generales: el personaje de la vecina es una mujer que está ahí como restregándole a la protagonista su vida perfecta. Son cosas que todas las mujeres hemos vivido: llegar a un hotel y que te pregunten si estás sola, dormir en una casa aislada y que alguien te diga al día siguiente si no has pasado miedo. Miedo es que alguien, teóricamente bueno, te diga “si no es contra ti, pero mejor que no nos vean contigo”. Yo esas cosas las he vivido, y las he vivido en mi ciudad. Para mí son cosas muy próximas. Al final acaban amargándote la vida.
En la película hay micromachismos, pero también microagresiones generales”.
Hay momentos de la película que son muy impactantes, sobre todo ciertas escenas de sexo. Hovik Keuchkerian mostraba cierto miedo en estas escenas ¿Cómo fue el rodaje en dichas situaciones?
No tengo ningún problema en rodar escenas de cama. He hecho otras películas con escenas que, yo creo, tienen una representación de la sexualidad muy libre, abierta, torpe. La sexualidad es un acto torpe, sucio, y yo creo que hay que enseñarlo así.
Hay una figura ahora que es el coordinador de intimidad. Yo pregunté si lo necesitaban los actores, y ellos dijeron que no. Yo tampoco lo necesito, porque para mí la sexualidad es parte de la vida. Me parece que unos actores adultos, con una directora adulta, pueden tener una conversación de adultos y hacer ese proceso relativamente sencillo. Es verdad que Hovik, como no había rodado escenas de ese tipo, tenía un poco una empanada mental de lo que iba a hacer; pero luego lo hablamos los tres muy tranquilamente e hicimos lo que teníamos que hacer.
Se tratan algunos temas que pueden ser incómodos para el gran público. ¿Qué te gustaría cambiar con Un amor?
Soy muy consciente de que ya no puedo cambiar el mundo, pero sí que lo puedo explicar. Y yo creo que lo que intento con mis películas es explicarlo, y explicármelo: que seamos conscientes de los grandes problemas (que está pasando en Irán, Afganistán o Yemen), lo que pasa en nuestro barrio, donde hay tremendas historias y tremendo sufrimiento. Lo que sí creo es que podemos arreglar cómo vemos a los demás, cómo les respetamos y cómo de juzgamos enseguida. Eso es lo que me gustaría.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Proyectos hay muchos, pero están todos como en el aire. Tengo un proyecto de una adaptación de una novela de Elena Ferrante con Penélope Cruz que esperemos que se haga, pero todo está muy en el aire.
Como plataforma especializada en películas españolas, nos gustaría que nos pudieses decir tres películas que destacarías del cine español…
Voy a elegir tres que me parecen obras maestras y precursoras de muchas cosas: El verdugo, El desencanto y Madregilda. Creo que son tres películas que por diferentes motivos son clásicos. Tengo que decir que una de ellas, El verdugo, se la llevé en un DVD a Martin Scorsese y se la descubrí.
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