
Ya con un premio Goya debajo del brazo, Laia Costa se ha convertido en una de las grandes actrices del cine español. Ahora protagoniza 'Un amor' de la mano de Isabel Coixet, película basada en la novela homónima de Sara Mesa. Uno de esos papeles que marcan una carrera, tal y como nos comenta la actriz en esta entrevista desde el Festival de San Sebastián.
¿Cómo te llegó el proyecto de parte de Coixet? ¿Tenías referencias del libro de Sara Mesa?
El proyecto me llegó porque Isabel me dijo que había leído Un amor y quería hacer una peli sobre ella. Que estaba pensando en comprar los derechos, y que si me sumaba al proyecto. Entonces me compré la novela y la leí en una noche; no sabía nada de Sara Mesa hasta entonces, y luego pude leer toda su literatura y es increíble.
Me parece una unión creativa de dos genias que me ha dado muchísimo material, porque escritura y cine son dos artes muy diferentes, que tienen herramientas muy distintas, y que siento que se han retroalimentado para mi proceso de creación del personaje. El libro tiene todo este pensamiento interno de Nat, el personaje principal, y a través de él vamos conociendo lo que ocurre en ella.
En la película no hay eso, ni siquiera la voz en off que puede ser uno de los referentes de Coixet, pero sí que Isabel introdujo ciertos cambios, como la profesión de Nat, la cual moldea de una manera muy específica y tiene coherencia con todas las acciones personales que sufre el personaje y las reacciones que tiene. También cierta manera de explicar esa narrativa fílmica que tiene ella, que es muy de su mundo cinematográfico y siento que juega totalmente a favor de mi trabajo.
Nat es uno de los personajes más complejos de tu carrera. ¿Qué nos puedes contar sobre ella?
Yo creo que es un trabajo de empatía que se le exige al espectador, tanto en la novela como en la película. Sabemos que llega de cero a un lugar, empezando una nueva vida; sabemos que ha dejado un trabajo y eso está explicado al inicio de la película. Pero no entendermos por qué se comporta así, también porque hasta en lo más sencillo la juzgamos.
También tenemos a todos estos personajes satélite que participan, que vestidos de amabilidad no evitan todas esas violencias domésticas. Como el casero que le dice: “¿y no has pasado miedo aquí, sola?” Y claro, piensas: “¿Y debería haber pasado miedo?”. Que llegue una mujer sola y sin ninguna razón aparente a un lugar nuevo, no lo aceptamos. Necesitamos entender por qué. Y de ahí va escalando la película a todo el viaje que hace la heroína.
Que llegue una mujer sola y sin ninguna razón aparente a un lugar nuevo, no lo aceptamos”.
Por eso, siento que es muy fácil juzgar y que la empatía, en este caso, es un ejercicio de querer entender a la protagonista. Yo, como intérprete, cuando empiezo a investigar en su profesión -ella es traductora simultánea en una oficina de mediación para refugiados-, me doy cuenta de que ese tipo de perfiles profesionales tienen un diagnóstico clínico respecto a la salud mental muy severo, muy extremo. Y yo desconocía absolutamente todo sobre eso. Y todo ello va muy en línea con las reacciones de Nat.
También me reuní con un doctor de la Universidad de Minnesota que había trabajado durante 15 años con supervivientes de la tortura para ayudarlos a tener una vida normal, dentro de lo posible.Y él me decía que, con todas las horas que tuvo que dedicar a este tipo de historias durante 15 años, le pasaban mucha factura en lo emocional. Y, cuando conocí toda esta realidad, comencé a entender perfectamente al personaje.
Aun así, lo que me gusta de la película es que este conflicto está ahí para quien lo quiera ver: esa historia de la refugiada, esa jerarquía del dolor que es uno de los grandes temas de la filmografía de Coixet, también la violencia doméstica del día a día que se ve en los vecinos de Nat…
Un éxito de equipo
En el rodaje has tenido que afrontar escenas complicadas de violencia y sexo. ¿Cómo lo has sobrellevado?
Yo creo que nadie rueda las escenas de sexo como Isabel Coixet. Yo siento una libertad absoluta para rodar este tipo de escenas con ella; ya en Foodie Love nos conocimos e hicimos este tipo de escenas, aunque con una naturaleza totalmente distinta .Pero es muy liberador cuando tienes confianza real con la directora y el otro actor. Cuando hay esta confianza verdadera sabes que casi no tienes que hablar; la otra persona te sostiene y sabes que en sus manos estás segura. Todo eso hace que no haya ningún problema.
Las escenas de sexo de la película me parecen muy interesantes porque explican, a nivel narrativo, muchas cosas del personaje femenino: de sus contradicciones y de los deseos femeninos en general. Y también está esa historia de amor que hay con Andreas (Hovik Keuchkerian), sobre la que no he visto tantos ejemplos parecidos en el cine tan complejos como este.
Las escenas de sexo explican muchas cosas del personaje femenino”.
Vuelves a ponerte en la piel de una mujer en el entorno rural. ¿Es casualidad o te atraen más este tipo de proyectos?
Yo siento que son papeles que para una actriz son un regalo. Para mí son heroínas que tienen toda una narrativa dispuesta a su viaje, con unas directoras increíblemente interesantes y que no tienen nada que ver las unas con las otras. Las historias, los personajes, son totalmente distintos, pero son protagonistas absolutas y siento que haces un viaje muy intenso y muy profundo con ellas. Quizá con otro tipo de personaje u otro tipo de proyecto no haces tal viaje, porque además esto es cine de autora, 100% independiente.
Estos proyectos no están basados en algoritmos que sabemos que funcionan de cara a la audiencia, y es una propuesta muy arriesgada por parte de estas productoras que se lanzan al vacío para producir este tipo de proyectos. Entonces, me siento muy afortunada de estar en ellos porque es muy difícil que salgan adelante.

Te has convertido en una de las grandes actrices del cine español. ¿Cómo lo estás afrontando?
Lo estoy llevando con mucho disfrute porque me siento una privilegiada. Y muy afortunada, porque estoy rodeada de equipos humanos magníficos. Algo que me encantó en Cinco lobitos y que estoy viviendo aquí también es que está todo el equipo al completo, son proyectos de equipo. Siento que todo eso es muy importante. El cine es un trabajo de equipo, y poder disfrutar de las promociones y los festivales al conjunto, es una experiencia vital totalmente distinta a si la haces en soledad; no cambiaría por nada hacerlo en equipo.
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